Actrices contra el 'botox' y por la arruga
Raquel Weisz, Kate Winslet y Emma Thompson reivindican la naturalidad como arma para sus interpretaciones frente a compa?eras como Nicole Kidman
Botox. Entr¨® en la epidermis del siglo XXI con la fuerza de una locomotora: la palabra m¨¢gica pod¨ªa borrar el tiempo de los rostros m¨¢s arrugados y en Hollywood se convirti¨® en un producto tan com¨²n como el tinte de pelo rubio o el pintalabios rojo. Pero no todas las actrices reverencian al gran dios antiarrugas: la ¨²ltima en unirse al coro de las rebeldes ha sido Raquel Weisz. "El botox deber¨ªa estar prohibido para los actores igual que los esteroides lo est¨¢n para los deportistas". As¨ª de rotunda es la brit¨¢nica en el pr¨®ximo n¨²mero de Harper's Bazaar UK. "Actuar consiste en ser expresivo. ?Por qu¨¦ borrar las arrugas de la expresi¨®n?" se pregunta Weisz, de 38 a?os, en una extensa entrevista.
Pen¨¦lope: "cuando tenga 80 a?os quiero ver en el espejo una mujer de 80"
Aunque la mayor¨ªa de las actrices pertenezcan al bando de Nicole Kidman, cuyo rostro angelical resplandece a costa de estar pr¨¢cticamente paralizado por el botox, hay unas cuantas mujeres valientes que se han pronunciado antes que Weisz en contra de estas inyecciones de falsa juventud. Curiosamente, varias de ellas son brit¨¢nicas. La oscarizada Kate Winslet, lo ha dicho en numerosas entrevistas: "Quiero ser capaz de expresarme con mi rostro". Y Emma Thompson ha sido m¨¢s que clara: "El botox ser¨ªa una terrible traici¨®n hacia todo en lo que creo. No le veo ning¨²n sentido. Tengo 50 a?os y pienso ?por qu¨¦ no puedo tener 50 a?os?, ?qu¨¦ tiene de malo? Me encantar¨ªa poder lavarle el cerebro a todas las mujeres del mundo y explicarles que no importa su aspecto. Es una obsesi¨®n insana", declar¨® el mes pasado en la web Bangshowbiz.
Tambi¨¦n hay mujeres made in Hollywood que tienen carn¨¦ antibotox. Tanto Cate Blanchett, de 39 a?os, protagonista de El aviador como la reina de Sexo en Nueva York, Sarah Jessica Parker, de 43, son ac¨¦rrimas enemigas del botox por principio. Y entre quienes no se han pronunciado hasta haber recibido el primer pinchazo est¨¢ Jennifer Aniston... "Lo prob¨¦ una vez y odi¨¦ sus efectos. Era como llevar peluca", declar¨® este invierno en la revista People la protagonista de la serie Friends, de 41 a?os.
Pero desde que envejecer y que se note se ha convertido en pecado capital las voces que defienden la belleza de la arruga natural tambi¨¦n hacen ruido. "Cuando tenga 80 a?os quiero mirarme al espejo y ver a una mujer de 80 a?os. Mis abuelas ten¨ªan muchas arrugas y cada una contaba una historia". Esta frase es de Pen¨¦lope Cruz, de 35 a?os, quien no se opone a la cirug¨ªa "leve" pero no parece tener intenci¨®n de utilizarla. La obsesi¨®n por mantenerse eternamente joven creci¨® exponencialmente a lo largo del siglo XX y se dispar¨® en el XXI ayudada por una industria antienvejecimiento que incita a hombres y mujeres a gastarse millones en seguir pareciendo adolescentes. Muchos de quienes viven de su aspecto f¨ªsico ni lo dudan, puesto que prolongar la juventud es una forma de mantener sus ingresos bien altos, como en el caso de la modelo Linda Evangelista, que a sus 43 a?os dice sin rodeos: "Utilizo botox porque las modelos no somos sobrehumanas. Envejecemos".
El problema, sobre todo en el cine, es que el exceso de botox est¨¢ convirtiendo las pel¨ªculas en un desfile de maniqu¨ªes incapaces de comunicar y quiz¨¢s por eso, en los ¨²ltimos a?os, muchas de las mujeres que se han llevado el Oscar han sido precisamente las antibotox: Pen¨¦lope Cruz, Kate Winslet, Rachel Weisz, Tilda Swinton, Helen Mirren o Marion Cotillard, capaces de provocar un escalofr¨ªo simplemente con un movimiento de ceja. Como dec¨ªa Alfred Hitchcock "no hay mejor efecto especial que un primer plano de un rostro humano". El botox est¨¢ borrando este axioma del cine, pero quiz¨¢s la defensa de la naturalidad gane la batalla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.