Pasaportes que llevan a la calle
La Generalitat ignora al S¨ªndic y expulsa a menores subsaharianos de los centros de acogida porque desconf¨ªa de la edad que reflejan sus documentos
Mohamed (nombre ficticio) naci¨® el 1 de diciembre de 1991 en Guinea-Bissau. Al menos seg¨²n su pasaporte. Pero eso no es suficiente para la Direcci¨®n General de Atenci¨®n a la Infancia (DGAIA), que no se f¨ªa de muchos pasaportes subsaharianos y examina el f¨ªsico de algunos menores que habitan en sus centros de acogida mediante pruebas m¨¦dicas. El organismo quiere esclarecer si realmente son menores y, por tanto, tienen derecho a recibir su ayuda.
A chicos como Mohamed les va mucho en este an¨¢lisis. Su vida ya es dura por ser chavales de tan s¨®lo 17 a?os: duermen mal en centros como El Alcorn, denunciado por algunas ONG por su saturaci¨®n. All¨ª, dicen algunos, otros inquilinos les han llegado a robar. Pero si les declaran adultos, pueden acabar en la calle. No ser¨ªan los primeros. Ayer, 25 de ellos, entre los que estaba Mohamed, reclamaron ante el Palau de la Generalitat que la Administraci¨®n no les abandone.
No es la primera vez que la DGAIA hace estas pruebas m¨¦dicas para contrastar la edad que figura en los pasaportes. En diciembre lo hizo, expuls¨® de un centro a 13 j¨®venes y por eso recibi¨®, en febrero, un serio varapalo del S¨ªndic de Greuges. El defensor del pueblo dud¨® de la fiabilidad de estas pruebas, que seg¨²n estudios del Centro de Estudios Jur¨ªdicos de la propia Generalitat tienen un gran margen de error. Consisten en un examen forense, un an¨¢lisis de la madurez de los huesos de la mu?eca y de la mand¨ªbula. Este ¨²ltimo ofrece para el Colegio Oficial de Odont¨®logos s¨®lo "una aproximaci¨®n" de la edad real. El S¨ªndic tambi¨¦n critic¨® que la DGAIA se f¨ªe m¨¢s de estos vagos indicios que de los documentos legales y apunt¨® que cualquier duda sobre estos ¨²ltimos la debe esclarecer la polic¨ªa y no la DGAIA.
A pesar de ello, el Departamento de Acci¨®n Social piensa seguir haciendo (y crey¨¦ndose) las pruebas en caso de duda. "El S¨ªndic no puede obligar a la Administraci¨®n a modificar sus pautas. Esta recomendaci¨®n no la vamos a seguir", se?alaron ayer fuentes de la consejer¨ªa. Eso no desanima al Centre dels Infants del Raval, una asociaci¨®n que atiende a menores con problemas. "Se hace un uso abusivo de las pruebas de edad", recalc¨® su director t¨¦cnico, Ismael Palac¨ªn.
Y para ilustrar las consecuencias parad¨®jicas de esta conducta, puso el ejemplo de un guineano que, asegur¨®, fue expulsado hace tan s¨®lo unas semanas de un centro de la DGAIA porque, seg¨²n las pruebas del organismo, es adulto. Pero seg¨²n su pasaporte no tiene 18 a?os, as¨ª que no lo puede atender la Cruz Roja. De momento, tiene un techo bajo el que dormir, pero Palac¨ªn teme que acabe en la calle. "Son chicos con empuje, pero corren el riesgo de la indigencia", se lamenta. Mohamed tiene ese empuje. Y ahora lo emplea en defender a sus compa?eros.
Hambre en el Raval
Abdallah Fall sufre en Barcelona vivencias que nunca imagin¨® en su pa¨ªs de origen, Senegal. "Paso hambre, duermo en la calle, me han robado la ropa", se lamenta, y explica que incluso han intentado abusar de ¨¦l. "Empiezo a hablar solo", a?ade, l¨²cidamente temeroso por su salud mental. Su situaci¨®n encender¨ªa todas las luces de alarma de la Administraci¨®n si se tratase de un menor.
Pero hace poco m¨¢s de un mes que Abdallah ya no lo es. Cumpli¨® 18 a?os el 5 de junio y explica que al d¨ªa siguiente tuvo que abandonar el centro de acogida de la Generalitat donde viv¨ªa. Sin papeles y sin trabajo, espera ahora regularizar su situaci¨®n.
"A veces duermo en la playa y a veces dentro de unos cartones aqu¨ª", dice en la calle Hospital, en el coraz¨®n del ruidoso Raval, nada tranquilo por las noches. Come gracias a la generosidad de algunos restauradores, pero no siempre. Hace dos domingos, acudi¨® al hospital de Bellvitge porque se desmayaba. El parte de urgencias se?ala el motivo: "Poca ingesta alimentaria".
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