?Odian los occidentales el islam?
El tratamiento pol¨ªtico y medi¨¢tico de los musulmanes que se hace en Europa y Estados Unidos est¨¢ lleno de prejuicios y doble rasero. A ello contribuyen los que hacen una lectura retr¨®grada de esta religi¨®n
Denny Pattyn es un sacerdote estadounidense un poco especial. En 1996 cre¨® en Arizona un programa llamado El anillo de plata cuyo objetivo fundamental es instar a chicas y chicos a abstenerse del sexo antes de casarse y convencerlos de que el sexo fuera del matrimonio es malo y pecaminoso. Pattyn celebra actos peri¨®dicos a los que asisten cientos de j¨®venes estadounidenses que leen con ¨¦l la Biblia y prometen ante el Se?or conservar su virginidad para sus futuros esposos. Al final de la celebraci¨®n, cada joven se coloca en la mano izquierda un anillo de plata que no se quitar¨¢ hasta que se case. La campa?a de Pattyn, que ya tiene un gran n¨²mero de adeptos en Estados Unidos, se ha marcado el objetivo de obtener las promesas de m¨¢s de dos millones de seguidores de aqu¨ª al pr¨®ximo a?o. Su movimiento ha recibido fondos del Gobierno norteamericano.
Hay que rescatar al islam de todas las tonter¨ªas y falsedades con que unos y otros lo han asociado
En contra de la lectura wahab¨ª, la democracia es esencial para el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n
En la televisi¨®n francesa vi un largo programa sobre el reverendo Pattyn, en el que sus seguidores defend¨ªan la virginidad como prueba de virtud. Aparec¨ªa tambi¨¦n un psic¨®logo franc¨¦s dispuesto a discutir sus ideas y mostrarse respetuosamente en desacuerdo con ellos. Empec¨¦ a pensar: las ideas de Pattyn sobre la castidad coinciden con las de la cultura tradicional ar¨¢bigo-musulmana y, sin embargo, en la televisi¨®n francesa hablan educadamente del reverendo porque es norteamericano, cristiano y blanco. Si un ¨¢rabe o un musulm¨¢n hubiera dicho lo mismo, se habr¨ªa enfrentado a un torrente de acusaciones -empezando por las de retr¨®grado, b¨¢rbaro- y lleno de desprecio por las mujeres. Como prueban numerosos ejemplos, este doble rasero de Occidente est¨¢ muy extendido.
Hace poco hubo elecciones en Ir¨¢n y el vencedor oficial fue el presidente Ahmadineyad. Pero los resultados se pusieron en duda y se oyeron acusaciones de manipulaci¨®n. Los gobiernos occidentales se alzaron indignados e hicieron declaraciones p¨²blicas de apoyo a la democracia en Ir¨¢n. Y eso me hace preguntarme: las elecciones egipcias est¨¢n ama?adas desde hace muchos a?os y el presidente Mubarak se ha afianzado en el poder a base de referendos manipulados, as¨ª que ?por qu¨¦ eso jam¨¢s ha provocado la ira de los pol¨ªticos occidentales? La respuesta es que el prop¨®sito de este clamor no es promover la democracia en Ir¨¢n, sino abochornar a su r¨¦gimen, que es hostil a Israel y est¨¢ intentando desarrollar su capacidad nuclear, o sea, que supone una amenaza para el imperialismo occidental. En cambio, el r¨¦gimen egipcio, a pesar de ser desp¨®tico y corrupto, es d¨®cil y obediente, y sus pol¨ªticas sirven los intereses de Israel y EE UU, de modo que los medios occidentales pasan por alto sus faltas, por espantosas que sean.
Durante las manifestaciones recientes en Ir¨¢n, la joven Neda Sultan fue abatida por un disparo de origen desconocido y su muerte ocup¨® los titulares de los medios de comunicaci¨®n de todo el mundo. A los pol¨ªticos occidentales les conmovi¨® tanto el fallecimiento de esta joven que el propio presidente Obama, casi con l¨¢grimas, dijo que era un hecho desgarrador. Pocas semanas despu¨¦s, en la ciudad alemana de Dresde, una mujer egipcia llamada Marwa el-Shirbini estaba asistiendo al juicio de un alem¨¢n que le hab¨ªa proferido insultos racistas porque llevaba un hiyab. Cuando el tribunal alem¨¢n mult¨® al hombre con 2.800 euros por insultarla, el extremista salt¨® lleno de furia y atac¨® a Marwa y a su marido con un cuchillo. Marwa muri¨® all¨ª mismo y su marido fue llevado al hospital en estado cr¨ªtico.
Sin embargo, el asesinato en Dresde de la mujer egipcia con hiyab no rompi¨® el coraz¨®n del presidente Obama ni fue objeto de primeras planas en los medios occidentales. La raz¨®n es que el asesinato de Neda incrimina al r¨¦gimen iran¨ª, que es hostil a Occidente, mientras que el asesinato de Marwa demuestra que el terrorismo no es exclusivo de ¨¢rabes y musulmanes. Un terrorista blanco alem¨¢n mata a una mujer inocente a la que no conoce y tambi¨¦n intenta matar a su marido simplemente porque ambos son musulmanes y ella lleva hiyab, pero los medios occidentales no est¨¢n interesados en transmitir esta informaci¨®n. Es decir, Occidente suele adoptar unos puntos de vista y unas pol¨ªticas que son obviamente hostiles hacia los ¨¢rabes y musulmanes.
