Hundir las pateras
Mohamed despliega sobre la arena pareos, faldas y blusas. Tiene el rostro enjuto. La piel morena. Cada dos o tres d¨ªas, aparece por La Cala de Mijas con su carga de algod¨®n y seda.
Mohamed habla un espa?ol primario, suficiente para entenderse con los nativos. No acosa a los ba?istas. Simplemente, pasa delante de ellos, con un pu?ado de prendas de vestir colgando de sus brazos. Todos los a?os le compramos algo. Charlamos sobre la crisis y le preguntamos por su familia. Tiene mujer y cuatro hijos, all¨¢ en Marruecos.
Este a?o el negocio va mal. Se vende poco. No hay trabajo a lo largo de la Costa del Sol. No le queda m¨¢s remedio que patear la arena con su mercanc¨ªa de algod¨®n y seda tra¨ªda desde la India. Las mercanc¨ªas y los capitales pueden atravesar libremente las fronteras. Pero no las personas. Menos a¨²n si tienen la piel oscura.
Medito sobre esta contradicci¨®n al tiempo que un atildado y mofletudo eurodiputado brit¨¢nico propone que, para evitar que gentes como Mohamed asalten el fort¨ªn europeo, lo mejor es hundir las barcas que transportan sus sue?os desde el ?frica hambrienta a la opulenta Europa.
Nick Griffin se llama el tipo. Es uno de esos engre¨ªdos brit¨¢nicos que creen que el color blancuzco de su piel lo convierte en un ser superior. Griffin forma, junto al holand¨¦s Geer Wilders, la h¨²ngara Krisztina Morval o el austriaco Heinz Strache, el bloque ultraderechista que se col¨® en el Parlamento europeo en las elecciones del pasado mes de mayo. Uno de cada cinco nuevos eurodiputados es racista y xen¨®fobo. Detestan a los musulmanes, jud¨ªos y gitanos.
Los ultras crecen y muestran sus colmillos: el pasado fin de semana hubo manifestaciones pronazis en Alemania y Hungr¨ªa. En Espa?a se hac¨ªa p¨²blica una encuesta seg¨²n la cual el 14% de los j¨®venes espa?oles votar¨ªa a un partido xen¨®fobo. El informe Raxen (Racismo, Xenofobia, Neonazis) presentado por el Movimiento contra la Intolerancia el pasado martes relata que en 2008 hubo m¨¢s de 4.000 incidentes violentos racistas en Espa?a. La mayor¨ªa, contra inmigrantes. Hay unos 10.000 ultras y neonazis en este pa¨ªs que controlan m¨¢s de 200 p¨¢ginas web de contenido fascista.
El brit¨¢nico Griffin piensa que hay que endurecer (m¨¢s a¨²n) las medidas para impedir que personas como Mohamed inunden Europa. Para ello, propone una dr¨¢stica soluci¨®n, digna de Berlusconi: "deben ser hundidas unas cuantas de esas barcas" que los transportan. Eso s¨ª, aclara que "no quiero decir que nadie deba ser asesinado en el mar". Menos mal. S¨®lo pretende hundir "esas barcazas". A sus aterrorizados ocupantes, se "les pueden lanzar balsas salvavidas y pueden regresar a Libia".
?Qu¨¦ magn¨¢nimo Griffin! Cuando est¨¦n tocando las costas de Sicilia o las de Almer¨ªa, les arrojamos un bote neum¨¢tico y les decimos: remen con los brazos y vu¨¦lvanse a casa. O mueran ahogados, No los habr¨¢ matado Griffin, no. Los habr¨¢ engullido ese mar que separa la pobreza de la riqueza. Ese mar que decide qui¨¦n tiene derecho a una vida digna y qui¨¦n no. Quien es el amo y quien el esclavo.
Pienso en todo ello cuando dejo a Mohamed, que sigue su deambular incansable por la arena con un fardo de ropa de algod¨®n y seda. Bajo un sol abrasador, gana el pan de sus hijos que aguardan al otro lado del Estrecho. Otros muchos Mohamed patean las costas andaluzas ofreciendo todo tipo de baratijas. Son los "invasores" del Tercer Mundo que detesta el mofletudo eurodiputado brit¨¢nico.
Probablemente, Mohamed no llegue a conocer nunca las opiniones de Griffin. Pero estoy seguro de que en ocasiones lee en los ojos de muchos espa?oles esa macabra idea: habr¨ªa que hundir las pateras para que esta gente no inunde nuestro pa¨ªs y nos arrebate el trabajo.
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