"Todas las formas art¨ªsticas miman su tradici¨®n, excepto el jazz"
Concertar una cita con el director art¨ªstico de Jazz at Lincoln Center (JALC) no es cualquier cosa. El trompetista Wynton Marsalis tiene tasado el tiempo del que dispone para sus encuentros con la prensa hasta un m¨¢ximo por a?o y ni un segundo m¨¢s. El m¨²sico que le cambi¨® el pathos al jazz y devolvi¨® la fe en el g¨¦nero a la industria est¨¢ hoy al frente de una maquinaria de proporciones colosales. Cincuenta mil metros cuadrados en el coraz¨®n de Manhattan dedicados a la promoci¨®n y difusi¨®n de esta m¨²sica. El jazz, asegura el amigo y colaborador del presidente Obama, es una met¨¢fora de la democracia frente a la mediocridad cultural que impera en Estados Unidos.
Wynton Marsalis (Nueva Orleans, 1961), 47 a?os, recibi¨® a EL PA?S en una sala de reuniones de JALC, vigilado por los grandes vocalistas de la historia del jazz, cuyos retratos cuelgan de las paredes, y la mirada atenta de su relaciones p¨²blicas, sentada a una distancia prudencial. El responsable de que los j¨®venes m¨²sicos de jazz gasten americana y corbata predica con el ejemplo en la intimidad. Si alguna vez tuvo fama de hablar demasiado, hoy elige sus palabras cuidadosamente. Mantiene, eso s¨ª, el mismo fulgor en la mirada y esa ambici¨®n desmedida que le ha llevado a donde est¨¢. Este a?o vuelve a nuestro pa¨ªs para interpretar y grabar Vitoria suite con la Jazz at Lincoln Center Orchestra y la colaboraci¨®n de Chano Dom¨ªnguez y Paco de Luc¨ªa. El disco se grabar¨¢ en el aula magna del Conservatorio de M¨²sica Jes¨²s Guridi de Vitoria entre los pr¨®ximos d¨ªas 20 y 22, y contar¨¢ con la producci¨®n de Javier Lim¨®n y la participaci¨®n estelar de Paco de Luc¨ªa. Adem¨¢s, Chano y Marsalis, junto a la LJO, actuar¨¢n en el Barbican de Londres el d¨ªa 24 interpretando la Vitoria Suite.
"A lo mejor un d¨ªa se me presenta la oportunidad de trabajar con un rapero y me pongo a ello, pero no constituye mi objetivo"
"El flamenco y el jazz son muy parecidos, sin embargo, los significados de uno y otro lenguaje son totalmente diferentes
La relaci¨®n del trompetista con Vitoria y el festival de jazz viene de lejos: "El Pa¨ªs Vasco me recuerda mucho a Nueva Orleans: buena comida, buena m¨²sica, un deseo de libertad, un amor por lo propio..., los vascos son gente muy expresiva, como somos en Nueva Orleans. La suite pretende ser un reflejo de todo eso; un homenaje a la ciudad de Vitoria y a sus gentes y al propio I?aki A?¨²a, el director del festival. Fue ¨¦l quien me pidi¨® escribir una pieza de quince minutos, pero soy incapaz de hacer algo as¨ª. No s¨¦ por qu¨¦, todo lo que me sale es enorme, ser¨¢ porque una de las cosas que m¨¢s me divierte en este mundo es juntar cosas muy diferentes y combinarlas entre s¨ª a ver qu¨¦ pasa, y para eso se necesita un tiempo...".
PREGUNTA. ?C¨®mo recuerda la noche en que apareci¨® de improviso en el Caf¨¦ Central de Madrid para tocar con Chano Dom¨ªnguez?
RESPUESTA. Fue algo inolvidable. Ah¨ª conoc¨ª a Chano y desde entonces no he dejado de tocar con ¨¦l... Ahora, lo que necesito es que me d¨¦ algunas lecciones sobre c¨®mo introducir el flamenco en el jazz porque, cr¨¦ame, es muy dif¨ªcil. Soy consciente de que no soy lo suficientemente bueno tocando flamenco y ¨¦l es un maestro. Sobre todo, me gusta el esp¨ªritu que tiene, es un m¨²sico natural.
