Manos arriba
La guerra de los 'pinganillos' enfrenta el romanticismo a la seguridad y el lado pr¨¢ctico
El director del Tour, Christian Prudhomme, apelaba al ciclismo rom¨¢ntico "lleno de epopeyas"; Marc Madiot, director de La Fran?aise des Jeux, "a la defensa del corredor inteligente" para defender la ausencia de pinganillos (sistema de comunicaci¨®n ciclista-director) en la etapa de ayer; los 14 equipos que se opon¨ªan a esta decisi¨®n del Tour, liderados por el del Astana, Johan Bruyneel (en esto tambi¨¦n manda el ex ciclista belga), reclamaban la ausencia de riesgos evitables en el desarrollo de la carrera por lo mucho que hay en juego. Y los ciclistas, en su inmensa mayor¨ªa, quer¨ªan el pinganillo por razones de seguridad y se opon¨ªan a la direcci¨®n del Tour. "Nunca somos consultados en estos casos", se lamentaban Juanma Garate, Mikel Astarloza y todos los que se opon¨ªan a correr con el o¨ªdo vac¨ªo.
El Motorola de Armstrong fue, en los noventa, el primero que los us¨®
?Romanticismo o arca¨ªsmo? El pinganillo naci¨® en el ciclismo a principios de los a?os 90 cuando el Motorola de Lance Armstrong lo instal¨® en el equipo. "Era un aparato bastante grande que adem¨¢s llevaba un micr¨®fono incorporado en el manillar", recuerda Bruyneel. "Luego se fue perfeccionando y disminuyendo en tama?o hasta lo que hoy conocemos", contin¨²a diciendo sobre el sofisticado aparato que permite una transmisi¨®n exacta y directa entre corredor y director. En Espa?a, el principal introductor fue Manolo Saiz y en aquella ¨¦poca lo portaba el ciclista designado como jefe o director de ruta, que recib¨ªa las ordenes del director del equipo y las trasladaba al resto de compa?eros. Luego fueron dos y finalmente todo el grupo.
Pero el pinganillo ten¨ªa m¨¢s funciones y trabajos. En cuanto se instaur¨® esta tecnolog¨ªa, que permit¨ªa controlar las fugas, las distancias, dar ¨®rdenes y ¨¢nimos, alterar t¨¢cticas o prever de forma r¨¢pida la asistencia m¨¦dica en ca¨ªdas, o deportiva, en pinchazos o aver¨ªas, el espionaje comenz¨® a funcionar. Los equipos se prove¨ªan de personas capaces de controlar las frecuencias ajenas para conocer las t¨¢cticas ajenas y codificar las suyas. Comenzaba as¨ª una carrera entre la tecnolog¨ªa y los servicios de inteligencia inform¨¢tica. Se cuenta que Marino Lejarreta era un experto en el manejo de esta tecnolog¨ªa: barridos de frecuencias, c¨®digos particulares... Incluso usaba el euskera con los corredores vascos para transmitir mensajes (como los estadounidenses en la II Guerra Mundial). Por su parte, el Festina lleg¨® incluso a controlar las pulsaciones de sus ciclistas para saber, en carrera, si estaban dando de s¨ª todo lo que pod¨ªan, para a trav¨¦s del pinganillo reclamar un mayor esfuerzo del ciclista.
Eran tiempos demasiado pret¨¦ritos para el actual pelot¨®n. Ninguno de los ciclistas en carrera y ninguno de los directores de equipo en el Tour los han vivido. En cierto modo ayer perdieron su virginidad y lo hicieron sin estridencias: "Mira, ha sido una carrera muy tranquila en la que hemos rodado con seguridad que era lo importante", resum¨ªa el l¨ªder del Euskaltel, Astarloza. "Para nosotros, el desarrollo de la carrera nos ha venido muy bien", reconoc¨ªa Jos¨¦ Luis Arrieta, del equipo del l¨ªder, Nocentini. Todos negaban el plante y callaban cuando se les preguntaba sobre el origen de la decisi¨®n de circular en pelot¨®n compacto hasta los ¨²ltimos 20 kil¨®metros de carrera, donde recuperaban la libertad de decisi¨®n para disputar la etapa.
Antes, proliferaban las manos arriba pidiendo agua, pidiendo consejo, pidiendo reparar un pinchazo como hasta hace unos 20 a?os. Manos arriba frente a la tecnolog¨ªa. Para todos fue un atraco. Todos se sintieron robados en su presunta buena fe. Prudhomme incluso habl¨®, al t¨¦rmino de la etapa, de "dados trucados" por el pacto del pelot¨®n para llegar al sprint. Alberto Contador, Bruyneel y tantos otros ped¨ªan experimentos con gaseosa, "no en la carrera m¨¢s importante del a?o". Para Carlos Sastre, y tantos otros, "fue un d¨ªa muy bonito y muy tranquilo". "He podido hablar con los compa?eros y ahora me explico por qu¨¦ Bahamontes y otros duraban tanto", a?adi¨® el campe¨®n del a?o pasado. Sastre, siempre Sastre.
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