?La tradici¨®n por encima de todo?
Los encierros siempre fueron peligrosos, pero la masificaci¨®n eleva el riesgo - Los 'sanfermines' no revisan sus reglas pese al muerto y los cuatro heridos graves de este a?o
Miedo, tensi¨®n, sentimiento de superaci¨®n. Pero tambi¨¦n una extra?a tranquilidad cuando se acerca el toro. Olores penetrantes. Sensaciones primarias y ancestrales. Y, a veces, dolor. As¨ª dicen vivir los sanfermines varios corredores de los encierros de Pamplona. La intensidad de la experiencia entra?a unos riesgos intr¨ªnsecos que los m¨¢s expertos aseguran conocer y asumir. Pero la muerte el viernes pasado de Daniel Jimeno Romero, de 27 a?os, ha vuelto a abrir el debate sobre la seguridad en este tipo de espect¨¢culos taurinos.
El fallecido, corredor serio natural de Alcal¨¢ de Henares (Madrid), fue empitonado en el cuello, mientras corr¨ªa en el tramo de la Telef¨®nica, por Capuchino, un toro de 515 kilos. El cuerno le afect¨® el pulm¨®n izquierdo y la aorta. Antes de las nueve de la ma?ana fallec¨ªa en el hospital Virgen del Camino. El domingo, los miuras provocaron 11 heridos en el sexto encierro. Un toro que qued¨® descolgado hiri¨® de gravedad a dos hombres, de 56 y 44 a?os. Ayer, ¨²ltimo d¨ªa de los festejos, se hizo el primer balance: el hospital de Navarra y el hospital Virgen del Camino atendieron -adem¨¢s de a Daniel Jimeno- a 47 heridos en los encierros, de los que 10 sufrieron lesiones por asta de toro y 14 fueron ingresados. Nada extra?o, seg¨²n las estad¨ªsticas. Las cifras se encuadran en la media de los ¨²ltimos a?os.
Desde 1922 ha habido 15 muertos, y este a?o, 14 ingresos hospitalarios
"Es sentirse vivo, vivir algo ¨²nico", dice un corredor experimentado
Unas 500 personas se encargan de la seguridad durante los encierros
"Hay riesgos y tenemos que minimizarlos", dice el Ayuntamiento
El viernes, sin embargo, la ciudad vivi¨® una tragedia, igual que en los sanfermines de 2003 y como ocurri¨® otras 14 veces desde que se empezara el registro de datos de los encierros, en 1922. El Ayuntamiento de Pamplona hizo un llamamiento apelando a la responsabilidad y recordando los riesgos de las carreras, pero al d¨ªa siguiente continuaron los encierros. En este sentido, las fiestas de Pamplona, que atraen cada a?o a centenares de miles de aficionados, son doblemente pol¨¦micas, porque a los argumentos cl¨¢sicos de los antitaurinos se suman los de quienes cuestionan las medidas de seguridad, la masificaci¨®n y, a veces, la esencia misma de los encierros, el peligro.
"Estamos hablando de toros. El riesgo siempre existe. Lo que hacemos es intentar minimizarlo", asegura Ana Elizalde, concejal del ¨¢rea de Seguridad del Ayuntamiento de Pamplona. Los corredores consultados coinciden a este respecto en que la organizaci¨®n es lo que mejor funciona de la ciudad. "Si hay algo que se organiza bien en Pamplona es la seguridad", defiende Julen Madina. Este corredor con m¨¢s de 30 a?os de experiencia que suele correr el tramo final de Estafeta sufri¨® en 2004 cinco cornadas a la entrada del callej¨®n de la plaza de toros. Despu¨¦s de pasar por el quir¨®fano prometi¨® que volver¨ªa a correr. Mantuvo su compromiso, a?o tras a?o, y ayer su voz rezumaba satisfacci¨®n: "En una sociedad que quiere controlar lo que bebo y lo que fumo, s¨®lo pido que se me deje tener emociones. Quiero sentirme vivo". "Ha ocurrido una tragedia este a?o, pero podr¨ªa haber pasado hace dos o cuatro. Podemos asumir otros yendo de vacaciones, por ejemplo, en coche a Valencia en un puente. Estad¨ªsticamente, la probabilidad de sufrir un accidente es alt¨ªsima", a?ade. Cada fin de semana mueren en las carreteras espa?olas alrededor de 20 personas en accidentes de tr¨¢fico.
Otros, sin embargo, no admiten este tipo de comparaciones. Lo que molesta incluso a algunos pamploneses es la falta de esp¨ªritu autocr¨ªtico. "Habr¨ªa que hacer campa?a recordando el valor de no correr", propone el dibujante Jes¨²s Zulet, lo que ciertamente puede resultar muy dif¨ªcil en un ambiente festivo. La semana pasada, tras la muerte de Daniel Jimeno, abandon¨® unos momentos su habitual medio de expresi¨®n y escribi¨® en su blog una entrada "en contra de los encierros". Para expresar que, al final, el hombre est¨¢ por encima del toro y que la soluci¨®n de este problema s¨®lo queda en manos del hombre.
