Sacerdotes, amigos y asesinados
Dos curas espa?oles han muerto de forma violenta en Cuba en cinco meses
El pasado fin de a?o, los sacerdotes espa?oles Isidro Hoyos, Mariano Arroyo y Eduardo de la Fuente cenaron juntos en la parroquia de San Mart¨ªn de Porres, en el barrio obrero de Alamar, en la zona este de la capital cubana. "Una comida sencilla: sopa de verduras, un poco de pollo y turr¨®n, y sidra espa?ola para celebrar la fiesta", recuerda Isidro. Esta cena compartida de Nochevieja, explica, "se hab¨ªa convertido en una costumbre...".
Los tres curas eran amigos desde hac¨ªa a?os y los tres se encontraban en La Habana por vocaci¨®n religiosa, pero fue Mariano el que meti¨® a sus colegas el gusanillo de Cuba en el cuerpo. Mariano Arroyo Merino fue el primero en llegar, el 19 de enero de 1997. Despu¨¦s lo hizo Isidro Hoyos, en diciembre de 2000. Los dos eran de Cantabria y se conoc¨ªan desde la juventud.
Uno de los curas muri¨® a manos de otro hombre, que era su pareja
Los autores de los dos cr¨ªmenes se encuentran ya detenidos
Mariano hab¨ªa sido misionero en Chile. Durante 20 a?os vivi¨® en ese pa¨ªs, siempre en contacto con los m¨¢s humildes. Hoyos lleg¨® a ser abogado de Comisiones Obreras. Era un cura obrero y comprometido, por eso le pareci¨® bien hacerse cargo a su llegada a Cuba de la peque?a parroquia de Alamar, edificada en un barrio construido por la revoluci¨®n en los a?os setenta como hogar del hombre nuevo, y por lo tanto sin iglesia.
Eduardo de la Fuente empez¨® a viajar a la isla para hacer suplencias cuando Mariano e Isidro se iban de vacaciones. As¨ª fue durante siete u ocho a?os, hasta que en 2006 decidi¨® quedarse de forma definitiva.
La muerte misteriosa y violenta de Eduardo, de 61 a?os, hallado el pasado 13 de febrero en una carretera a las afueras de La Habana, apu?alado y estrangulado, caus¨® conmoci¨®n en medios eclesi¨¢sticos y afect¨® especialmente a Mariano, que posteriormente muri¨® tambi¨¦n asesinado.
Mariano Arroyo era licenciado en Filosof¨ªa y Teolog¨ªa por la Universidad Pontificia de Comillas, y en Filosof¨ªa y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Adem¨¢s de un hombre sabio era "una persona humilde, buena y emprendedora", seg¨²n los que lo conoc¨ªan. "El padre Mariano era muy querido aqu¨ª, no hab¨ªa nadie que se llevara mal con ¨¦l", dice uno de los vecinos, que hoy llora su muerte en el barrio habanero de Regla.
Tras ejercer de p¨¢rroco de la iglesia de Nuestra Se?ora del Pilar, en el municipio del Cerro, desde donde atend¨ªa a la feligres¨ªa de Alamar, en ocasiones haciendo viajes de 20 kil¨®metros en bicicleta y celebrando misas en casas particulares, Mariano fue encargado en diciembre de 2004 de la rector¨ªa y la parroquia del Santuario Nacional de Nuestra Se?ora de Regla, frente a la bah¨ªa habanera. Destac¨® enseguida.
Regla es una parroquia de caracter¨ªsticas singulares por ser su Virgen una de las m¨¢s veneradas en los cultos sincr¨¦ticos afrocubanos. La Virgen de Regla es Yemay¨¢ en la santer¨ªa, divinidad due?a de las aguas y la representaci¨®n del mar, fuente fundamental de la vida. Mariano no despreci¨® estas creencias, sino que las estudi¨® a fondo y trat¨® de comprenderlas. Muchos obispos lo invitaban a sus di¨®cesis para que disertara sobre el tema. "Mariano era muy culto y muy comprensivo, y era cada vez m¨¢s valorado en la Iglesia cubana", afirma Isidro.
La madrugada del pasado d¨ªa 13, cinco meses despu¨¦s exactamente del asesinato de Eduardo de la Fuente, alguien entr¨® a la casa parroquial donde Mariano viv¨ªa en Regla. Antes de amanecer, un vecino vio que sal¨ªa humo del cuarto del sacerdote y pidi¨® ayuda. Quien entr¨® para socorrerle hall¨® al cura Arroyo maniatado, amordazado, con quemaduras en las plantas de los pies y en una mano, golpeado en la cabeza y acuchillado.
