Un verano en la aldea de Ast¨¦rix
Calificar a una naci¨®n de "indios del salvaje Oeste" no es exactamente un halago y puede generar irritaci¨®n en estos tiempos de correcci¨®n pol¨ªtica. Pero si quien lo dice es nada menos que Peer Steinbr¨¹ck, ministro de Finanzas alem¨¢n, entonces ya entramos en el terreno de la crisis diplom¨¢tica. Tal fue la ir¨®nica comparaci¨®n que el funcionario teut¨®n hizo en marzo, en plena crisis alrededor del sacrosanto secreto bancario suizo. Ginebra se enfrent¨® duramente al ministro de Angela Merkel. Ahora, la situaci¨®n entre ambos pa¨ªses se ha distendido (un poco) y todo vuelve a ser sonrisas (g¨¦lidas) y palmaditas en la espalda.
Casi al mismo tiempo, en el grave conflicto que enfrenta a EE UU con el banco UBS, Suiza acept¨® levantar el secreto bancario sobre un pu?ado de clientes americanos sobre quienes pesaban pruebas suficientes de fraude fiscal, mientras que la entidad financiera aceptaba pagar una multa de 780 millones de d¨®lares. Pero esta semana, el mismo Consejo Federal ha impedido que esa excepci¨®n se extienda a los 52.000 clientes americanos del mayor banco suizo.
En el momento de escribir esta carta, el juicio entre UBS y el fisco americano ha sido postergado hasta agosto con la esperanza de un acuerdo que evite la guerra abierta. Porque de lo que se trata aqu¨ª es de dos concepciones opuestas de la ley, la fiscalidad y la privacidad. Y ah¨ª la peque?a Suiza tiene todas las de perder.
Seg¨²n la especialista financiera Myret Zaki, del diario Le Temps, las consecuencias finales de este combate pueden ir mucho m¨¢s all¨¢ de los problemas de un banco. "Llegados a esta situaci¨®n, es f¨¢cil imaginar que Suiza se vea obligada a integrarse en la Uni¨®n Europea", dice, "pues aislada como est¨¢ no podr¨¢ soportar por mucho tiempo ataques y presiones de esta envergadura". Zaki vaticina: "Si Suiza pierde el secreto bancario y su plaza financiera privilegiada, su ¨²nica posibilidad de sobrevivir es integrada en Europa".
Pero es posible que todos estos ataques sean contraproducentes. Los que conocen bien Suiza saben que no hay nada peor que intentar imponer reglas ajenas a los helvetas. De hecho, la Confederaci¨®n Helv¨¦tica se fund¨® en 1291 "para resistir la influencia de jueces exteriores" y como forma de establecer una independencia que es a¨²n hoy el mayor orgullo de los suizos. Es lo que algunos llaman con humor "el s¨ªndrome de la aldea de Ast¨¦rix", con los irreductibles helvetas que resisten al imperio americano y a la UE, quienes a la vez son los principales clientes de los bienes y servicios suizos.
Hasta el l¨ªder libio Muammar el Gaddafi se permite abogar por "la disoluci¨®n" de Suiza, por entender que se trata de un pa¨ªs "mafioso y criminal, que financia el terrorismo internacional". Suiza deber¨ªa ser desmembrada y devuelta a sus leg¨ªtimos due?os, dice. A saber: Francia, Alemania e Italia.
La propuesta del l¨ªder libio fue hecha en la cumbre del G-8 en L'Aquila y es una "venganza" por el conflicto que enfrenta a Libia y Suiza tras el arresto hace unos meses en Ginebra del hijo del coronel. De momento, los helvetas se han tomado la bufonada con bastante humor, pero todo indica que a los hijos de Guillermo Tell les esperan d¨ªas dif¨ªciles.
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