Irlanda no quiere ser Islandia
La crisis despierta el europe¨ªsmo y abre las puertas a la ratificaci¨®n del Tratado de Lisboa en octubre - S¨®lo el 28% de los irlandeses apoya el 'no' en los sondeos
La crisis econ¨®mica ha despertado el coraz¨®n europe¨ªsta de los irlandeses y, si se confirma la tendencia de los ¨²ltimos sondeos, el s¨ª al Tratado de Lisboa deber¨ªa ganar de manera confortable en el refer¨¦ndum convocado para el 2 de octubre. Los irlandeses sorprendieron a Europa rechazando el tratado en una primera consulta popular el 12 de junio del a?o pasado.
El estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera internacional han despertado a los irlandeses de sus sue?os de nuevos ricos en forma de recesi¨®n, recortes de salarios y aumento de los impuestos. El Gobierno ha llevado a cabo cuatro ajustes presupuestarios y a¨²n as¨ª el d¨¦ficit p¨²blico se disparar¨¢ este a?o hasta el 12%. El banco central pronostica que la econom¨ªa se contraer¨¢ este a?o un 6% y el a?o que viene un 3%. Los salarios est¨¢n bajando en el sector privado y han sido recortados en el sector p¨²blico, reduciendo el nivel de vida de la poblaci¨®n a los niveles que exist¨ªan en 2002.
El estallido de la burbuja inmobiliaria acab¨® con el sue?o de nuevos ricos
El d¨¦ficit p¨²blico se disparar¨¢ este a?o hasta el 12%; el PIB se contraer¨¢ un 6%
La crisis ha da?ado al Ejecutivo del Taoiseach (primer ministro) Brian Cowen y, tras la debacle vivida en las elecciones europeas y locales de junio, el Fianna F¨¢il se prepara para perder a m¨¢s tardar en 2012 el Gobierno que ostenta desde 1987 con la salvedad de la legislatura 1994-97, en la que gobern¨® su tradicional rival, el Fine Gael.
Quiz¨¢s parad¨®jicamente, todo eso ha favorecido las expectativas de ratificaci¨®n del Tratado de Lisboa. Ha bastado ese ba?o de realismo para que Irlanda se d¨¦ cuenta de que sigue siendo un pa¨ªs peque?o con una econom¨ªa abierta al mundo que necesita el cobijo de la Uni¨®n Europea, con su mercado interior, el euro y las reservas del Banco Central Europeo, para sobrevivir en la jungla del capitalismo global del siglo XXI.
Ese cambio de escenario y las clarificaciones obtenidas por Dubl¨ªn de que no perder¨¢ a su comisario europeo y de que el futuro tratado no afecta a las pol¨ªticas nacionales en materia de aborto, Educaci¨®n, Fiscalidad, Seguridad y Defensa, han hecho que el 54% de los irlandeses apoye ahora la ratificaci¨®n frente a s¨®lo un 28% que siguen estando en contra.
"Creemos que hemos logrado las salvaguardias que necesit¨¢bamos en t¨¦rminos de preocupaciones expresadas por la gente en varios estudios que hemos realizado tras el refer¨¦ndum", explica Brian Cowen en un encuentro con un grupo de periodistas europeos en Dubl¨ªn. "Ha habido una respuesta completa y amplia por parte de nuestros colegas en esos asuntos. Estamos agradecidos y demuestra la solidaridad de unos con otros en nuestros esfuerzos por asegurar que se pueda resolver la ratificaci¨®n del tratado por todos los Estados miembros".
Cuando se celebr¨® la primera consulta popular, en la que el no se impuso con rotunda claridad (53,4% frente a 46,6%) "hab¨ªa un gran desconocimiento sobre lo que es el Tratado de Lisboa", explica Mich¨¦al Martin, ministro de Exteriores. "El 30% de los votantes cre¨ªa que perder¨ªamos el sistema fiscal, que nos obligar¨ªan a modificar la ley del aborto o que tendr¨ªamos la obligaci¨®n de participar en un ej¨¦rcito europeo", a?ade.
"En Estados Unidos el no al tratado se interpret¨® como un no a la Uni¨®n Europea. Y eso es muy preocupante", afirma el responsable de la diplomacia irlandesa. "El mensaje en el segundo refer¨¦ndum ser¨¢ que esto no es un asunto acerca del Gobierno o de los partidos, si no acerca de Irlanda. Todos los sondeos se?alan que la gente distingue entre los partidos pol¨ªticos y el refer¨¦ndum por el tratado".
John O'Brien, un alto ejecutivo de IDA, la agencia irlandesa encargada de captar inversi¨®n extranjera, coincide con Martin al subrayar: "Una victoria del no tendr¨ªa un efecto muy negativo porque ser¨ªa interpretado, sobre todo en Estados Unidos, como un rechazo a Europa. Y no hay que olvidar que todas estas inversiones han venido porque formamos parte del mercado interior europeo. Y las percepciones son importantes".
Los expertos coinciden en subrayar que, si Irlanda no perteneciera a la UE no habr¨ªa existido el llamado Tigre Celta, que representa el milagro econ¨®mico que ha llevado a Irlanda a captar ingentes cantidades de inversi¨®n extranjera en sectores de alto valor a?adido y que ha transformado uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres de la UE en uno de los m¨¢s ricos. "En 1973 s¨®lo export¨¢bamos al Reino Unido. Irlanda ha cambiado desde el ingreso", se congratula el jefe de la diplomacia.
Los irlandeses no s¨®lo se felicitan por su pertenencia a la UE, sino por haber entrado en el euro. Muchos se preguntan qu¨¦ habr¨ªa sido ahora de su econom¨ªa sin el paraguas del euro y el Banco Central Europeo. El poderoso vecino brit¨¢nico, orgulloso de mantener su independencia monetaria, ha visto c¨®mo se devaluaba dr¨¢sticamente la libra esterlina, una ca¨ªda quiz¨¢s provocada por el Gobierno de Londres pero que no deja de reflejar la debilidad de su divisa en tiempos de turbulencias.
Pese a estar siempre apegados a su independencia pol¨ªtica, los irlandeses no necesitan la independencia monetaria que distingue al Reino Unido. "Siempre hemos formado parte de una uni¨®n monetaria. Nunca hemos tenido una divisa flotando libremente", explica el ministro de Finanzas Brian Lenihan. "Estuvimos pegados a la libra esterlina hasta 1979, cuando entramos en la serpiente monetaria; la serpiente se convirti¨® luego en la Uni¨®n Monetaria Europea (EMU, en las siglas inglesas) y la EMU en el euro. Un pa¨ªs peque?o con moneda propia est¨¢ condenado a tipos de inter¨¦s perpetuos. Y si eres un pa¨ªs comercial necesitas la estabilidad que te da una divisa universal", asegura.
En s¨ªntesis, Irlanda no quiere ser Islandia, la rica isla del Atl¨¢ntico Norte que entr¨® en bancarrota y se ha visto obligada a pedir el ingreso en la UE. La comparaci¨®n parece molestar al ministro Lenihan. "No se puede comparar Islandia con Irlanda", sentencia. "Islandia son 300.000 personas con bancos creados con la inversi¨®n de inmensos fondos de riesgo de dinero ruso y con muchos depositantes del Reino Unido que han invertido en bancos islandeses a tipos de inter¨¦s muy atractivos. Eso es Islandia", explica. "Irlanda", a?ade, "es un pa¨ªs con una fuerza de trabajo muy educada de dos millones de personas, con un vibrante sector exportador, en constante crecimiento econ¨®mico desde mediados de los a?os 90".
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