?Proteger al negro discriminando al blanco?
La sentencia del Supremo de EE UU sobre marginaci¨®n en la contrataci¨®n rompe d¨¦cadas de tradici¨®n - El m¨¢ximo tribunal recoge por primera vez el peligro del racismo inverso
"Ninguna persona deber¨ªa enfrentarse a discriminaci¨®n en el trabajo a causa de su raza". Cuando el Tribunal Supremo de EE UU emiti¨® una sentencia, el pasado lunes, con esta conclusi¨®n, cambi¨® sustancialmente la forma en la que el pa¨ªs ha tratado de compensar, desde los a?os sesenta, d¨¦cadas de esclavitud, racismo y segregaci¨®n contra los negros. Porque, despu¨¦s de seis a?os en los tribunales, un grupo de 29 bomberos, todos blancos, incluido un hispano, logr¨® demostrar que la ciudad que les contrat¨®, New Haven, les hab¨ªa discriminado para favorecer a otro grupo compuesto ¨ªntegramente por afroamericanos.
Tratando de escapar de una demanda por comportamiento racista, la autoridad de New Haven acab¨® protagonizando un caso de racismo inverso. "La voluntad de evitar la discriminaci¨®n inintencional no puede justificar la discriminaci¨®n intencionada", ha dicho el Supremo en su sentencia.
Nada hab¨ªa en el examen que no pudiera estudiar un negro, dijo un experto
Lo ir¨®nico es que la ley se cre¨® para proteger a las minor¨ªas
Cuando se exigi¨® el graduado escolar, se excluy¨® al 80% de afroamericanos
Bomberos blancos y de color dorm¨ªan en distintas dependencias
En invierno de 2003, esta ciudad organiz¨® dos ex¨¢menes orales y escritos para ascender a un grupo de bomberos locales a los rangos de teniente y capit¨¢n. Los que acertaran m¨¢s de un 70% de las preguntas aprobar¨ªan. De ellos, y por estricto orden descendente de nota, los 15 mejores ser¨ªan ascendidos. En las pruebas para teniente aprobaron 25 blancos, seis afroamericanos y tres hispanos. En las de capit¨¢n, fueron 16 blancos, tres negros y otros tantos latinos. Las 19 personas que ten¨ªan suficiente nota para lograr el ascenso eran todas blancas, adem¨¢s de dos latinos. Un grupo de 18 bomberos negros decidi¨® protestar ante el Gobierno local. Argumentaron que los resultados de los ex¨¢menes eran una prueba de que hab¨ªa habido una discriminaci¨®n racista en su contra. Que por ser negros hab¨ªan sido apartados de las posiciones de mando del cuerpo de bomberos. El Ayuntamiento examin¨® las listas y abri¨® en 2004 un proceso de ratificaci¨®n de las pruebas que dur¨® cuatro meses.
En las vistas orales, los bomberos blancos declararon que hab¨ªan invertido tiempo y dinero en prepararse para los ex¨¢menes. Uno de ellos, Frank Ricci, dijo que tuvo que hacer un esfuerzo tit¨¢nico para aprender las lecciones, ya que es disl¨¦xico. Ha sido bombero durante 11 a?os. Se gast¨® 750 euros en libros. Estudi¨® hasta 13 horas diarias. Aprob¨® y logr¨® el ascenso. Algunos expertos en educaci¨®n certificaron que los ex¨¢menes eran neutrales y que no llamaban a la divisi¨®n racial. No hab¨ªa nada que los bomberos negros no pudieran haber estudiado.
Otros, sin embargo, dijeron que los resultados demostraban que los ex¨¢menes atentaban contra la Ley de Derechos Civiles de 1964, que establece que un empleador no puede administrar pruebas de trabajo que vulneren la representatividad de una minor¨ªa protegida.
Al final, el gobierno local declar¨® la prueba inv¨¢lida, a trav¨¦s de la Junta de Servicios Sociales. De sus cinco miembros, dos empataron. El quinto se inhibi¨®, ya que un familiar se hab¨ªa presentado al examen. El Ayuntamiento convoc¨® otra prueba. Ricci y los otros 19 bomberos, que se ganaron el sobrenombre de Los 20 de New Haven, llevaron al alcalde a juicio. En varias ocasiones, la justicia fall¨® en su contra. Hasta que llegaron al Supremo.
Lo que se ha debatido en la ¨²ltima instancia judicial del pa¨ªs es si New Haven ha respetado el t¨ªtulo s¨¦ptimo de la Ley de Derechos Civiles, aprobada en 1964, que se puede resumir en un claro mandamiento a todos los empleadores, p¨²blicos y privados, del pa¨ªs: es ilegal discriminar por raza, sexo o religi¨®n. Lo ir¨®nico es que esa ley se cre¨® para proteger a las minor¨ªas negras, y ahora se ha esgrimido para proteger a un grupo mayoritariamente blanco.
