Lleg¨® 'G¨¹rtel' y paraliz¨® el Consell
Los problemas judiciales de Camps impiden la salida a la crisis de su Gabinete
Quienes rodean a Francisco Camps aseguran que el presidente de la Generalitat defiende la buena gesti¨®n de los miembros de su Gabinete con la misma vehemencia con la que asegura que ¨¦l se paga sus trajes. Una opini¨®n que, sin embargo, no comparten los propios miembros del Consell. El pasado d¨ªa 10 el consejero de Inmigraci¨®n, Rafael Blasco, en una conversaci¨®n con los nuevos accionistas del Valencia CF grabada sin su conocimiento, admit¨ªa: "Tenemos una crisis de Gobierno desde hace cuatro meses por un se?or, que es presidente del Gobierno regional, que tiene que demostrar que ha pagado dos trajes que se ha llevado. No es que tengan que demostrar los dem¨¢s que no los ha pagado. Llevamos cuatro meses intentando demostrar que ha pagado ¨¦l sus trajes".
La ausencia de resultados del ¨¢rea econ¨®mica se suma a la crisis educativa
Las vicepresidencias no han suplido la falta de impulso pol¨ªtico de Camps
Blasco ech¨® mal las cuentas. Son ya casi seis meses de crisis, desde que el pasado 6 de febrero se produjeron las primeras detenciones del caso G¨¹rtel a instancias del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garz¨®n.
Previamente -y con independencia de los buenos sondeos demosc¨®picos y los excelentes resultados obtenidos por el PP valenciano en las elecciones al Parlamento Europeo del pasado 7 de junio- el Consell hab¨ªa cerrado 2008 con una de las huelgas m¨¢s importantes del sector educativo en la historia de la Generalitat, a cuenta de la decisi¨®n de impartir Ciudadan¨ªa en ingl¨¦s, cuando la gran mayor¨ªa de alumnos no tiene el nivel adecuado para ello. Un conflicto que, lejos de solucionarse, se ha enquistado y que el consejero de Educaci¨®n, Alejandro Font de Mora, conf¨ªa en ganar por la v¨ªa del agotamiento, aun a costa de que los perjudicados sean los alumnos y profesorado.
El consejero de Gobernaci¨®n, Seraf¨ªn Castellano, es otro de los elementos que, seg¨²n coinciden en se?alar varios miembros del Consell, hubiese sido relevado en una situaci¨®n de normalidad. El descubrimiento de que otorg¨® contratos menores, por importes de miles de euros, a un constructor amigo suyo y cuya esposa comparte una propiedad con el consejero y su mujer, caus¨® un notable malestar en Presidencia. Sin embargo, los problemas de Camps con la justicia bloquearon cualquier posibilidad de relevo.
El ¨¢rea econ¨®mica del Consell tampoco ha escapado a la par¨¢lisis. Con el plan confianza, el Ejecutivo que preside Camps ha intentado transmitir la imagen de que est¨¢ pendiente de la crisis econ¨®mica y de adoptar las medidas adecuadas para paliar los efectos de la misma. Lo cierto es que la falta de dinero y las tensiones de las cuentas de la Generalitat -con la deuda disparada, los ingresos cayendo en picado y la insuficiente financiaci¨®n del Gobierno- han hecho que hasta la fecha no se haya visto la efectividad de las medidas adecuadas. Unas medidas que, en su mayor parte, no ser¨¢n visibles hasta el a?o que viene.
La falta de impulso se ha notado de manera singular en las carteras de Infraestructuras, Industria y Agricultura, cuyos consejeros son pr¨¢cticamente desconocidos para los agentes de los sectores sobre los que act¨²an. La sensaci¨®n de crisis en el ¨¢rea econ¨®mica se ha agravado en las ¨²ltimas semanas con la constataci¨®n de que el nuevo modelo de financiaci¨®n auton¨®mica mantendr¨¢ a la Comunidad Valenciana en los puestos de cola de financiaci¨®n per c¨¢pita, pese a los mayores recursos que llegar¨¢n del Estado.
