Un James Bond del siglo XVIII
La estrella de la danza mundial Sylvie Guillem protagoniza 'Eonnagata' en Barcelona
El gran ritual se lo hicieron en diciembre de 1984. Todav¨ªa resonaba en la enorme sala de la ?pera de Par¨ªs la ovaci¨®n que el p¨²blico le rindi¨® a su primer Lago de los cisnes, cuando el mism¨ªsimo Rudolf Nureyev, entonces director art¨ªstico de este prestigioso colectivo, vino a coronar con la m¨¢xima distinci¨®n de la casa a Sylvie Guillem, que ten¨ªa 19 a?os. Esta parisina que a los once a?os cambi¨® la gimnasia por la estricta y rigurosa Escuela del Ballet de la ?pera de Par¨ªs hab¨ªa ascendido vertiginosamente y se convert¨ªa ahora en bailarina estrella. Ciertamente como estrella brill¨® all¨ª durante cuatro a?os. Raymonda, la Kitri del Quijote y Giselle, especialmente Giselle, fueron algunos de los papeles que le reportaron el respaldo de la cr¨ªtica y la adoraci¨®n hist¨¦rica del p¨²blico. Por aquel entonces nadie pod¨ªa imaginar que un d¨ªa como hoy, esa misma Sylvie Guillem subir¨ªa al escenario del Teatro Nacional de Catalu?a, en Barcelona, para interpretar nada menos que a un hombre al que, de cuando en cuando, le gustaba ser mujer. En Eonnagata, Guillem encarna a una especie de James Bond del XVIII. Un espect¨¢culo creado entre ella, el canadiense Robert Lepage, aqu¨ª debutando como bailar¨ªn y core¨®grafo; Russell Maliphant, compa?ero esc¨¦nico habitual de Guillem, y el atrevido dise?ador de moda Alexander McQueen, a los que se uni¨® m¨¢s tarde otra estrella en su campo, el dise?ador de luces Michael Hulls.
Curiosa confesa, la bailarina ha vivido durante estos a?os una asombrosa evoluci¨®n que la ha llevado desde la tr¨¦mula Bayadera hasta este James Bond travestido del siglo XVIII. "Siempre fui curiosa y tuve mucho inter¨¦s por las cosas nuevas", aseguraba ayer en Barcelona esta l¨¢nguida e inequ¨ªvoca bailarina pelirroja de aspecto m¨¢s bien t¨ªmido y sonrisa franca. "Yo bailaba cl¨¢sico en la ?pera de Par¨ªs, y me encantaba, lo amaba de verdad, pero tuve la suerte de que el director art¨ªstico fuera Rudolf Nureyev, porque se mov¨ªan muchas cosas a su alrededor. Gracias a su mentalidad abierta pude bailar trabajos nuevos de William Forsythe o hacer El martirio de San Sebasti¨¢n con Bob Wilson, que ni siquiera es core¨®grafo, y paralelamente, claro, Raymonda, El lago de los cisnes, Giselle y todo el repertorio. Llegaron luego Karole Armitage y Mats Ek y la balanza se fue inclinando hacia lo contempor¨¢neo. El cl¨¢sico lo dej¨¦ cuando sent¨ª que lo hac¨ªa bien, que ya lo hab¨ªa agotado. Tras cuatro a?os abandon¨¦ la ?pera de Par¨ªs a cambio de nada. M¨¢s tarde vino el Royal Ballet, en Londres, pero no era nada arriesgado, y me fui decepcionando porque ten¨ªa mucha necesidad de explorar cosas nuevas".