P. ?Cu¨¢les son esas dificultades con las que se encuentra a la hora de combinar el jazz y el flamenco?
R. Sobre todo, las formas. Ser capaz de sentir la forma de una m¨²sica no es una cuesti¨®n de conocer un ritmo o una melod¨ªa sino algo m¨¢s profundo. Tiene que ver con la armon¨ªa y la l¨®gica. No digo nada si, adem¨¢s, pretendes improvisar por encima de ello. Entonces, la m¨²sica tiene que ser como una segunda naturaleza tuya, no vale con que la hayas estudiado, no es algo que puedas racionalizar, se siente y ya est¨¢. Terminas tu solo y dices: "Esto funciona", o no. Para m¨ª, la buler¨ªa o la seguirilla son formas totalmente nuevas a la que debo enfrentarme y me resulta muy dif¨ªcil tocar sobre algo que no entiendo. Con suerte puedo salir vivo pero, tocar algo que realmente valga la pena, eso es otra cosa. Por eso, en Vitoria suite, hemos buscado un punto en com¨²n que nos permite sentirnos a gusto a nosotros y a ellos [los flamencos] aunque ninguno estemos tocando en nuestro nivel ¨®ptimo. Porque lo gracioso del caso es que el flamenco y el jazz son muy parecidos, tocamos los mismos acordes, tenemos una relaci¨®n parecida con el tempo, sin embargo, los significados de uno y otro lenguaje son totalmente diferentes. Y eso que yo tengo una ventaja, y es que soy de Nueva Orleans y Nueva Orleans fue espa?ola.
P. No faltar¨¢n quienes comparen Vitoria suite con Sketches of Spain, de Miles Davis, de cuya grabaci¨®n se cumplen cincuenta a?os.
R. Sin embargo, mi planteamiento es completamente diferente. En Sketches of Spain, Gil Evans puso a Miles a tocar sobre la forma del flamenco mientras que yo busco un modo de escapar del jazz, pero no pretendo acercarme a la m¨²sica espa?ola, sobre todo porque no creo que sea capaz de hacerlo. Me limito a expresar mis impresiones acerca del flamenco y la m¨²sica vasca.
P. ?Componer una pieza compleja como Vitoria suite es un acto de soledad?
R. En alg¨²n sentido, s¨ª lo es. Pero, sobre todo, lo mejor de componer algo as¨ª es que puedes hacer lo que te d¨¦ la gana cuando te da la gana. Si te apetece quedarte a trabajar por la noche, no hay nadie que te diga que no puedes hacerlo. En el caso de Vitoria suite, ha sido un trabajo meticuloso hasta cierto punto, porque hay una parte que est¨¢ totalmente escrita, pero hay otra que se escapa a mi control, yo he querido que sea as¨ª. He querido dejar un espacio a los m¨²sicos para improvisar y que la secci¨®n r¨ªtmica pueda moverse con libertad.
P. ?Qu¨¦ se le pasa por la cabeza cuando acude a un festival de jazz y se encuentra con un grupo de m¨²sica africana o con Eric Clapton o Elton John?
R. Es como si voy a un restaurante espa?ol y me dan a elegir entre paella y una hamburguesa o sushi. El peligro es que la excepci¨®n termina por convertirse en la norma, que es lo que est¨¢ ocurriendo con los festivales de jazz. Y no es que haya nada malo en las otras m¨²sicas. El jazz no est¨¢ en contra la diversidad, ser¨ªa absurdo, pero que los llamen festivales de m¨²sica sin m¨¢s. Es una cuesti¨®n de proporciones. Que haya paella y jam¨®n y unas buenas tapas y si, adem¨¢s, hay un plato de pasta, bien, siempre que la cosa no pase de ah¨ª.
P. Lo dice alguien que ha prologado un recetario de soul food. Al final, es usted un pozo de sorpresas.
R. Es que hago muchas cosas al mismo tiempo. Toco, compongo, a veces escribo, tengo mis hijos, mi familia..., ¨¦sta es mi vida. Organizar mi d¨ªa a d¨ªa como m¨²sico y como padre y como director musical de JALC es muy complicado, pero no me quejo. Estoy en esto porque quiero y hago las cosas que me gusta hacer.
P. Ning¨²n lugar m¨¢s apropiado que el JALC para preguntarle su opini¨®n acerca de quienes, desde Europa, afirman que el jazz ha dejado de ser una m¨²sica americana.
R. Es una afirmaci¨®n tan arrogante que resulta hasta gracioso. Es como si voy a Chano y le digo que el flamenco es lo que nosotros tocamos. Tendr¨ªa que ser muy arrogante para plantarme delante de ¨¦l y exhibir semejante falta de respeto, es algo que me resulta inimaginable. ?D¨®nde est¨¢ la prueba, qui¨¦n te crees que eres? Por todo esto me gusta dejar claro que no toco flamenco.
P. Se le considera un guardi¨¢n de la tradici¨®n del jazz. ?Es la tradici¨®n un bien intocable?
R. No existe ninguna tradici¨®n intocable, lo que hay es gente que est¨¢ empe?ada en que lo sea, pero eso es algo que atenta contra la propia naturaleza del concepto. Recuerdo una cosa que me dijo Paco de Luc¨ªa una vez: "La mente pide innovaci¨®n, el coraz¨®n pide tradici¨®n". Es perfecto. Tradici¨®n e innovaci¨®n no se contradicen. El alma permanece atada a las ra¨ªces, pero existe la necesidad imperiosa de descubrir cosas nuevas. ?se ha sido siempre mi punto de vista. Cuando grab¨¦ The Majesty of the blues puse por un lado un bloque de canciones de corte moderno y del otro m¨²sica de Nueva Orleans. Pues bien, cuando sali¨® el disco, la primera parte simplemente no existi¨® para los cr¨ªticos, todo lo que les interesaba era la segunda. Siempre es as¨ª. Lo ¨²nico que importa es atacar a la tradici¨®n del jazz, y es una cuesti¨®n puramente racial, no tiene que ver con nada real. No se dan cuenta de que, en realidad, siempre estamos tocando m¨²sica nueva y, al final, todos venimos de la tradici¨®n, de Bunny Berigan o Bunk Johnson. La moraleja es que todas las formas art¨ªsticas que existen miman su tradici¨®n, excepto el jazz.
