Lieberman, un canciller no grato
El ministro israel¨ª de Exteriores sufre una cadena de desplantes diplom¨¢ticos
La ambici¨®n de Benjam¨ªn Netanyahu por auparse al cargo de primer ministro de Israel exig¨ªa concesiones de calado a una pl¨¦yade de partidos. Su principal soporte no pod¨ªa ser otro que Yisrael Beiteinu, el grupo del ultraderechista Avigdor Lieberman, que con 15 diputados en la Kneset result¨® imprescindible para forjar un Gobierno que acaba de cumplir 100 d¨ªas de andadura. El pol¨ªtico de origen moldavo exigi¨® la cartera de Exteriores. Netanyahu accedi¨®. Y ahora apenas puede contar con ¨¦l. El jefe de la diplomacia -radical como pocos en su fobia anti¨¢rabe- es casi un apestado en Europa y en Estados Unidos.
En sus primeras visitas a Europa, semanas atr¨¢s, Lieberman comenz¨® a sufrir una cadena de desplantes. En Par¨ªs no se celebr¨® la habitual conferencia de prensa con su hom¨®logo Bernard Kouchner. En Berl¨ªn, peor: el jefe de la diplomacia alemana, Frank-Walter Stenmeier, departi¨® con Lieberman en un restaurante. Tambi¨¦n viaj¨® a Washington. Y Barack Obama, que hab¨ªa recibido a Netanyahu, al ministro de Defensa, Ehud Barak, y al presidente Sim¨®n Peres eludi¨® reunirse con Lieberman. Incluso el mandatario franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, recomend¨® a Netanyahu deshacerse de su canciller.
Obama eludi¨® verle y Sarkozy aconsej¨® a Netanyahu que se deshiciera de ¨¦l
Son tiempos de diplomacia desbocada en Oriente Pr¨®ximo. Obama ha visitado Turqu¨ªa, Arabia Saud¨ª y Egipto. Ha enviado a emisarios a Siria y el regreso de un embajador estadounidense a Damasco, tras cinco a?os de ausencia, es inminente. Diplom¨¢ticos franceses y brit¨¢nicos se entrevistan con l¨ªderes de Hezbol¨¢ en L¨ªbano. Y mientras el enviado especial de Obama, George Mitchell, est¨¢ a punto de aterrizar en Tel Aviv, cunde la sensaci¨®n de aislamiento en la diplomacia israel¨ª.
Los analistas pol¨ªticos aseguran que Netanyahu no puede llamar a la Casa Blanca con la facilidad de la que disfrutaban sus predecesores con George Bush. Con Obama no hay sinton¨ªa. Y el primer ministro apunta su dedo acusador: Rahm Emmanuel y David Axelrod, asesores del mandatario estadounidense, son los responsables de este desamor. Los tilda de self-hating jews -jud¨ªos que se odian a s¨ª mismos-, etiqueta muy en boga para aquellos jud¨ªos que critican con acritud las pol¨ªticas del Ejecutivo israel¨ª.
?Y qu¨¦ decir de la imagen de Lieberman en el mundo ¨¢rabe? Un desastre. Es persona non grata y resulta harto improbable que sea recibido por el presidente Hosni Mubarak. Motivos no faltan. El ministro israel¨ª mand¨® "al infierno" al rais egipcio hace unos meses. Jordania tambi¨¦n se ha sumado al boicoteo.
Lieberman se ha tomado con calma su ostracismo. Se aferra a su condici¨®n de colono y a un eventual conflicto de intereses para justificar su exclusi¨®n en las negociaciones sobre los asentamientos jud¨ªos de Cisjordania. "Es natural", afirma, "que el asunto palestino sea gestionado por Barak. Al fin y al cabo, el Ministerio de Defensa maneja este tema". Cierto. Pero tambi¨¦n es verdad que los jefes de la diplomacia siempre han estado implicados en las negociaciones con la Autoridad Palestina, y que su condici¨®n de colono (vive en Nokdim, cerca de Bel¨¦n) le acompa?a desde hace m¨¢s de una d¨¦cada. Mientras, Lieberman dedica sus esfuerzos a una tarea menor: las relaciones p¨²blicas. Decenas de diplom¨¢ticos se esmeran en la labor de vender un Israel ben¨¦volo despu¨¦s de la brutal campa?a de Gaza el invierno pasado.
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