"Francia tambi¨¦n debe resolver su memoria hist¨®rica"
Si un peri¨®dico es un di¨¢logo mayor con sus lectores, ¨¦ste es un peque?o cap¨ªtulo de oro que no debe importar a muchas personas, pero s¨ª a algunas muy importantes: Eulalio Ferrer, capit¨¢n del bando republicano en la Guerra Civil, exiliado en M¨¦xico, relataba en esta misma p¨¢gina c¨®mo acompa?¨® a Antonio Machado y a su madre en sus ¨²ltimos d¨ªas antes de morir en Colliure. Machado tiritaba de fr¨ªo junto a su madre, acurrucada sobre ¨¦l, en un banco de una plaza. "Don Antonio iba sin abrigo y coloqu¨¦ sobre sus hombros el m¨ªo, pese a necesitarlo tanto. Fue muy triste...", contaba Ferrer, 88 a?os, a Juan Bedoya, al desayunar.
Muy lejos, en Par¨ªs, una persona le¨ªa esta historia y descubr¨ªa una pieza en el puzle que intenta encajar desde hace 10 a?os: Eulalio Ferrer era el an¨®nimo miliciano que ella, Evelyn Mesquida, menciona en La Nueve, una meticulosa reconstrucci¨®n de la historia nunca reconocida de los republicanos que lucharon contra el nazismo y que liberaron Par¨ªs.
Esta alicantina ha hilado la historia de los espa?oles que liberaron Par¨ªs
Mesquida (Alicante, 1945) se sienta hoy en un restaurante franc¨¦s de Madrid, el que hemos elegido para situarnos m¨¢s cerca de la historia que viene a contar. Pero llegadas aqu¨ª, lo cierto es que pasa del papillote y se anima con unas buenas alubias con chorizo que tambi¨¦n ofrece el men¨². Espa?ola afincada en Par¨ªs, Mesquida ha dedicado los ¨²ltimos 10 a?os a entrelazar los hilos de un relato infinito que jam¨¢s estuvo en los libros de historia franceses. "Mi objetivo es que Francia reconozca que debe una parte de su libertad a m¨¢s de 200.000 republicanos que combatieron con una experiencia y entrega que no tuvieron los franceses, que Francia tambi¨¦n recupere su memoria hist¨®rica".
La memoria hist¨®rica oficial no s¨®lo es d¨¦bil en Espa?a. Francia crey¨® vitorear a sus hombres en Par¨ªs, pero eran G¨®mez, Puig o Pujol quienes desfilaban y escaso el rastro que dejaron en los archivos oficiales. "He ido reconstruyendo su historia a base de testimonios dispersos, de tumbas en los escenarios clave, y siempre me encontraba con militares esc¨¦pticos que hablaban de 'un pu?ado' de espa?oles sin relevancia". A lo largo de estos a?os, Mesquida ha ido encontrando a los supervivientes, visit¨¢ndoles, venciendo sus resistencias a recuperar tan tarde la voz p¨²blica y trabando con cuidado una historia interminable.
Suma ya miles de documentos, cientos de encuentros y decenas de presentaciones del libro que se van convirtiendo en territorios de lloros y emociones, de reencuentro de nietos, hijos, vecinos o protagonistas olvidados con un tard¨ªo legado de unos parientes tan desconocidos. "He visto la alegr¨ªa de los descendientes al conocer por el libro las heroicidades de sus abuelos, al saber que la historia no termin¨® en aquellos campos de concentraci¨®n franceses, como cre¨ªan, sino en batallas gloriosas que trajeron la libertad a Europa, aunque no a Espa?a", relata. La comida se ha quedado fr¨ªa, habla de cada uno de ellos como de un ser querido y ha ido construyendo una enorme pandilla global unida por esa historia. Con todos mantiene el contacto.
Salvo con Eulalio Ferrer. Al reconocerle en esta ¨²ltima p¨¢gina de EL PA?S, le escribi¨®, le envi¨® su libro y sabe que lo recibi¨®. "Iba a ir a verle a M¨¦xico", confiesa. Pero en marzo, ¨¦l falleci¨®.
Y eso -que estos hombres rudos y dignos mueran con reconocimiento- es lo que quiere.
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