?Subir ( o bajar ) impuestos ?
Ya tenemos servido otro debate. Por desgracia se abri¨®, la semana pasada, con un n¨²mero de circo entre Gobierno y oposici¨®n en el Congreso. Esperemos que la continuaci¨®n sea mucho m¨¢s racional y mucho menos impregnada de t¨¢ctica, ya que el tema es demasiado importante para el futuro.
Hemos vivido en Espa?a unos 15 a?os de una situaci¨®n econ¨®mica buen¨ªsima, especialmente en t¨¦rminos de crecimiento de la renta, del consumo y de la inversi¨®n. Pero dos aspectos muy negativos han quedado ocultos: el gran tir¨®n del consumo y la inversi¨®n se ha hecho a base de endeudamiento privado, gast¨¢ndose el dinero de los pr¨®ximos a?os, y el crecimiento general de la renta ha ido acompa?ado de un aumento de la desigualdad, porque los beneficios y las plusval¨ªas han crecido mucho m¨¢s que los salarios y, dentro de ¨¦stos, los salarios altos se han distanciado m¨¢s de los bajos.
No es aceptable que un salario medio pueda pagar entre un 25% y un 35%, y una plusval¨ªa no pague nunca m¨¢s del 18%
Desde hace meses todos estamos ya m¨¢s o menos convencidos de que se acerca un tiempo dif¨ªcil, para corregir estos errores, poner orden en la econom¨ªa y marcar nuevas l¨ªneas de crecimiento futuro. Esto es lento y caro. Y esperamos que una parte de este trabajo nos lo hagan nuestros gobiernos, no s¨®lo liderando actuaciones anticrisis, sino sobre todo usando el dinero de los presupuestos -es decir, el de todos- en subsidios, subvenciones, est¨ªmulos e inversiones. As¨ª esperamos que sea, y as¨ª ser¨¢, o mejor dicho, as¨ª est¨¢ siendo ya.
Con menos ingresos, por la menor actividad econ¨®mica, y con m¨¢s gastos, los gobiernos espa?ol y catal¨¢n tendr¨¢n un d¨¦ficit grande y deber¨¢n endeudarse. Dos preguntas son evidentes: ?hasta d¨®nde? y ?c¨®mo se devolver¨¢ la deuda? No hay m¨¢s respuestas posibles que la devaluaci¨®n de la moneda, la bancarrota o un aumento de ingresos, es decir, subir los impuestos. Las dos primeras son te¨®ricas pero irreales (salir del euro ser¨ªa a¨²n peor, ya que nuestra deuda es en euros...) y por tanto la tercera es evidente. Para m¨ª el debate no es sobre si subir o no subir los impuestos. El debate es sobre qu¨¦ impuestos subir y a qui¨¦n. Para ir haciendo boca, quisiera recordar algunas cosas que parece que a veces se olvidan.
Los impuestos, adem¨¢s de su raz¨®n de ser, que es permitir que existan servicios p¨²blicos (escuelas, hospitales, carreteras, polic¨ªas, juzgados...), tienen al menos otras tres finalidades: disminuir las desigualdades gravando m¨¢s a los que m¨¢s ganan y transfiriendo rentas o servicios gratuitos a los que menos; orientar el consumo gravando m¨¢s productos da?inos (tabaco) o escasos (agua, carburantes), y estimular la econom¨ªa desgravando actividades que la favorezcan (creaci¨®n de puestos de trabajo, inversiones en investigaci¨®n). Si durante estos a?os se gastan muchos recursos p¨²blicos para solucionar la crisis, es fundamental que, al discutir de d¨®nde pueden salir estos recursos, volvamos la vista al pasado y luego al futuro, sin olvidar las tres finalidades mencionadas. Me limito a dos miradas r¨¢pidas.
Hacia el pasado, para constatar que los a?os precrisis han permitido enriquecimientos importantes en amplios sectores y que estos ingresos han estado sujetos a un impuesto muy bajo debido al invento de la doble escala para las plusval¨ªas. No es aceptable que un salario medio pueda pagar entre un 25% y un 35%, y sin embargo una plusval¨ªa, fruto de comprar algo hoy y venderlo m¨¢s caro la semana siguiente, no pague nunca m¨¢s del 18%. Esto es favorecer la econom¨ªa especulativa sobre la productiva. Es necesario corregir esta norma fiscal y conseguir que cuando afloren muchas de las plusval¨ªas gestadas durante estos a?os f¨¢ciles, se graven adecuadamente.
Y hacia el futuro para entender que nuestra econom¨ªa deber¨¢ intentar mantener el nivel de bienestar con una reducci¨®n importante del consumo de algunos recursos, sea por escasos, sea por responsables del deterioro medioambiental. En esta situaci¨®n, la tarifa y la fiscalidad sobre el consumo excesivo de estos recursos deber¨ªa ser aumentada. No se pueden prohibir (no s¨¦ si decir "por ahora") los veh¨ªculos particulares de gran consumo y de fuertes emisiones, pero se deben gravar fuertemente todos aquellos aparatos o servicios ineficientes en energ¨ªa, o en agua, estimulando as¨ª la innovaci¨®n hacia el consumo de otros m¨¢s eficientes.
Estos a?os deben ser creativos tambi¨¦n en el campo fiscal y no hay que limitarse a retoques.
Joan Maj¨® es ingeniero y ex ministro.
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