Las cosas nuevas que explor¨® fueron radicales, atrevidas. Conoci¨® al bailar¨ªn y core¨®grafo canadiense afincado en Londres Russell Maliphant, amante de la danza abstracta y po¨¦tica, y comenzaron una relaci¨®n fruct¨ªfera de la que sali¨® el espect¨¢culo Push (2006). Pero tambi¨¦n se acerc¨® a un creador extremo, el anglo-indio Akram Khan, core¨®grafo de moda que mezcla contempor¨¢neo con kathak, danza ancestral de la India. Con ¨¦l hizo Sacred Monsters (2007), que abri¨® hace dos a?os el mismo Festival Grec que hoy acoge Eonnagata. "Me fascina la idea de hacer cosas nuevas con gente interesante y diferente. Akram es exactamente lo opuesto a m¨ª, pero soy como un ni?o que siempre quiere meter el dedo y explorarlo todo. Con Lepage sucede que te hace formar parte de algo. Cuando empezamos las conversaciones, ¨¦l nos trajo su inter¨¦s por este personaje, Chevalier d'Eon. No tardamos en saber que tanto ¨¦l como Russell y yo ¨¦ramos amantes de la cultura japonesa. Enseguida notamos la coincidencia entre Chevalier y los actores del teatro kabuki, que se entrenan para hacer papeles femeninos. As¨ª que le dimos un aire asi¨¢tico a la est¨¦tica del espect¨¢culo, intentando conseguir el paralelismo". En esta parte del proceso fue crucial la participaci¨®n del dise?ador Alexander McQueen, que sistem¨¢ticamente hab¨ªa rechazado ofertas de hacer trajes para escena (incluso dijo no a la ?pera de Par¨ªs). Pero este proyecto le entusiasm¨®. Y exigi¨® libertad total para poder jugar a su antojo con la mezcla imposible de trajes decimon¨®nicos con ornamentos japoneses pero que al mismo tiempo fueran decididamente contempor¨¢neos, del siglo XXI.
El personaje es real. Se llamaba Chevalier d'Eon (Francia 1728-Inglaterra, 1810) y fue un esp¨ªa de Luis XV que hac¨ªa muchas de sus misiones vestido de dama de la corte. El problema es que poco a poco Chevalier, que lleg¨® a ser capit¨¢n de la Legi¨®n de Honor, empez¨® a confundir su sexualidad. Hasta el punto de que muri¨® desterrado en Inglaterra cuando llevaba una vida larga de se?ora cansada. Eonnagata, nombre que es un cruce entre los actores kabuki y el del curioso esp¨ªa, es interpretado por Guillem en su madurez, por Maliphant en su juventud y por el mismo Lepage en su decrepitud. "La idea de juntarnos fue m¨ªa. Me ven¨ªa rondando desde hac¨ªa mucho tiempo. Ha sido una experiencia muy diferente, de mucha participaci¨®n y mucho compromiso entre los que est¨¢bamos involucrados. Ha sido un proceso largo, diferente. En realidad, es como si nunca terminara. El Eonnagata que se ver¨¢ aqu¨ª en Barcelona es muy diferente al que estrenamos en Londres en marzo pasado. Ahora es muy distinto, porque va evolucionando mientras lo rodamos y siempre vamos cambi¨¢ndolo. Es la forma que tiene Lepage de trabajar y esto es completamente nuevo para m¨ª. En el ballet no ocurre nada similar".
Su fascinaci¨®n por el curioso creador canadiense, que se ha interesado indistintamente por el teatro, la ¨®pera y ahora la danza, donde adem¨¢s debuta como bailar¨ªn a sus 50 a?os, se remonta a los a?os ochenta. "En 1989 vi su adaptaci¨®n de El sue?o de una noche de verano en Londres. Qued¨¦ fascinada, as¨ª que comenc¨¦ a seguir su carrera. En Sydney me fui a ver su unipersonal The Anderson's Project. Al finalizar me acerqu¨¦ a su camerino como otra fan y le dije que si necesitaba una bailarina yo estaba por all¨ª. M¨¢s tarde nos vimos otra vez en Londres y ya comenzamos a hablar seriamente del proyecto. Ha sido fascinante. Con Lepage tienes que decidir lanzarte, meterte en su mundo, en su manera de contar una historia. No es danza, tampoco teatro, es una mezcla muy inteligente de todo".
De hecho, hay abundante texto, una larga narraci¨®n que recrea en forma de vi?etas este espect¨¢culo de car¨¢cter visual recitada por los tres int¨¦rpretes. "Siempre me atrajo la idea de poder usar mi voz en escena. No creo tampoco que sea demasiado diferente a cuando era bailarina cl¨¢sica, porque los papeles siempre contaban historias, hab¨ªa siempre una progresi¨®n cronol¨®gica. Pero, sin duda, resulta de lo m¨¢s curioso escuchar el ruido de tu voz en el escenario. Al principio asusta", se?ala esta bailarina que ha pasado a?os de silencioso baile subida a los escenarios.
