"La izquierda no entiende la caza"
Una noticia de 18 l¨ªneas zanj¨® judicialmente el 8 de julio de este a?o la querella con la que se quiso avergonzar a Mariano Fern¨¢ndez Bermejo por haber cazado sin licencia en Andaluc¨ªa, y, adem¨¢s, al lado del juez Baltasar Garz¨®n. El Supremo rechaz¨® la querella por un asunto que arm¨® tanto revuelo que le oblig¨® a dimitir como ministro de Justicia.
Aquel incidente se junt¨® con la huelga de jueces, y el resultado fueron toneladas de papel a las que el propio Bermejo les puso la guinda en el programa La mirada cr¨ªtica, de Mar¨ªa Teresa Campos, en Telecinco: "No ten¨ªa licencia para cazar en Andaluc¨ªa". Dios, la que se arm¨®. El presidente de la Junta, Manuel Ch¨¢vez, lo mult¨®, y un ministro con multa en la mano es una pieza f¨¢cil de abatir. Este peri¨®dico titul¨®, el 24 de febrero de 2009: "Zapatero deja caer a Bermejo para frenar la ofensiva del PP".
"No es un error cazar desde que se tienen siete a?os", asegura Bermejo
?l est¨¢ ahora ante nosotros; lleva un traje blanco ("como de indiano") y se apresta a tomarse una cerveza mientras observa el lugar (en el hotel Palace) donde Jorge Luis Borges dec¨ªa que ve¨ªa todos los colores. Esa coincidencia nos lleva a hablar de cosas muy serias. "No s¨¦ si la ceguera ser¨ªa lo peor; lo peor, para m¨ª, ser¨ªa la inmovilidad total". Y despu¨¦s hablamos del verano; "lo mejor es leer EL PA?S, pero mejor a¨²n es que te lo lean. Mi mujer, Susana, se sienta conmigo en la playa y empieza a leer. Ah, eso es una gozada".
Es l¨®gico. De aquello no quiere hablar; "tiempo pasado. Se acab¨®". En la vida, dice, hay que evitar toda tentaci¨®n para el rencor. "Y yo no tengo en mi alma habitaciones para el rencor". As¨ª que prefiere hablar de un hecho ins¨®lito, seg¨²n ¨¦l: "Imag¨ªnese: llevo 35 a?os de matrimonio ?y sigo enamorado! Susana es la que me ha dicho que venga con corbata". Debe de ser un gesto de rebeld¨ªa: hasta hace muy poco, los fiscales (y ¨¦l sigue siendo de la carrera) ten¨ªan que ir de luto riguroso.
No lleva luto tampoco por lo que le pas¨®. Desde que dej¨® el cargo (dos a?os y 10 d¨ªas despu¨¦s de su primer nombramiento como ministro), abri¨® un periodo de reflexi¨®n. ?Y c¨®mo va la reflexi¨®n? "Va bien. He aprendido lo r¨¢pido que puede ir la vida. Y he aprendido lo compleja que es la acci¨®n de gobierno. Merece la pena dejarse la piel".
?Puede decir ya que cometi¨® un error? "No. No es un error cazar desde que se tienen siete a?os. Y ah¨ª hab¨ªa pasi¨®n por la caza, y la mantendr¨¦ mientras estas piernas me mantengan".
?l tiene claro que "lo que ocurri¨®" fue "una maniobra brutal del PP para lanzar humo sobre sus problemas internos. Ese partido pone por delante de la ¨¦tica y de la decencia sus intereses".
Y hay un hecho: la izquierda en el poder (?Zapatero? "No, no s¨®lo") "no entiende el hecho cineg¨¦tico; el poder desconoce la relaci¨®n del hombre con el bosque; conciben la vaca como la vaca de los quesitos".
?Y la licencia? "Si tengo licencia de muchos sitios, y no necesitar¨ªa examen para tener tambi¨¦n la licencia andaluza... Pero se me olvid¨®. Fue un absurdo olvido, pero sucedi¨®, y mi autoexigencia me llev¨® a aplicar el criterio ¨¦tico que hay detr¨¢s de mi dimisi¨®n".
?Y el encuentro con Garz¨®n? "?Esa relaci¨®n que establecieron s¨®lo se le ocurre a una mente obscena! A partir de una falsedad (?c¨®mo se les ocurre que yo voy a hablar con Garz¨®n de sucesos judiciales pendientes?) montaron una historia aberrante".
No, no est¨¢ cabreado; y no piensa que su partido le dejara con las verg¨¹enzas al aire. Su grupo parlamentario le apoy¨®. Pero le dieron en las canillas desde muchos sitios, y desde cerca tambi¨¦n. "Nunca me enfad¨¦ porque los defensas, cuando jugu¨¦ al f¨²tbol, violando las normas, me pegaran en las piernas". Ahora est¨¢ en el partido, "sigo jugando".
Estaba terminando de leer, cuando le vimos, la novela de David Trueba Saber perder (Anagrama). "?Siempre hay que saber perder!" ?Y qu¨¦ ha perdido? "La oportunidad de rematar el trabajo de un equipo fabuloso. Ese s¨ª que es un sentimiento de perdido. ?Lo otro? Sigo en el partido, jugando". Y ahora, este verano, dejando que le lean noticias en las que ya ¨¦l no es ni protagonista bueno ni protagonista malo. Un lector que tiene, adem¨¢s, la fortuna de que le lean el peri¨®dico mirando el horizonte.
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