En cualquier caso, si el vicepresidente econ¨®mico ha ganado protagonismo en los ¨²ltimos d¨ªas a cuenta del nuevo sistema de financiaci¨®n auton¨®mica, las otras dos vicepresidencias -la pol¨ªtica de Vicente Rambla y la de Bienestar Social de Juan Cotino- tampoco han tenido capacidad para dar un nuevo impulso a la acci¨®n de gobierno.
Fuentes del PP reconocen que los vicepresidentes, especialmente Juan Cotino y Gerardo Camps, han estado m¨¢s pendientes del estado an¨ªmico y la situaci¨®n procesal del presidente de la Generalitat que de intentar impulsar la acci¨®n de gobierno a trav¨¦s de los departamentos de car¨¢cter transversal que dirigen.
En este contexto, las presiones para que Camps dimita o que ¨¦l mismo fije en qu¨¦ momento de su situaci¨®n procesal considera que deber¨ªa renunciar tampoco han ayudado a impulsar la acci¨®n de un Consell que languidece por semanas.
De hecho, la agenda de la mayor¨ªa de los departamentos del Gobierno valenciano se ha ido trufando con el paso de las semanas de convenios, entregas de premios, primeras piedras y actos protocolarios. Y cuando no ha sido as¨ª, el resultado casi ha sido peor. Como cuando el titular de Inmigraci¨®n, Rafael Blasco, fue sorprendido tratando en nombre del Consell con Vicente Soriano y el presidente del Grupo Dalport, V¨ªctor Vicente Bravo para arreglar el Valencia. Y luego dir¨¢n que hay crisis.
La oportunidad perdida del 7-J
En el seno del PP se da por sentado de que al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, no le gustan demasiado los cambios. Y que las remodelaciones del Consell, amplias sobre el papel, se van deshinchando hasta reducirse a la m¨ªnima expresi¨®n. Sobre todo si hay problemas para colocar a los salientes. As¨ª sucedi¨® en septiembre de 2008 cuando, tras varias semanas de repasar informes y combinaciones, tan solo se sustituy¨® a Fernando de Rosa, nombrado vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, por Paula S¨¢nchez de Le¨®n al frente de la cartera de Justicia y Administraciones P¨²blicas, aunque s¨ª se produjo una reordenaci¨®n de competencias que tard¨® varios meses en ajustarse. El pasado mes de mayo, Camps estuvo a punto de realizar una remodelaci¨®n de su Gobierno, aunque en el ¨²ltimo minuto abord¨® la maniobra por presiones de su propio entorno y de la calle de G¨¦nova, sede nacional del PP.
En esa ocasi¨®n, Camps pretend¨ªa enviar al Parlamento Europeo a la presidenta de las Cortes, Milagrosa Mart¨ªnez, y sustituirla por Gerardo Camps, lo que hubiese reforzado el peso de Vicente Rambla en el seno del Consell.
La operaci¨®n se desbarat¨®, pero, pese a ello, fuentes del PP nacional aconsejaron a Camps que si pretend¨ªa abordar una crisis del Consell para relanzar de manera seria la acci¨®n de gobierno, el momento m¨¢s adecuado era antes de las elecciones al Parlamento Europeo del 7 de junio o, en su defecto, a las pocas semanas de estos comicios.
Nada de eso ha sucedido, pese a que desde el propio Consell se alimentaron los rumores de una remodelaci¨®n para desviar la atenci¨®n del proceso judicial que se instruye contra Camps por un posible delito de cohecho. En la situaci¨®n actual, pocos creen ya que Camps vaya a mover el banquillo hasta que se resuelva su situaci¨®n.
En cualquier caso, si se cumple el escenario deseado por Camps de que el TSJ archive su causa antes de acabar julio, no habr¨ªa cambios hasta el mes de agosto. Como en 2004, cuando Camps afront¨® una de sus peores crisis pol¨ªticas, acosado por los zaplanistas con solo un a?o de gobierno.
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