Con sentido, consenso
Leer un peri¨®dico de hace un a?o, un mes o incluso de hace una semana nos hace sonre¨ªr: nos resulta todo tan viejo. La actualidad caduca inmediatamente. Vivimos como consumidores y demandamos productos frescos y con fecha de caducidad. Un alimento que caduca pierde parte de su valor para alimentarnos e incluso puede perjudicarnos, por si acaso lo tiramos. Es un mundo terrible el nuestro, pero estamos aqu¨ª y todos lo hacemos lo mejor que sabemos movi¨¦ndonos a este ritmo agotador. Qu¨¦ remedio.
Por lo mismo, esperamos de nuestros pol¨ªticos que hagan pol¨ªtica en coherencia con el ritmo al que vive la sociedad, que ni se disparen hacia un futuro so?ado ni tampoco se detengan y nos enreden a todos. La mayor¨ªa deseamos que los pol¨ªticos tengan principios y convicciones, aunque en la pr¨¢ctica vemos que esto no es frecuente. Pero lo que es imprescindible es que tengan responsabilidad y sentido pr¨¢ctico. Y la sociedad gallega necesita esto ahora mismo de sus pol¨ªticos, de uno y otro lado.
Es necesario que cesen las medidas que rompen la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica anterior y una tregua
En nuestro pa¨ªs las preferencias pol¨ªticas se expresan en dos mitades, aunque el voto progresista, repartido principalmente entre dos partidos, es mayor. Pero llevamos ya dos elecciones consecutivas en las que se gana y pierde por un diputado. Parece evidente que los gobiernos que se asientan sobre una base tan ajustada deben tenerlo en cuenta y gobernar con prudencia y sin violentar los consensos pol¨ªticos y, sobre todo, sociales. Creo que la actual Xunta se est¨¢ caracterizando por ser agresiva en varios campos y que rompe el consenso social en alguno, muy concretamente en su pol¨ªtica de desprotecci¨®n y recorte de la lengua propia de Galicia. Esa radicalidad seguramente se deba a motivos diversos, desde la llegada de una nueva generaci¨®n que no se siente heredera de nuestro pasado a un astuto c¨¢lculo electoral que cree que dividir y abrir frentes les dar¨¢ buen resultado. Pero es l¨®gico pensar que tambi¨¦n hay algo de esp¨ªritu de revancha, la derecha gobern¨® Galicia tantos a?os que lleg¨® a pensar que el pa¨ªs era suyo y al perder sinti¨® que le arrebataban algo. Seguramente esta idea plane¨® sobre los anteriores gobernantes, pues parece que buscaron revalidarse como gobernantes imitando a sus precedentes. El verano es un buen momento para ver con perspectiva que no se puede gobernar toda una legislatura ajustando cuentas con los rivales vencidos, porque lo pagamos todos.
Y utilizar la pol¨ªtica sobre la lengua para arrinconar a los rivales dividiendo a la sociedad hace un da?o irreparable. De hecho, estos meses ¨²ltimos ya lo ha hecho. Sin duda, cuando hablamos de la lengua hablamos de m¨¢s cosas. De ideolog¨ªa. No se trata de un debate filol¨®gico o ling¨¹¨ªstico, se trata de implantar aqu¨ª una ideolog¨ªa muy marcada. Pero se trata de un debate autodestructivo. Seguir ese camino no conduce a una divisi¨®n pol¨ªtica sino a un enfrentamiento social garantizado, y de ah¨ª no sale nadie indemne. No es necesario gastar m¨¢s dinero en consultas que tienen respuesta: la sociedad gallega nunca quiso hacer un problema de las lenguas y ha querido proteger y promover la lengua propia. Los pol¨ªticos deben actuar en consecuencia sin abrir heridas. Con sentido. Existe un consenso social muy amplio, no lo rompan; lo que est¨¢ roto es el consenso pol¨ªtico y lo que corresponde es restablecerlo ya. Lo contrario es irresponsabilidad.
Para ello, m¨¢s que ceder en leyes y normas, lo que tienen que hacer las tres fuerzas pol¨ªticas parlamentarias es cambiar de actitud y desarmar el encono. Los particulares podemos expresar nuestras ideas y emociones dentro de unos l¨ªmites, pero los pol¨ªticos deben enfriar sus respuestas y buscar soluciones.
Todos tenemos que aceptar que el consenso est¨¢ roto, que es necesario que exista y que se reconstruye dialogando desde el principio. Es necesario que cesen las medidas que rompen la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica anterior, una moratoria de las normas ya aprobadas o ejecutadas, una tregua, y a continuaci¨®n, abrir un di¨¢logo sobre el consenso parlamentario anterior. Seguramente lo m¨¢s l¨®gico es que sea en el Parlamento donde deba abrirse una comisi¨®n que vuelva a elaborar una pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica consensuada. A nuestros gobernantes y representantes es el momento de pedirles sentidi?o. Que tengan sentido, que tengan consenso.
Los tres partidos deben perder, el ¨²nico modo de que Galicia pueda ganar.
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