No fue sencillo el proceso. Son artistas con agendas muy apretadas, y todo se fue materializando a trav¨¦s de las nuevas tecnolog¨ªas, que tanto seducen a Lepage. Durante dos a?os estuvieron cruz¨¢ndose correos electr¨®nicos, envi¨¢ndose v¨ªdeos, realizando videoconferencias, alguna vez con cada uno en un continente diferente, y teniendo pocos encuentros. Hubo un momento en que L¨¦page los cit¨® a todos en Qu¨¦bec, donde est¨¢ la sede de su compa?¨ªa Ex Machina. Se pusieron a trabajar a un ritmo fren¨¦tico de 14 horas diarias para presentar el espect¨¢culo a un p¨²blico piloto parte del proceso. "Era nuevo para m¨ª, como un estado de emergencia. Y todo para presentar al p¨²blico algo lejos de estar terminado".
Tiempos de ballet
Guillem es consciente de que puede que todos los que le ovacionaron en su ¨¦poca de bailarina cl¨¢sica no la hayan seguido hasta aqu¨ª. "Quiz¨¢ a los fan¨¢ticos del ballet no les guste lo que hago ahora. Puede que vengan y no les guste Eonnagata, pero nunca puedes predecir ni subestimar al p¨²blico. Hay gente que espera mucho de ti, hay otra que no se abre a experiencias nuevas, pero tambi¨¦n est¨¢ el que, a¨²n siendo fan¨¢tico del ballet, queda fascinado. Vienen a verme muchos j¨®venes estudiantes de ballet. Me gusta pensar que son como era yo entonces. Todav¨ªa represento para muchos de ellos el ballet cl¨¢sico, y me gusta que vengan y vean que hay otras posibilidades, otras maneras. Si puedo traer a una baby ballerina y abrirle horizontes, ser¨¦ feliz".
Confiesa, sin embargo, que no echa de menos todo aquello e incluso que no siente curiosidad por seguirlo ni siquiera como espectadora. "Muy raramente voy a ver ballet. Prefiero ir al teatro o al cine. No echo de menos ese mundo. Es algo que hice, me gust¨® hacerlo, pas¨¦ mucho tiempo all¨ª dentro y tuve grandes experiencias. Pero no lo extra?o. No voy a verlo porque no cambia. Cambian las producciones, los bailarines y los decorados pero en esencia es lo mismo. Fui a la ?pera de Par¨ªs recientemente a ver La bella durmiente y me pareci¨® tan in¨²til, tan carente de inteligencia, que me preguntaba por qu¨¦ se hac¨ªan una y otra vez nuevas producciones de esto".
Eonnagata se presenta desde hoy y hasta el 18 de julio, en el Teatro Nacional de Catalu?a, dentro del Grec, el festival de verano de Barcelona.
Los pasos de una estrella
- A los 11 a?os ingresa en la Escuela del Ballet de la ?pera de Par¨ªs y cinco a?os m¨¢s tarde ya forma parte del elenco de bailarines de la compa?¨ªa.
- Con tan s¨®lo 19 a?os, Rudolf Nureyev, director del Ballet de la ?pera de Par¨ªs, la nombra bailarina estrella despu¨¦s de interpretar El lago de los cisnes.
- En 1989 ingresa en el Royal Ballet de Londres, donde interpreta piezas creadas para ella por Maurice B¨¦jart y Mats Ek. Estuvo hasta 2003. All¨ª fue una fuerza modernizadora, que presion¨® a la compa?¨ªa para que contratara a core¨®grafos contempor¨¢neos.
- En 2003, la bailarina participa en el tr¨ªo Broken Fall, del creador Russell Maliphant, dando a su trayectoria cl¨¢sica un giro m¨¢s contempor¨¢neo.
- Padece miedo esc¨¦nico desde sus inicios como gimnasta antes que bailarina. Y calma sus nervios destroz¨¢ndose los dedos, aunque confiesa que con el paso de los a?os el temor a salir a escena se ha acrecentado.
- En la nueva l¨ªnea de interpretaci¨®n que decidi¨® seguir la gran diva de la danza francesa se enmarcan obras como Sacred Monsters, junto al core¨®grafo Akram Khan, y Push, tambi¨¦n de Maliphant.
Babelia
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