La arcilla perfecta
Ha sido la ni?a mimada de su generaci¨®n de oro, y tambi¨¦n biela en los profundos cambios est¨¦ticos que se avecinaban sobre el biotipo de la bailarina de ballet acad¨¦mico en los ¨²ltimos 20 a?os del siglo XX y lo que va del XXI. Ahora Sylvie Guillem (Par¨ªs, 1965) abomina del cl¨¢sico y dicen que ha dicho que nunca m¨¢s se pondr¨¢ un tut¨². Es decir, reniega ol¨ªmpicamente del cisne (blanco o negro), de Giselle y de Aurora, la bella durmiente; muerde con cierto resentimiento que suena a saturaci¨®n la mano que la encumbr¨® y navega en las aguas de la neomodernidad coreogr¨¢fica y el experimento esc¨¦nico, donde sigue siendo adorada como una diosa. B¨¦jart, que le cre¨® varios ballets y de quien hizo soberbias recreaciones en La luna y Bolero, dijo acertadamente que era el sue?o de todo core¨®grafo, la arcilla perfecta para la invenci¨®n cor¨¦utica. Otros core¨®grafos tambi¨¦n importantes, como el sueco Mats Ek (Wet women, 1993 y Smoke, 1995) y William Forsythe (In the middle somewhat elevated, 1987) cayeron en la fascinaci¨®n de crear para ella.
Potente, soberbiamente segura, el p¨®ster de Sylvie no falta todav¨ªa en la habitaci¨®n ni el ideario de cualquier alumna de ballet en todo el mundo. El problema es que el ballet es ciencia ingrata, y Sylvie s¨®lo hay una. La hoy legendaria filmaci¨®n del Grand Pas Classique con Manuel Legris (otro, el mejor, de su hornada) m¨¢s que en un dec¨¢logo de perfecci¨®n se ha convertido en una antolog¨ªa de imposibles. Con el ballet cl¨¢sico top¨® Sylvie y luch¨® con ¨¦l. Muchos cr¨ªticos y maestros de antigua usanza le criticaron su desp¨®tica manera de enfrentar estilo y dibujo. Ella sigui¨® adelante y creci¨® la fiebre de ser imitada, hasta cambiar algunas concepciones en la danza femenina cuyas consecuencias pl¨¢sticas est¨¢n por ver en el futuro.
Guillem no cuenta en su web qui¨¦nes fueron sus maestros, y aparte de sus excepcionales dotes f¨ªsicas, el m¨¦rito formativo de la bailarina estrella est¨¢ en Claude Bessy, entonces directora de la Escuela de Ballet de la ?pera de Par¨ªs, donde la ni?a espigada que hab¨ªa pasado por la gimnasia entr¨® en 1976. Permaneci¨® en la ?pera entre 1984 y 1989. Nureyev la hizo estrella a los 19 a?os despu¨¦s de estrenar El lago de los cisnes. En el 89 y hasta 2003, con un revuelo medi¨¢tico desconocido para el ballet, se fue al Royal Ballet de Londres en posesi¨®n del contrato m¨¢s caro de la historia de la danza. Tambi¨¦n crey¨® que pod¨ªa coreografiar, y se aventur¨® con una Giselle primero en Helsinski (1998) y despu¨¦s en La Scala de Mil¨¢n (2001) de infausto recuerdo. Ahora sigue su inquietud vital junto a figuras actuales de varias disciplinas. Su capacidad de respuesta es amplia. Se autofotografi¨® desnuda en Vogue -reportaje que tambi¨¦n public¨® EPS- y no ha dudado en sustituir plumas y tules, flores y coronas, por los vaqueros ra¨ªdos.
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