La actuaci¨®n de Saiz levant¨® tensiones entre Fern¨¢ndez de la Vega y Chac¨®n

El 23 de junio, tras declarar en la Comisi¨®n de Fondos Reservados del Congreso, el entonces director general del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Alberto Saiz, para tratar de refutar las acusaciones de abuso de poder publicadas, envi¨® sendos ejemplares del informe que hab¨ªa presentado al jefe de Gabinete del Presidente del Gobierno, Jos¨¦ Enrique Serrano, y a la vicepresidenta primera, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega. Pero no envi¨® ninguno a su superior jer¨¢rquica, la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n. Lo que resultaba llamativo ya que el asunto no era balad¨ª pues Saiz pasaba por los momentos m¨¢s dif¨ªciles en sus poco m¨¢s de cinco a?os de trayectoria al frente del CNI, seg¨²n fuentes de La Moncloa.

Saiz envi¨® a De la Vega el informe del Congreso, pero no a Chac¨®n

El ex director del CNI se crey¨® con plenos poderes al ser ratificado

Este dato permit¨ªa sacar dos conclusiones: que las relaciones de Saiz con Chac¨®n no eran de confianza y que s¨ª lo eran con Fern¨¢ndez de la Vega.

Cuando Chac¨®n se hizo cargo del Ministerio de Defensa, en abril de 2008, no pens¨® en relevar a Saiz. Pero s¨ª pens¨® que al a?o siguiente, cuando cumpliera los cinco a?os tasados de mandato, cesar¨ªa. Se produjo, adem¨¢s, la particularidad de que, al poco de tomar posesi¨®n de su cargo, suspendi¨® varias semanas su tarea por el nacimiento de su hijo. Cuando regres¨® Chac¨®n, los referentes pol¨ªticos de Saiz no estaban claros. Se hab¨ªa convertido en aut¨®nomo.

Lo hab¨ªa empezado a ser con Jos¨¦ Antonio Alonso, predecesor de Chac¨®n, con el que mantuvo una relaci¨®n distante. Su aut¨¦ntico referente fue Bono, que lo puso al frente del CNI, al ser nombrado ministro de Defensa en abril de 2004. Al irse Bono se qued¨® sin referente y lo sustituy¨® por la vicepresidenta primera. S¨¢iz despachaba ¨²ltimamente con P¨¦rez Rubalcaba los asuntos relacionados con la lucha antiterrorista y con Fern¨¢ndez de la Vega, semanalmente, los relacionados con la inmigraci¨®n y la pol¨ªtica exterior. Su trato con Chac¨®n era meramente formal.

Cuando en abril se cumpli¨® el mandato de cinco a?os de Saiz al frente del CNI, Chac¨®n plante¨® al presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, su relevo, e incluso manej¨® algunas alternativas. Adem¨¢s de considerar que cinco a?os son muchos para un responsable de los servicios de inteligencia, Chac¨®n ya ha recibido las primeras informaciones cr¨ªticas del malestar creado en el CNI por las remociones que hab¨ªa decidido Saiz, acompa?adas de algunas acusaciones de nepotismo.

Zapatero tiene sus dudas, pero se decidi¨® por su continuidad. Adem¨¢s de la opini¨®n favorable de Fern¨¢ndez de la Vega, lo que le anim¨® a mantenerlo en su cargo fue el buen trabajo que el CNI hac¨ªa en materia antiterrorista. Cuando entr¨® Saiz, al mes del atentado del 11-M, no se conoc¨ªa nada del terrorismo islamista. Se le dieron muchos m¨¢s medios y los aprovech¨®, logrando importantes avances en su conocimiento. Las investigaciones del CNI contribuyeron, tambi¨¦n, a la eficacia de la lucha contra ETA.

La decisi¨®n de Zapatero de mantener a Saiz fue interpretada pol¨ªticamente como una batalla perdida por Chac¨®n, ya que se sab¨ªa que estaba por su relevo, frente a Fern¨¢ndez de la Vega, que optaba por su continuidad. Y fue muy aireada porque a Chac¨®n ya se le ve¨ªa entonces como ministra emergente.

Zapatero siempre ha negado que exista un pulso entre ambas. Lo atribuye a especulaciones period¨ªsticas, seg¨²n su entorno. Otras fuentes gubernamentales admiten que "ha habido tensiones soterradas, pero sin llegar a un pulso que nunca lo expresaron ni con declaraciones ni gestos pol¨ªticos". Pero es evidente que Chac¨®n y Fern¨¢ndez de la Vega tienen distinta percepci¨®n de Saiz. El viernes, al d¨ªa siguiente de dimitir Saiz, Fern¨¢ndez de la Vega dijo de ¨¦l que "el Gobierno siempre apoya a los mejores" y que all¨¢ d¨®nde vaya lo har¨¢ muy bien. Dif¨ªcilmente se le oir¨¢ una opini¨®n similar a Chac¨®n.

En todo caso, ha sido Zapatero quien tuvo la ¨²ltima palabra en la continuidad de Saiz en abril pasado, que coincidi¨® con la opini¨®n de Fern¨¢ndez de la Vega, como en su relevo por F¨¦lix Sanz esta semana, coincidente con la de Chac¨®n. Zapatero, en esta ocasi¨®n, comparti¨® su opini¨®n de que el CNI hab¨ªa entrado con Saiz en una etapa ingobernable al ser incapaz de atajar el malestar, reflejado en informaciones publicadas y filtradas desde el interior.

Lo que sucedi¨® en esos tres meses fue que Saiz llev¨® su autonom¨ªa demasiado lejos. Pens¨® que, tras su ratificaci¨®n en abril, ten¨ªa las manos libres. Como Chac¨®n se limit¨® a ratificarle y no le dijo nada m¨¢s, interpret¨® que su reelecci¨®n era para otros cinco a?os y que ten¨ªa amplio margen para actuar. Eso provoc¨® el malestar interno. Y cuando plante¨® a Chac¨®n realizar una aut¨¦ntica depuraci¨®n y reforzar su poder, la ministra, respaldada por Zapatero, se neg¨®. Entonces dimiti¨®.

Zapatero ha sido escrupuloso en el mantenimiento de la jerarqu¨ªa. Ha cedido a la ministra de Defensa la comunicaci¨®n de todas las decisiones, la aceptaci¨®n de la dimisi¨®n de Saiz y el nombramiento de F¨¦lix Sanz como sustituto. Desde hace a?os, Zapatero no despachaba con Saiz. Lo hizo al iniciar su mandato. Luego recib¨ªa la informaci¨®n a trav¨¦s de Chac¨®n, Rubalcaba o De la Vega.

La Moncloa no cree que la trayectoria de Saiz deje secuelas pol¨ªticas en el Gobierno. Lo que le preocupa es qui¨¦n manda realmente en el CNI: si el Gobierno o la corporaci¨®n. Una vez dimitido Saiz, el Gobierno quiere recuperar, con las medidas disciplinarias precisas, el control de los servicios secretos. Para ello ha nombrado a Sanz, un hombre, por cierto, con estrechas relaciones con la Administraci¨®n de Obama.