Relevo en el CNI
Saiz dimite empujado por el Gobierno, que hace pocas semanas le confirm¨® en el puesto
El director del Centro Nacional de Inteligencia, Alberto Saiz, ha presentado su dimisi¨®n apenas dos meses y medio despu¨¦s de que el Gobierno lo confirmase en el cargo. La decisi¨®n de prorrogar su mandato fue adoptada por el Ejecutivo cuando ya algunos medios de comunicaci¨®n se hab¨ªan hecho eco de las denuncias an¨®nimas sobre las supuestas irregularidades cometidas por Saiz, que finalmente han llevado a su abandono pese a las explicaciones que ofreci¨® en la comisi¨®n de Defensa del Congreso. Adem¨¢s, se trataba de la primera vez que, desde la aprobaci¨®n de la ley que regula los servicios de inteligencia, un director continuaba m¨¢s de cinco a?os en el puesto. Mientras todos estos hechos parec¨ªan indicar que el Gobierno apostaba por la continuidad de Saiz, las declaraciones del presidente Zapatero y su negativa a respaldarle en la gesti¨®n de la crisis daban a entender lo contrario, sumando as¨ª confusi¨®n pol¨ªtica a la delicada situaci¨®n interna que atraviesa el centro y al acoso que padece desde fuera.
El Gobierno cometi¨® un error de c¨¢lculo al confirmar a Saiz sabiendo que la campa?a orquestada contra ¨¦l, sean ciertos o no los hechos que se le imputan, no har¨ªa m¨¢s que redoblarse. Dio a entender que se aprestaba a librar un pulso que, en realidad, no estaba dispuesto a entablar, propiciando que el asunto se pudriera y que todas las partes redoblaran sus apuestas, sin preocuparse del coste interno e internacional para el centro. La negativa del presidente del Gobierno y de la ministra de Defensa a avalar la depuraci¨®n de 60 agentes del CNI refuerza adem¨¢s la tesis de la escasa confianza en Saiz. Tras la dimisi¨®n del director del CNI, el espionaje espa?ol se encuentra en el mismo punto que cuando se pudo proceder a su relevo, pero con un grave problema a?adido: los servicios secretos no pueden operar con eficacia en un clima de fronda interna como la que parece vivirse y que, por s¨ª solo, constituye una raz¨®n suficiente para sustituir al responsable.
El Gobierno ha decidido nombrar al general F¨¦lix Sanz Rold¨¢n como su sucesor en el puesto. Rold¨¢n es un militar con amplia experiencia internacional, adem¨¢s de haber desempe?ado algunas de las m¨¢s altas responsabilidades en el ¨¢mbito de la defensa. No se deber¨ªa criticar su nombramiento por el hecho de que proceda del Ej¨¦rcito: las Fuerzas Armadas de hoy no son las del inicio de la transici¨®n, y tan intolerable resultar¨ªa que determinados puestos del Estado quedasen reservados a sus miembros como que se les excluyera de ellos por principio.
La tarea que aguarda al general Sanz empieza por retirar al centro del foco de atenci¨®n p¨²blica y por acabar con la tormenta. Con independencia del fondo de las denuncias contra Saiz, los agentes que hayan podido estar implicados en el acoso al ex director, si los ha habido, no pueden recibir su relevo como recompensa. Han faltado al menos una vez al deber de reserva y eso constituye una falta muy grave para los profesionales del servicio secreto.
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