Avistar cet¨¢ceos, otro mundo
En el Estrecho de Gibraltar se pueden observar delfines y orcas
"Es una experiencia inolvidable". Los pasajeros salen del barco a su regreso a tierra con ojos de asombro, con la necesidad de contar lo que acaban de ver y, en algunos casos, con un mareo inesperado por la falta de costumbre en la navegaci¨®n. Acaban de participar en un avistamiento de cet¨¢ceos en aguas del estrecho de Gibraltar (C¨¢diz). Por primera vez han ido de caza, pero no con escopetas, sino con prism¨¢ticos, c¨¢maras de fotos y una gran dosis de curiosidad. Nunca olvidar¨¢n la sensaci¨®n de comunicaci¨®n que produce el delf¨ªn cuando nota la presencia del barco y se acerca para jugar con los tripulantes, o el majestuoso lomo de una orca, una feroz depredadora del mar, apareciendo ocasionalmente desde el fondo de las aguas para tomar ox¨ªgeno.
El precio de la visita en catamar¨¢n es de 30 euros y dura dos horas
En el a?o 1996 parec¨ªa una aventura de locos. Una sociedad sin ¨¢nimo de lucro, la Whale Watch Espa?a, lleg¨® a Tarifa con la intenci¨®n de montar un servicio tur¨ªstico de avistamiento de los cet¨¢ceos que recorren diariamente la franja de mar que separa Europa de ?frica. El a?o siguiente, 71 clientes acudieron a la oferta. El pasado a?o tuvieron 10.000 visitas.
El ¨¦xito est¨¢ justificado. "El 90% de los clientes son visitantes de tierras interiores, a los que la sola observaci¨®n del mar les causa un fuerte impacto". Lo cuenta Lourdes Isasa, la presidenta de Whale Watch Espa?a, que se vio atrapada por el mar cuando, a?os antes, particip¨® en el rescate de un delf¨ªn.
Hoy su fundaci¨®n oferta (30 euros el pasaje de adultos) dos salidas diarias desde Tarifa, a las 13.00 y a las 16.00 horas, para traves¨ªas con diferentes recorridos dependiendo el tipo de cet¨¢ceo que se pretenda avistar. La primera, siguiendo la trayectoria habitual de delfines y cachalotes, al sur de Tarifa. La segunda en el ¨¢rea formada entre cabo Espartel y T¨¢nger, donde es habitual la presencia de orcas y ballenas. "?Es seguro que los veremos?", pregunta uno de los clientes. La respuesta es "no". A pesar de que hay un 90% de posibilidades de encontrar manadas en la zona, ¨¦sta no es una ciencia exacta, pero "en esos casos les damos la posibilidad de que vuelvan a embarcar para un segundo intento", explica Isasa.
Una vez en la zona, el catamar¨¢n reduce la marcha y navega en paralelo al grupo de cet¨¢ceos. Son los momentos m¨¢s m¨¢gicos de la excursi¨®n. Los delfines, conscientes de que tienen un p¨²blico ¨¢vido, no tardan en hacer saltos en el mar y carreras vertiginosas. Estamos a unos 14 kil¨®metros de la costa. El estrecho tiene aqu¨ª una profundidad de unos 900 metros.
El barco, con capacidad para 90 pasajeros, dispone de una terraza en proa, la mejor zona de observaci¨®n. Es una nave hacia otro mundo.
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