Ahora bien, ?son los ¨¢rabes y los musulmanes meras v¨ªctimas inocentes de los prejuicios occidentales? Desde luego que no. Para empezar, no podemos utilizar Occidente como un t¨¦rmino ¨²nico. Hay millones de occidentales que no aman ni odian el islam, sencillamente porque no saben nada de ¨¦l. ?Y qu¨¦ sucede con la imagen del islam que transmiten muchos de los propios musulmanes? Si un occidental decidiera descubrir el islam a trav¨¦s de estos musulmanes, ?qu¨¦ encontrar¨ªa? A Osama Bin Laden, que le mirar¨ªa, como reci¨¦n salido de una cueva medieval, y anunciar¨ªa que el islam le ordena matar a todos los cruzados occidentales posibles, aunque sean civiles inocentes. O leer¨ªa que el movimiento talib¨¢n ha decidido cerrar los colegios para ni?as en las regiones que controla con el argumento de que el islam proh¨ªbe la educaci¨®n de las mujeres porque son deficientes desde el punto de vista intelectual y desde el religioso. Despu¨¦s tendr¨ªa noticia de declaraciones de quienes se llaman juristas isl¨¢micos y dicen que, si un musulm¨¢n se convierte a otra fe, el islam le ofrece la elecci¨®n entre arrepentirse o morir degollado. Algunos de esos juristas tambi¨¦n afirman que el islam no reconoce la democracia y que es obligatorio obedecer a un gobernante musulm¨¢n aunque oprima y robe a sus s¨²bditos. Dicen que est¨¢ muy bien que las mujeres se cubran el rostro con el niqab para que los que las ven no se sientan empujados por el deseo sexual a acosarlas o violarlas. Y muchos aseguran que el profeta Mahoma se cas¨® con su esposa A¨ªsha cuando ella ten¨ªa nueve a?os.
El occidental leer¨¢ todo eso y no descubrir¨¢ la verdad en absoluto. No sabr¨¢ que la esposa del profeta no ten¨ªa nueve a?os, sino 19. No sabr¨¢ que el islam da a hombres y mujeres total igualdad de derechos y obligaciones. No sabr¨¢ que, para el islam, si alguien mata a un inocente es como si hubiera matado a todo el mundo. Y nunca se enterar¨¢ de que el niqab no tiene nada que ver con el islam, sino que es una costumbre que nos lleg¨® con el dinero del Golfo de una atrasada sociedad del desierto.
El occidental nunca se enterar¨¢ de que el verdadero mensaje del islam es libertad, justicia e igualdad. Ni de que garantiza la libertad de creencias, es decir, que quienes quieren creer pueden creer y quienes no lo desean no tienen por qu¨¦ hacerlo. Ni de que la democracia es esencial para el islam, porque un musulm¨¢n no puede llegar al poder sin el consentimiento y la decisi¨®n de los musulmanes. Despu¨¦s de todo eso, ?podemos reprochar al occidental que considere que el islam es la religi¨®n del atraso y el terrorismo?
El a?o pasado, me concedieron el Premio Bruno Kreisky de Literatura en Austria y el primer ministro austriaco me entreg¨® el galard¨®n. Yo ten¨ªa que pronunciar un discurso con ese motivo y decid¨ª hablar sobre la realidad del islam. Cont¨¦ a los presentes que el profeta Mahoma era tan afable que, cuando se arrodillaba para rezar, sus nietos Hassan y Hussein sol¨ªan saltar sobre su espalda para jugar. ?l se quedaba arrodillado para no molestar a los ni?os hasta que terminaban de jugar, y entonces reanudaba sus oraciones. Pregunt¨¦ al p¨²blico: "?Se pueden imaginar que un hombre que interrump¨ªa sus rezos por unos ni?os defender¨ªa asesinar y aterrorizar a gente inocente?". La gente escuch¨® la historia con inter¨¦s y muchos subieron despu¨¦s a preguntarme d¨®nde pod¨ªan encontrar informaciones genuinas sobre el islam.
Es cierto que la pol¨ªtica occidental nos trata como pueblos coloniales que no merecen tener los mismos derechos que los ciudadanos de Occidente, y es cierto que sus medios de comunicaci¨®n est¨¢n predispuestos en contra de los ¨¢rabes y los musulmanes, pero tambi¨¦n es verdad que la lectura retr¨®grada del islam que hacen los wahhab¨ªes y que se ha extendido por el mundo isl¨¢mico ayuda a arraigar una imagen injusta y err¨®nea de nuestra religi¨®n. Tenemos la obligaci¨®n de empezar por nosotros mismos. Debemos rescatar al islam de todas las tonter¨ªas, falsedades e ideas retr¨®gradas que se han asociado a ¨¦l sin ninguna base. La soluci¨®n es la democracia.
Alaa Al-Aswany es escritor egipcio, autor de El edificio Yacobi¨¢n. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia. ? 2009, Shorouk Newspaper. Todos los derechos reservados.
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