El crimen, o mejor dicho, los cr¨ªmenes de los dos sacerdotes en tan corto espacio de tiempo y el mismo d¨ªa del mes -13 de febrero y 13 de julio-, siendo amigos y habiendo sido los dos v¨ªctimas de m¨¦todos tan violentos generaron numerosos rumores, alimentados porque en Cuba no hay cr¨®nica de sucesos y la difusi¨®n de la noticia es de boca a oreja. Algunos pensaron que los dos cr¨ªmenes podr¨ªan estar conectados.
El propio Isidro Hoyos, nada m¨¢s conocer la muerte de Arroyo, declar¨® sentirse asustado. "Yo no soy supersticioso, pero ayer hac¨ªa justo cinco meses de la muerte de Eduardo, y parece que el procedimiento es el mismo: la tortura, el ensa?amiento...".
Y agregaba, todav¨ªa emocionado: "El primero, el segundo... ?qu¨¦ es lo que hay aqu¨ª detr¨¢s? ?Qui¨¦nes son? ?Qu¨¦ buscan? Lo tendr¨¢n que esclarecer los encargados de la investigaci¨®n. ?Son una mafia del alg¨²n tipo? No lo s¨¦". Pero se advert¨ªa a s¨ª mismo: "No hay dos sin tres".
En Espa?a, al d¨ªa siguiente, Agust¨ªn Arroyo, hermano del asesinado, aseguraba que "para robar no hace falta matar". Y dejaba caer otras posibles causas: "En Cuba, los sacerdotes molestan. Mi hermano era muy querido en la comunidad, ten¨ªa tir¨®n entre la gente y quiz¨¢ eso pudo causar ciertos recelos".
La Iglesia tuvo que salir al paso y el propio cardenal, Jaime Ortega, rechazo tales argumentos el pasado viernes en la homil¨ªa que pronunci¨® durante la misa exequial del padre Mariano Arroyo, negando cualquier "significaci¨®n antirreligiosa y a¨²n antiespa?ola".
En realidad, fue el misterio y el secreto alrededor de la investigaci¨®n de la primera muerte, la de Eduardo de La Fuente, lo que aliment¨® m¨¢s las especulaciones. Ni la Iglesia ni las autoridades espa?olas revelaron el resultado de la investigaci¨®n policial, aunque hab¨ªa conclusiones, detenidos y autores confesos.
La verdad es que el padre De la Fuente muri¨® a manos de otro hombre que era su pareja sentimental, ante quien se hac¨ªa pasar por empresario extranjero. Por eso, en su homil¨ªa del viernes el cardenal dijo que en su caso "los delincuentes ignoraban que hab¨ªan matado a un sacerdote". Tanto la Iglesia como la Embajada fueron informadas por fuentes policiales de lo sucedido, as¨ª como de la captura del autor del crimen y de sus c¨®mplices, pero por ser un asunto tan delicado fue tratado con suma discreci¨®n.
La muerte del sacerdote Mariano Arroyo fue absolutamente distinta. El m¨®vil del crimen fue el robo, algo cada vez m¨¢s frecuente en la isla. Fue hallada abierta la caja fuerte que Arroyo ten¨ªa en la casa sacerdotal, en la cual al parecer guardaba muy pocas cosas de valor. Fuentes de la Iglesia indicaron que el asesino, ya detenido, es el guardi¨¢n de la parroquia, quien actu¨® en complicidad con otras personas.
En la homil¨ªa en memoria de Mariano Arroyo, el cardenal Jaime Ortega record¨® unas palabras del sacerdote en las que explicaba por qu¨¦ se quedaba en el pa¨ªs: "El pueblo cubano tiene una calidez, una simpat¨ªa hacia la Iglesia y hacia el sacerdote en sus b¨²squedas de Dios que, aunque no conozcan casi nada de religi¨®n, muestra un inter¨¦s y una avidez que entusiasman". El viernes, las personas que llenaban la catedral de La Habana despidieron a Mariano Arroyo con l¨¢grimas en los ojos y cantos de amor.
[Al mediod¨ªa de ayer llegaron al aeropuerto de Madrid los restos de Arroyo. El funeral se celebrar¨¢ esta tarde en Cabez¨®n de la Sal (Cantabria)].
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