La historia dice que...

Tengo un amigo que, entre otras aficiones, gusta de soltar alguna que otra afirmaci¨®n -que sea o no verdadera es indiferente- a la que ha introducido previamente con una curiosa coletilla: "la historia dice que...". Es decir, que es de los que en vez de llamarte directamente feo, te dir¨ªa con aire de seriedad: "la historia dice que el aspecto de Horrillo est¨¢ siendo gravemente perjudicado con el paso del tiempo". Gracioso mi amigo.

Ayer me acordaba de mi amigo y de sus coletillas cuando termin¨® la etapa. Tantas cosas dice la historia que ayer no se cumplieron. La historia dice que la primera etapa de monta?a del Tour suele ser un d¨ªa de sorpresas. Esto se cumpli¨®, demos la raz¨®n a la historia, pero si entramos a bucear en qu¨¦ tipo de sorpresas son las que ha deparado la historia, quiz¨¢ entonces ya no estemos tan de acuerdo.

Pocos son los que se ven recompensados con el 'maillot' amarillo en el d¨ªa en el que menos se lo esperan

La historia dice que la primera etapa de monta?a suele ser un d¨ªa de guerra entre los favoritos. Ya tendr¨¢n oportunidad las escapadas en d¨ªas sucesivos, pero el primer d¨ªa de monta?a es d¨ªa para que los jefes de filas demuestren el porqu¨¦ de su condici¨®n. Etapa y liderato para uno de ellos, as¨ª suele ser. Y siempre hay alg¨²n, por cierto, al que se le atraganta ese d¨ªa, seg¨²n la historia. Dicen que siempre hay alguno que paga la tensi¨®n de la primera semana, o que demuestra no haber llegado tan bien de forma, o al que se le indigesta el cambio de desarrollos, eso de pasar de mover el plato de 54 dientes al de 39 y el pi?¨®n de 11 coronas al de 23.

Tambi¨¦n dice la historia que si est¨¢s en tu primer a?o de profesional, y tienes la suerte ya entonces de debutar en la carrera de las carreras, el Tour de Francia, bastante contento deber¨ªas estar s¨®lo con ello, as¨ª que no te marques objetivos mayores, como podr¨ªa ser por ejemplo ganar una etapa. So?ar es gratis, pero hay que ajustarse a la realidad. Y como mucho, y esto ya siendo muy afortunado, podr¨¢s luchar por ganar en una escapada consentida en uno de esos -mal- llamados d¨ªas de transici¨®n. Y eso, si suena mucho la flauta y si se da la dif¨ªcil circunstancia de que ninguno de tus compa?eros de fuga demuestre ser m¨¢s fuerte, m¨¢s h¨¢bil o m¨¢s listo que t¨². Tarea complicada, por tanto. Y si ya hablamos de ganar una etapa de monta?a, con final en alto a m¨¢s de 2.000 metros sobre el nivel del mar, ya no hablar¨ªamos de sue?os, sino que-aprovechando la inspiraci¨®n de Dal¨ª en la etapa del d¨ªa anterior, nos mover¨ªamos en el terreno del surrealismo; de una realidad paralela regida por leyes alternativas.

Tambi¨¦n dice la historia que pocos son los que de repente se ven recompensados con el maillot amarillo del Tour, el que distingue al l¨ªder, en el d¨ªa en el que menos se lo esperan. Nocentini se meti¨® en la fuga del d¨ªa buscando la victoria de etapa en la cima de Arcal¨ªs. No se llev¨® el premio gordo, pero se llev¨® uno a¨²n mejor: ser el inesperado l¨ªder de la mejor carrera del mundo. Desde aqu¨ª mi enhorabuena Nocen, y espero que te dure.

La historia dice que ayer gan¨® Brice Feillu, un joven neoprofesional de tan solo 23 a?os del Agritubel. Y que el nuevo l¨ªder es Rinaldo Nocentini, del AG2R. Y eso quedar¨¢ as¨ª escrito, porque es la historia quien lo dice.