Llanto y rezos por Ryan
Un centenar de personas despide en la mezquita de la M-30 al beb¨¦ marroqu¨ª muerto por una negligencia m¨¦dica en el Gregorio Mara?¨®n
"En el nombre de Al¨¢, el clemente, el misericordioso. Recemos por el alma del difunto", implora el im¨¢n en la sala de oraci¨®n. Los feligreses deshacen sus filas y se arremolinan alrededor del peque?o f¨¦retro blanco que acercan dos hombres conmovidos. Lo colocan en el mihrab, el lugar desde donde el cl¨¦rigo dirige las preces en direcci¨®n a La Meca.
Ese ata¨²d blanco acaba de llegar en un coche f¨²nebre a la mezquita de la M-30. Un solo hombre ha bastado para transportarlo al templo. En brazos, casi acun¨¢ndolo. El f¨¦retro de 50 cent¨ªmetros es el de Ryan, el beb¨¦ prematuro nacido por ces¨¢rea hace dos semanas. Lleg¨® al mundo horas antes de que su madre, la marroqu¨ª Dalila Mimoumi, se convirtiera en la primera v¨ªctima mortal de la gripe A en Espa?a tras peregrinar tres veces por los servicios sanitarios madrile?os.
Ryan muri¨® este lunes por un "terror¨ªfico error", seg¨²n el gerente del hospital Gregorio Mara?¨®n. All¨ª se le suministr¨® equivocadamente el alimento por v¨ªa intravenosa. En apenas dos semanas, Mohamed el Huarachi, de 21 a?os, ha dejado de ser marido y padre.
Mohamed es uno de los sesenta hombres (m¨¢s un n¨²mero indeterminado de mujeres) que susurran las oraciones en la sala alfombrada de la mezquita. Tras el rezo principal de la tarde (al-Asser), el im¨¢n Abu-Bakr comienza la plegaria al-Yanassa, el rezo de difuntos. Los fieles forman peque?as filas, m¨¢s juntas y compactas, como si quisieran arropar el cuerpo en su ¨²ltimo adi¨®s religioso en Espa?a. "Haz de su tumba un refugio feliz. Ingr¨¦salo en tu divino para¨ªso", pide para Ryan. La oraci¨®n es breve. Incluye un p¨¢rrafo optativo, destinado a la muerte de ni?os: "Se?or, consuela a sus padres y recomp¨¦nsales".
A la salida, como tambi¨¦n hab¨ªa ocurrido a la entrada, vuelven los lloros desconsolados de los familiares, menos de una decena. Llantos silenciosos que contrastan con la algarab¨ªa de los m¨¢s de 40 periodistas que hacen guardia en el exterior de la mezquita.
Yunus, tambi¨¦n marroqu¨ª, uno de los primeros fieles en llegar al templo, se retira en silencio. No conoc¨ªa a la familia. "He venido por solidaridad ante una tragedia", asegura.
Tras la corta oraci¨®n, de apenas cinco minutos, el f¨¦retro del peque?o vuelve a la sala mortuoria, dotada con c¨¢mara frigor¨ªfica. Su abuela Aziza, desesperada, se pega a la pared que esconde a su nieto muerto. All¨ª deja sus l¨¢grimas mientras el resto de los familiares se consuelan entre s¨ª.
La familia abandona el templo sobre las 19.30. Mohamed, el padre de Ryan, sube a un veh¨ªculo. Se tapa con la mano la cara descompuesta. Es el mismo gesto que hizo tras conocer la muerte de su hijo.
Tambi¨¦n abandonan la mezquita los diplom¨¢ticos de la Embajada de Marruecos y los representantes de diversas asociaciones de ese pa¨ªs, entre ellas, las de la Asociaci¨®n de Mujeres Marroqu¨ªes en Espa?a. Su presidenta, Nadia Otomani, que dijo haber estado reunida tres horas con el consejero de Sanidad, Juan Jos¨¦ G¨¹emes, el pasado lunes, se?ala que los colectivos marroqu¨ªes no reclamar¨¢n a las instituciones. "Yo s¨®lo puedo dar las gracias, incluso a la sanidad p¨²blica, porque, a pesar de todos los fallos que ha tenido, mucha gente hace un trabajo magn¨ªfico". No indica si el padre de Ryan se abstendr¨¢ tambi¨¦n de hacer reclamaciones. "Eso depende de ¨¦l, est¨¢ en su derecho".
Ryan nunca estuvo en Marruecos, pero el jueves por la ma?ana un avi¨®n del monarca de Rabat le trasladar¨¢ all¨ª para ser enterrado junto a su madre. Desde ayer, y hasta entonces, se quedar¨¢ en la mezquita de la M-30. En su peque?o ata¨²d blanco.
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