Zulet, que coincide con la tesis antropol¨®gica seg¨²n la cual este tipo de espect¨¢culos es una especie de ritual de iniciaci¨®n, plantea adem¨¢s otra cuesti¨®n: estos espect¨¢culos est¨¢n "en el mismo nivel de catarsis". ?Qu¨¦ pasar¨ªa, pues, si se le arrebatara a la sociedad este tipo de catarsis colectiva? El debate est¨¢ abierto, y en ello intervienen tambi¨¦n las asociaciones en defensa de los animales, que piden la supresi¨®n de los encierros.
Como todos los a?os desde hace ocho, el pasado d¨ªa 5 las asociaciones PETA y Anima Naturalis se concentraron en la plaza del Ayuntamiento de Pamplona para protestar contra la crueldad de los encierros y las corridas de San Ferm¨ªn. Centenares de personas de distintas partes de Espa?a y del resto de Europa se ti?eron el cuerpo de pintura roja para imitar la sangre y simularon clavarse numerosas banderillas en sus espaldas. Adem¨¢s, seg¨²n se?ala Jonathan Torralba, director de Anima Naturalis en Espa?a, los animales sufren maltrato psicol¨®gico y f¨ªsico. "Sufren golpes y fracturas al caer", denuncia. "En Pamplona", a?ade, "hay una cultura mucho m¨¢s digna de ser alabada que la tortura de los toros". En su opini¨®n, "lo que hay detr¨¢s de los encierros es un gran negocio".
Los sanfermines, en realidad, atraen cada a?o a Pamplona a centenares de miles de visitantes de medio mundo. Di¨¢logos sobre los peligros de los encierros se incluyen en manuales de espa?ol para extranjeros al menos desde que Ernest Hemingway popularizara estas fiestas en el mundo anglosaj¨®n.
Incluso hay algunos participantes que convierten los festejos en una oportunidad de negocio. Julen Madina, por ejemplo, organiza cursillos para aprender a correr en los encierros. Porque todos admiten que los peligros acechan y pueden afectar incluso a los corredores m¨¢s experimentados, entre los que tambi¨¦n hay varios extranjeros. No es cierto, por ejemplo, que los for¨¢neos sean siempre los m¨¢s atrevidos o peores corredores que los pamploneses o que hayan sufrido m¨¢s percances. Desde 1922, los corneados extranjeros representan un 30% de los corredores. "?De d¨®nde son los afectados de este a?o?", se pregunta Madina.
"Yo empec¨¦ joven. Mi padre corr¨ªa, mi abuelo corr¨ªa", explica Jokin Zuasti, con m¨¢s de 30 a?os de sanfermines a sus espaldas. "Lo que est¨¢ claro", dice, "es que no es raro que pueda pasar algo". Para evitar que las consecuencias de las embestidas resulten a¨²n m¨¢s graves, m¨¢s de cien sanitarios trabajan a pie de encierro. Lo recuerda Jos¨¦ Aldaba, de Cruz Roja. "Trabajamos unas 120 personas entres m¨¦dicos, enfermeras, socorristas u operadores de radio" para trasladar los datos v¨ªa PDA a otros servicios de emergencias. Este dispositivo se pone en marcha alrededor de las 6.30. "La mayor¨ªa de las veces se trata de heridas y golpe y b¨¢sicamente hacemos unas curas".
El n¨²mero de atenciones, relata Aldaba, no var¨ªa mucho de a?o en a?o. "La cuesti¨®n es que puede haber carreras m¨¢s tranquilas o a?os m¨¢s tranquilos en los que se produzca una tragedia como la de la semana pasada. El problema actual del encierro es la masificaci¨®n, sobre todo durante el fin de semana, cuando puede afectar tambi¨¦n a los corredores de verdad, impidi¨¦ndoles hacer carreras m¨¢s bonitas o incluso poni¨¦ndoles en peligro".
La masificaci¨®n es una consecuencia del ¨¦xito del encierro, coinciden tanto Zuasti como Madina. "Se podr¨ªa decir que los sanfermines est¨¢n enfermos de ¨¦xito", prosigue Madina. Pero no en las fiestas donde los corredores han observado variaciones en los ¨²ltimos a?os. "Lo que ha cambiado tal vez es la percepci¨®n de los encierros en la calle. Se convierte en un tema medi¨¢tico y en el centro de debates a menudo vac¨ªos. El problema es que cuando pase el 15 de julio todos, lamentablemente, se van a olvidar de esto", comenta antes de intentar describir la sensaci¨®n de correr: "Es algo un poco indescriptible. Significa sentirse vivo, vivir algo ¨²nico. ?C¨®mo puedo describir lo que siento cuando estoy enamorado? S¨®lo s¨¦ que en ese momento no me cambio ni me cambiar¨ªa por nadie en el mundo. Llevo 30 a?os enganchado, pero no me puedo desenganchar".
