Barcelona, a?os a vueltas con la prostituci¨®n

La ordenanza de civismo de Barcelona que se aprob¨® hace cuatro a?os proh¨ªbe ejercer la prostituci¨®n en la calle en determinadas circunstancias. B¨¢sicamente son dos: cuando se produce una monopolizaci¨®n del espacio p¨²blico que evita cualquier otra actividad e impida el tr¨¢fico y cuando se ejerce a menos de 200 metros de centros educativos. Las sanciones se dirigen tanto al cliente como a la persona que ofrece el servicio. El detonante de la ordenanza fue precisamente la expansi¨®n de la prostituci¨®n callejera a zonas donde hab¨ªa colegios y mucha actividad comercial, sobre todo en una zona de Eixample. Los residentes y comerciantes argumentaban que el espect¨¢culo resultaba escandaloso a la salida de los colegios y, adem¨¢s, espantaba a los clientes de los comercios que se ve¨ªan abordados por las chicas.

Tanto el debate como la aplicaci¨®n de la ordenanza ha resultado controvertida y tiene la particularidad de no contentar ni a las voces que ped¨ªan la prohibici¨®n ni a las mujeres que ejercen la prostituci¨®n. A ¨¦stas porque se sienten especialmente perseguidas por la polic¨ªa municipal y argumentan que se est¨¢n m¨¢s seguras contactando en la calle con los clientes que en locales. Y a las voces m¨¢s beligerantes porque afirman que el fen¨®meno no se ha erradicado. Lo cierto es que la prostituci¨®n callejera sigue existiendo con cierta disminuci¨®n en una de las zonas y que fluct¨²a en funci¨®n de la presi¨®n que ejerce la Guardia Urbana, por un lado, y de las ocasionales redadas que hace la polic¨ªa contra las redes de proxenetas. En la pr¨¢ctica muchas veces es el juego del rat¨®n y el gato. Con cifras en la mano, el a?o pasado el ayuntamiento barcelon¨¦s impuso 2.937 sanciones por ejercer la prostituci¨®n en la v¨ªa p¨²blica, de las que 874 recayeron en clientes. El importe de la multa oscila entre 120 y 750 euros.