P. Despu¨¦s de sus aireados desencuentros con su primer ¨ªdolo Miles Davis y su propio hermano Branford, cuando se uni¨® al grupo de Sting, sorprende ver en la programaci¨®n de JALC a Cecil Taylor y a John Zorn.
R. Tocaron aqu¨ª, ?y qu¨¦? No hubo ninguna manifestaci¨®n a la entrada, nadie sali¨® herido, tocaron, se fueron y ya est¨¢. Jazz at Lincoln Center ha programado conciertos de pop, gospel, bluegrass... aunque, por supuesto, nuestro principal inter¨¦s es el jazz. De nuevo es una cuesti¨®n de proporciones.
P. D¨ªgame la verdad, ?le gusta Cecil Taylor?
R. Algunas cosas s¨ª y otras no tanto, lo que no me gusta es que llamen jazz a lo que es m¨²sica improvisada. Es lo que habl¨¢bamos antes, si cojo un poco de arroz y le echo una salsa ser¨¢ cualquier cosa pero no una paella. Ahora, si usted me dice que Cecil Taylor es jazz, yo le pregunto: "Entonces, ?qu¨¦ es el jazz?". El jazz no es eso.
P. Ha tocado muchos palos, incluyendo m¨²sica india americana; sin embargo, no parece tentarle el rap ni el hip hop.
R. No realmente. A lo mejor un d¨ªa se me presenta la oportunidad de trabajar con un rapero y me pongo a ello, pero no constituye un objetivo de mi m¨²sica. En realidad, estoy preparado para trabajar con cualquiera, es s¨®lo que donde realmente me siento a gusto es tocando en la tradici¨®n de la cual provengo que es lo que conozco, el jazz, el blues, el swing. Pero eso no significa que no me gusten otras m¨²sicas, por supuesto.
P. Su relaci¨®n de cordialidad con la m¨²sica de concierto europea no es algo tan frecuente siendo un m¨²sico de jazz.
R. Sin embargo, el jazz proviene en buena parte de Europa. Por ejemplo, algunos conceptos del ritmo llegaron a trav¨¦s de la m¨²sica de viol¨ªn irlandesa. La s¨ªncopa es africana pero el modo de tocar los acordes menores viene de Richard Wagner. Los rom¨¢nticos influyeron en las progresiones arm¨®nicas; el concepto de la melod¨ªa y el gusto por embellecer las melod¨ªas vienen tambi¨¦n de Europa. El propio Jelly Roll Morton habl¨® acerca de la influencia de los lieder en la fundaci¨®n del jazz. Puedo seguir: el concepto del virtuosismo instrumental fue traducido en Am¨¦rica por los primeros solistas de corneta como Francis Johnson y Patrick Gilmore, quienes instauraron la tradici¨®n de la que proviene Louis Armstrong. James Reese Europe estudi¨® con el director de la orquesta de John Philip Sousa. Duke Ellington y Count Basie ten¨ªan formaci¨®n cl¨¢sica; Miles Davis fue a Juilliard, John Coltrane estudi¨® en la Ornstein School of Music...
P. Me pregunto si su doble carrera como m¨²sico de jazz y concertista cl¨¢sico le produce alg¨²n tipo de esquizofrenia.
R. Yo no siento que exista tanta diferencia en el hecho de tocar una u otra m¨²sica, aunque s¨ª es cierto que la forma en que debe prepararse una interpretaci¨®n cl¨¢sica y una de jazz no tienen nada que ver. Al final es como un matrimonio: se trata de ver lo que existe en com¨²n en lugar de fijarse ¨²nicamente en las diferencias. As¨ª es como se llega a una colaboraci¨®n exitosa. Yo trato de ser un s¨ªmbolo de eso.
Wynton Marsalis & JALCO + Chano Dom¨ªnguez. Polideportivo de Mendizorrotza. Hoy, a las 21.00. 33? Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz. www.jazzvitoria.com. Grace the Table, Stories and Recipes from My Southern Revival. Alexander Smalls. Pr¨®logo de Wynton Marsalis. Harlem Moon, 2004. 320 p¨¢ginas. www.wyntonmarsalis.org Su ¨²ltimo disco es He and She (Blue Note)
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