Sabor amargo
El nuevo modelo de financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas aprobado el pasado mi¨¦rcoles por el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera sin ning¨²n voto en contra aunque con la abstenci¨®n de las comunidades gobernadas por el PP, con la excepci¨®n de la ciudad aut¨®noma de Ceuta, no ha dejado satisfecha por completo a ninguna comunidad, pero tampoco ha dejado completamente insatisfecha a ninguna. Es lo que suele y debe ocurrir con este tipo de acuerdos. La mezcla de satisfacci¨®n e insatisfacci¨®n generalizada es la prueba de la neutralidad territorial del Gobierno que ha dirigido el proceso de negociaci¨®n.
No es de extra?ar que, en estas circunstancias, las cr¨ªticas al modelo no se hayan dirigido tanto al contenido del mismo, como al hecho del protagonismo que ha tenido la comunidad aut¨®noma de Catalu?a en la negociaci¨®n, que ha relegado en cierta medida a las dem¨¢s a una posici¨®n subalterna. Fernando Santiago lo dec¨ªa en su columna del lunes: "...nos queda el sabor amargo de que todos hemos ido a remolque de Catalu?a... El Gobierno de Espa?a ha negociado con el Gobierno de Catalu?a y hasta que no ha alcanzado un acuerdo con la Generalitat no ha comenzado con el resto".
Sin duda ha sido as¨ª. Pero eso no es algo que singularice la negociaci¨®n del modelo aprobado esta semana, sino que es algo que ha ocurrido siempre, desde la aprobaci¨®n de la Ley Org¨¢nica de Financiaci¨®n de las Comunidades Aut¨®nomas (LOFCA) en 1980 pasando por todas las modificaciones posteriores de dicha norma. La evidencia emp¨ªrica de que disponemos en este sentido es abrumadora.
El debate de la LOFCA originaria y del Estatuto de Autonom¨ªa para Catalu?a en las Cortes Generales fue simult¨¢nea y los legisladores de ambos textos estuvieron ajustando permanentemente lo que decid¨ªan respecto del segundo en la definici¨®n de la primera. La LOFCA nace para garantizar la financiaci¨®n de Catalu?a, cuando no se sab¨ªa c¨®mo iba a ser el ejercicio del derecho a la autonom¨ªa por las dem¨¢s regiones.
Y todas las modificaciones ulteriores de la LOFCA han tenido su origen en Catalu?a. Hasta 1993 pr¨¢cticamente la LOFCA se mantuvo tal como hab¨ªa sido aprobada en 1980. Fue la d¨¦cada de las mayor¨ªas absolutas de los Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez. Ser¨ªa en 1993, cuando el PSOE pierde la mayor¨ªa absoluta, cuando se negociar¨¢ con CiU la primera reforma de la LOFCA, con la cesi¨®n del 15% del IRPF, con la finalidad de garantizar la investidura de Felipe Gonz¨¢lez. Una reforma de mayor calado se producir¨ªa en 1996 ante la necesidad todav¨ªa m¨¢s imperiosa de los votos de CiU por parte del PP, a fin de que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar pudiera ser presidente del Gobierno. Nunca ha habido una vinculaci¨®n tan clara de financiaci¨®n e investidura como en esa ocasi¨®n y nunca ha sido tan notorio el protagonismo de Catalu?a, con exclusi¨®n de todos los dem¨¢s. Ni en 2001 ni en 2006 se ha llegado, ni de lejos, a una posici¨®n tan subalterna de las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas respecto de Catalu?a como la que se produjo en la d¨¦cada de los noventa y singularmente en 1996.
El impulso de Catalu?a en la construcci¨®n del Estado Auton¨®mico en general y en la financiaci¨®n del mismo en particular ha sido y es una constante en nuestra historia constitucional. Forma en cierta medida parte de nuestra Constituci¨®n material. Y es algo que no nos ha perjudicado a los dem¨¢s, sino todo lo contrario. No tenemos ning¨²n motivo para mirar con recelo el protagonismo de Catalu?a, porque hasta el momento a lo que ha conducido es a un m¨¢s extenso y m¨¢s profundo ejercicio del derecho a la autonom¨ªa por parte de todos. Catalu?a ha salido ganando con el nuevo modelo de financiaci¨®n, pero las dem¨¢s comunidades tambi¨¦n. ?nicamente CiU se ha quedado fuera de juego. El dato habla por s¨ª solo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.