Un aspecto irracional es parte integrante de estos festejos. Porque se trata de correr un peligro en principio sin ninguna utilidad aparente y, que, sin embargo, es un rasgo que tambi¨¦n caracterizan otras actividades o deportes. Hace cuatro a?os, en un reportaje de Javier Mart¨ªn publicado en EL PA?S, Atanasio, uno de los grandes corredores de la historia, declaraba: "Es un riesgo gratuito, como el del alpinista, sin utilidad". Y no le da m¨¢s importancia: "No saquemos las cosas de quicio; siempre son las mismas calles y los mismos animales. La gente ha corrido sin darle mayor importancia. Ahora est¨¢n las teles y hay m¨¢s gente y, en general, m¨¢s nivel; pero, al final, correr es como estudiar: estudian muchos y saben pocos".
Para ayudar a todo el mundo a superar el examen, el Ayuntamiento de Pamplona coordina un equipo de unas 500 personas que, durante dos minutos y medio, se encarga de la seguridad del encierro. Polic¨ªa foral, municipal o encargados de la limpieza que, adem¨¢s, seg¨²n Ana Elizalde, se re¨²nen en grupos de 40 todos los d¨ªas, entre el 7 y el 14 de julio, para analizar los encierros e intentar mejorar las carreras del d¨ªa siguiente.
Y es que hasta hace unos pocos a?os toros y mozos corr¨ªan en calles con aceras. En la curva de Mercaderes, adem¨¢s, se echa un l¨ªquido antideslizante para evitar resbalones, mientras que en el callej¨®n se han abierto troneras para evitar que se formen pi?as. Se trata de un tipo de actuaciones que ya se realizaban en los a?os cuarenta. Desde entonces, cuando un toro parti¨® el vallado y se fug¨® por las calles, existe el doble vallado y adem¨¢s con tablones forrados de hierro.
Pero, ?los peligros s¨®lo acechan en Pamplona y en sanfermines o tambi¨¦n los otros encierros acarrean riesgos? Luis Barbado es pamplon¨¦s y trabaja en San Sebasti¨¢n de los Reyes, donde la ¨²ltima semana de agosto se celebran los conocidos encierros. Pertenece a la asociaci¨®n cultural El Encierro de la localidad madrile?a. "La diferencia tal vez est¨¦ en el tipo de corredores", comenta. "En ambos casos la organizaci¨®n es muy profesional, aunque no perfecta. De todas formas, Pamplona suele exigir unos toros muy grandes y a la ciudad acude una multitud atra¨ªda por unos encierros muy populares". Estas premisas, acompa?adas de una mayor cantidad de c¨¢maras de televisi¨®n, junto con las palabras juventud, transgresi¨®n y vanidad podr¨ªan acarrear m¨¢s riesgos.
En cualquier caso, Barbado recuerda que los momentos de mayor peligro se suelen producir cuando un toro se queda rezagado con respecto a la manada. Porque los organizadores son los primeros en querer que todo salga bien. Por eso, por ejemplo, tras los lamentables accidentes ocurridos a ra¨ªz del tap¨®n que se produjo en la plaza de toros de Sanse durante los encierros de 2005 -produjo m¨¢s de sesenta heridos- se instalaron unas talanqueras de evacuaci¨®n para evitar que se repitan los choques de mozos.
Cinco lustros de estad¨ªsticas
- La Universidad P¨²blica de Navarra y el portal Sanfermin.com han elaborado un an¨¢lisis estad¨ªstico de los 207 encierros celebrados a partir 1980. Existen algunos factores que inciden de forma significativa en el n¨²mero de percances.
- La mayor afluencia de visitantes o turistas en fin de semana incide de forma destacada en los accidentes que se registran en el encierro. As¨ª, se puede comprobar c¨®mo el lunes es el d¨ªa con una media m¨¢s elevada de heridos por asta. Esto no se debe tanto al d¨ªa en s¨ª, sino a que en esta jornada se han incluido algunas de las ganader¨ªas m¨¢s complicadas (Torrestrella, Jandilla, Cebada Gago...). En cualquier caso, el d¨ªa con una media de percances m¨¢s alta es el s¨¢bado.
- En los 207 encierros analizados entre 1980 y 2005, la edad media de los heridos por asta de toro es de 29,9 a?os, mientras que la de trasladados a hospitales es de 28,7 a?os. Las edades de los heridos por asta de toro van desde los 16 hasta los 70 a?os, aunque la mitad de ellos es mayor de 27 a?os. En el caso de los hospitalizados, la edad va desde los 14 hasta los 69 a?os, siendo la mitad de ellos mayores de 26 a?os.
- En los 207 encierros del periodo analizado, el 29,4% de los heridos por asta eran extranjeros.
- La duraci¨®n media de los encierros es de 3,4 minutos. El m¨¢s largo del que se tiene constancia dur¨® 11,5 minutos.
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