"Esta sentencia es preocupante", explica Linda Greenhouse, una periodista que inform¨® sobre el Supremo durante 29 a?os y que ahora trabaja para la Universidad de Yale. "Este pa¨ªs ya fue demasiado lejos discriminando a los afroamericanos como para dejar de preocuparse de ello en este momento. Hay normas que se deben respetar, tenemos unas normativas muy buenas que nos han impedido, hasta la fecha, volver a tiempos peores. Es preocupante que el Supremo detenga la lucha por la igualdad. Esas leyes, bien interpretadas, hacen que haya cierto equilibrio y que se compensen las injusticias del pasado".
Esta sentencia ha puesto en duda indirectamente otra sentencia emitida por el mismo Supremo en 1971, en otro caso de fuertes connotaciones raciales. La empresa Duke Power, de Carolina del Norte, quer¨ªa contratar trabajadores para su planta el¨¦ctrica de Dan River. En el pasado hab¨ªa sido una compa?¨ªa segregada. Entonces, por ley, deb¨ªa tratar a todos los empleados por igual. El problema fue que a la hora de exigir unos requisitos m¨ªnimos, como el graduado escolar, un 88% de los negros se qued¨® fuera.
El caso lleg¨® al Supremo, que en 1971 dictamin¨® que el proceso hab¨ªa sido "justo en la forma, pero discriminatorio en su resultado". Es decir, que un proceso de contrataci¨®n pod¨ªa ser "racista en sus consecuencias, y no simplemente en su motivaci¨®n". Muchos negros viv¨ªan en la pobreza. No hab¨ªan podido cursar estudios por el racismo que exist¨ªa contra ellos. Por tanto, era imposible que la mayor¨ªa tuviera graduado escolar. La Corte conclu¨ªa que la "historia est¨¢ repleta de ejemplos de hombres y mujeres que han demostrado resultados muy efectivos sin las medallas convencionales de los certificados, diplomas o t¨ªtulos".
Ahora, sin embargo, la misma Corte ha decidido que es suficiente un examen y que un empleador carezca de intenciones racistas. Si en los resultados de las pruebas no hab¨ªa ning¨²n negro, no fue por culpa de la prueba. "El examen era neutral", explica Ilya Shapiro, analista experto en jurisprudencia del Supremo de la organizaci¨®n conservadora Cato Institute. "No favorec¨ªa ni a unos ni a otros. El problema es que el gobierno local decidiera anularlo simplemente porque los resultados no favorec¨ªan a un grupo sobre otro. Uno no puede volver atr¨¢s en el tiempo y cambiar las normas del juego s¨®lo porque los resultados no son satisfactorios".
La sentencia del Supremo no ha sido aprobada por unanimidad. Cinco jueces han fallado a favor de Los 20 de New Haven. Otros cuatro, en minor¨ªa, se opusieron, recordando que el departamento de bomberos de la ciudad tiene un reciente pasado racista. En 1972, la ciudad dispon¨ªa de 502 bomberos blancos y 18 negros. En aquella ¨¦poca, un 30% de la poblaci¨®n de New Haven era de minor¨ªa negra o hispana.
En 1973, 1989 y 1998, los pocos bomberos negros que hab¨ªa ya denunciaron que la contrataci¨®n de nuevos agentes segu¨ªa un patr¨®n "de discriminaci¨®n voluntaria". A finales de los ochenta, un tribunal de apelaciones del Estado de Connecticut ratific¨® que el departamento de bomberos de New Haven ofrec¨ªa a agentes blancos puestos que todav¨ªa no estaban vacantes, creando una din¨¢mica interna en los ascensos de la que quedaban excluidas las minor¨ªas.
"Muchos cuerpos de bomberos se negaban a contratar a negros antes de finales de los a?os cincuenta o sesenta, y aquellos que lo hac¨ªan en raras ocasiones, generalmente los destinaban a estaciones segregadas y los somet¨ªan a un acoso severo", dice un informe de la Asociaci¨®n Nacional para el Avance de la Gente de Color, presentado ante el Tribunal Supremo. En la capital federal, Washington, a los bomberos negros no se les permiti¨® dormir en las mismas dependencias que los blancos hasta los a?os sesenta. Y hasta entrados los setenta, ten¨ªan camas marcadas con la letra C, platos con la letra C, cubiertos con la letra C. De persona "de color".
El problema es que tres d¨¦cadas despu¨¦s, el departamento de bomberos de New Haven sigue teniendo una representaci¨®n desproporcionada de blancos. S¨®lo uno de los 21 capitanes es negro. De los 32 agentes con cargos de responsabilidad, s¨®lo hay tres negros y otros tantos hispanos. Hoy en d¨ªa, el 60% de la poblaci¨®n de New Haven es negra o latina.
El grupo de bomberos negros no cree que el caso vaya a acabar donde lo ha dejado el Supremo. "Esto no acaba aqu¨ª", dijo el pasado mi¨¦rcoles en rueda de prensa Gary Tiney, portavoz de la New Haven Firebird Society, la asociaci¨®n de bomberos afroamericanos. "Podemos recordar ahora muchos incidentes con el uso de sogas [un s¨ªmbolo racista en EE UU] y otros acosos. Yo s¨¦ que yo mismo voy a sufrir incidentes. S¨¦ que van a ocurrir. S¨¦ que me llegar¨¢n por correo. Pero s¨¦ que decid¨ª desde un principio asumir esta posici¨®n".
Estas personas, cuyas familias han vivido la segregaci¨®n y el racismo hasta hace pocos a?os, han confiado en la discriminaci¨®n positiva para salir de un c¨ªrculo vicioso de marginaci¨®n y pobreza al que les conden¨® la sociedad norteamericana de anta?o. "Se trata de erradicar la injusticia hist¨®rica que ha existido en este pa¨ªs en contra de minor¨ªas desfavorecidas y que todav¨ªa se sigue dando en ciertos ¨¢mbitos", explica el profesor Edward Kellough, de la Universidad de Georgia y autor del libro Understanding Affirmative Action.
"Metaforizando el asunto", explica, "es como ver a dos corredores en una competici¨®n. Uno de ellos parte de la salida cargado con un gran peso a?adido, el otro corre ligero. A mitad de carrera, los jueces se dan cuenta de que la carrera es injusta, liberan al segundo corredor de su peso, y reanudan la marcha como si nada hubiera sucedido. ?Es eso justo? El segundo corredor tiene un buen trecho de desventaja. El objetivo de la discriminaci¨®n positiva es compensar esa desventaja".
La meta es fomentar la contrataci¨®n de minor¨ªas tanto en la empresa privada como en el sector p¨²blico. Los ¨²nicos l¨ªmites son los de las cualificaciones de cada aspirante. "Si se administra una prueba laboral y dos candidatos llegan con las mismas notas y los mismos m¨¦ritos y uno es blanco y el otro es afroamericano, al final, el empleador deber¨ªa elegir al afroamericano", explica el profesor Kellough. A lo largo de los a?os, desde los tiempos de Lyndon B. Johnson, el Gobierno de EE UU ha aprobado diversas directivas impulsando la contrataci¨®n de minor¨ªas en el mundo laboral.
No todo el mundo opina igual. El mismo presidente Barack Obama, que ha sido profesor de derecho constitucional, se ha mostrado cr¨ªtico. "No creo que contratar con el ¨²nico criterio de la raza sea algo constitucionalmente aceptable", dijo en una reciente entrevista con Associated Press. "Siempre he pensado que la discriminaci¨®n positiva deber¨ªa tener menor importancia de la que se le da en los medios".
Aun as¨ª, y a pesar de todo, los bomberos negros de New Haven siguen insistiendo en que las pruebas no fueron justas. Lo repiten una y otra vez. Lo repite la Asociaci¨®n Nacional para el Avance de la Gente de Color, que les apoy¨® en su defensa. "Hubo una predisposici¨®n cultural en esos ex¨¢menes", dice Hilary O. Shelton, director de la divisi¨®n de esa organizaci¨®n en Washington. "Hubo preguntas que estaban dise?adas para apartar a los aspirantes afroamericanos. El Tribunal Supremo no supo verlo, pero la discriminaci¨®n estaba presente en esos ex¨¢menes. Y la prueba son los resultados".
La prueba que se distribuy¨® en New Haven es, de hecho, inusual. En muchas oficinas de bomberos de EE UU, el examen de ingreso es una prueba f¨ªsica y una simulaci¨®n de una situaci¨®n de crisis a la que el aspirante se debe someter. El de New Haven, sin embargo, era un examen te¨®rico escrito que supon¨ªa el 60% de la nota, acompa?ado de una prueba oral, valorada en el 40%.
La juez Ruth Ginsburg, que disinti¨® de la sentencia mayoritaria, explica en su anexo que hubo un contexto de discriminaci¨®n que pervive desde hace d¨¦cadas en New Haven. Seg¨²n esta magistrada, "algunos individuos ya ten¨ªan los libros necesarios antes de que se publicara el temario". "Mientras muchos aspirantes de origen cauc¨¢sico pudieron obtener los materiales y la ayuda de sus familiares en el servicio de bomberos, la inmensa mayor¨ªa de los aspirantes de las minor¨ªas eran bomberos de primera generaci¨®n, sin la ayuda de semejantes redes", a?adi¨®.
Los jueces discrepantes creen que la discriminaci¨®n sobrevive en aquel puesto de bomberos a trav¨¦s de d¨¦cadas y d¨¦cadas de poder blanco ostentado por familias de empleados blancas. Las familias tienen abuelos, padres, hijos y nietos bomberos. Casi todos blancos, porque a los negros se les permite ser bomberos desde hace muy poco. Seg¨²n esta versi¨®n, los blancos son una poderosa red que sabe qu¨¦ estrategias aplicar para que quienes desconocen los resortes del poder queden excluidos. Para demostrarlo, los resultados del examen. La mayor¨ªa del Supremo, sin embargo, no los ha dado por v¨¢lidos. Y en lugar de un caso de racismo original, Los 20 de New Haven han acabado siendo el primer caso de racismo inverso demostrado por la m¨¢xima instancia judicial del pa¨ªs.
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