"Mario y Onetti se reconfortaban"
Como si se hubiera producido una carambola maldita, el 28 de abril, el d¨ªa en que empeor¨® en Montevideo la salud del poeta Mario Benedetti, mor¨ªa triste en la misma ciudad uruguaya la poetisa Idea Vilari?o, la autora de No, gran amor que fue de Juan Carlos Onetti, cuyo centenario estaba pr¨®ximo.
Era como si sobre Uruguay pendiera en ese instante la ceremonia de una devastaci¨®n. Aquel mediod¨ªa del 28 de abril, cuando falleci¨® Idea y circul¨® la noticia del agravamiento de Benedetti, que morir¨ªa el 17 de mayo, la melancol¨ªa habitual de Montevideo se concentr¨® a¨²n m¨¢s en los caf¨¦s y en las librer¨ªas.
De esas coincidencias hablamos con Dolly Onetti, o Dorotea Muhr, la viuda del autor de La vida breve. Fue su compa?era durante m¨¢s de cuarenta a?os, y aqu¨ª, en esta casa en la que hablamos, vivieron la ¨²ltima d¨¦cada de la existencia de Onetti. Aqu¨ª ven¨ªa a verle Benedetti; era su amigo y su colega, e Idea Vilari?o vino en 1989. "A Juan le hizo mucho bien esa visita".
Aliviaba la tristeza escribiendo. "Su sarcasmo, a veces, se interpretaba mal"
Mario y Juan Carlos "se reconfortaban el uno al otro de la ausencia de su maravilloso Uruguay. Mario fue m¨¢s consecuente, porque volvi¨®". ?Y Onetti no tuvo ganas de volver? "S¨ª y no. Pero el no era tan fuerte...". Mario inici¨® el desexilio, como ¨¦l dec¨ªa, pero nunca se recuper¨® del todo de la persecuci¨®n que los militares practicaron contra tantos uruguayos. "Pero Juan Carlos no quiso volver. Era perezoso para el avi¨®n, lo odiaba, y siempre dec¨ªa: 'Estoy viejo, estoy feo, la mitad de la gente que yo conoc¨ª se muri¨® ya. No le entusiasmaba la idea de volver".
Mucha gente ha vuelto, dice Dolly, "y no siempre les fue bien". Benedetti regres¨® del todo cuando empeor¨® la salud de su mujer, Luz, que muri¨® de Alzheimer, hace tres a?os, en Montevideo. Llev¨® consigo una tristeza honda que aliviaba escribiendo.
Se reconfortaban "sobre todo por tel¨¦fono". Benedetti regres¨® con cicatrices. El exilio, la persecuci¨®n, y despu¨¦s la vuelta con su mujer ya tan ausente convirtieron el ¨²ltimo periodo de su vida en una experiencia dif¨ªcil que agrand¨® la melancol¨ªa a veces huidiza de su car¨¢cter.
Dolly los retrat¨® alegres, un d¨ªa, "contra esa biblioteca, los dos riendo, linda foto". Y se dec¨ªa que Onetti no re¨ªa. "Un t¨®pico m¨¢s. Era hura?o, s¨ª. Era ir¨®nico y sarc¨¢stico, y a veces el sarcasmo se interpretaba mal. Creo que en Uruguay se usa m¨¢s la iron¨ªa que ac¨¢, o por lo menos eso es lo que pasaba antes".
Pero Onetti no era tan hura?o; "era muy simp¨¢tico con los humanos, sobre todo con los ni?os, y con los animales. ?Acordate de lo que era con La Biche! Era una adoraci¨®n con la perra".
?l dec¨ªa, de broma, que no se levantaba de la cama (donde la leyenda dice que vivi¨® los diez ¨²ltimos a?os de su vida, hasta 1995, cuando muri¨®) "porque La Biche me muerde las canillas". En realidad, recuerda Dolly, se meti¨® ah¨ª primero porque le pusieron una inyecci¨®n que tuvo malas consecuencias. Y tambi¨¦n porque era perezoso. "Le¨ªa acostado. Estaba c¨®modo en la cama para leer. Como le¨ªa todo el tiempo, estaba mucho en la cama. Y luego tuve ese problema con la inyecci¨®n. Ya eso no fue su culpa".
Idea Vilari?o vino a verle en 1989. "Y fue importante para ¨¦l. Como ¨¦l no iba a volver, verla aqu¨ª era muy importante. Una gran poetisa, maravillosa... Ella era m¨¢s intelectual, estaba a la altura de Juan en la literatura, yo estaba en otra cosa". ?Y c¨®mo fue el encuentro? "No s¨¦; yo sab¨ªa que era una relaci¨®n entre ellos, hab¨ªa sido una relaci¨®n apasionada, quiz¨¢ la m¨¢s apasionada de Juan. Y cuando lleg¨®, yo me fui. Estuvieron juntos, solos".
Dolly y Onetti se juntaron en 1955, "y Juan dijo que era para siempre. Y era verdad, yo lo sab¨ªa. Y yo sab¨ªa tambi¨¦n que no iba a ser la ¨²nica mujer de Juan a partir de entonces, eso era absolutamente absurdo. ?l me contaba, no hab¨ªa secretos. Hab¨ªa algo as¨ª como de conspiraci¨®n. ?sta es tu vida, yo la comparto desde fuera. Y, por suerte, no soy celosa. Nunca lo fui. Si no, no habr¨ªa funcionado". Era generosidad. "No, no. Lo que me importaba era que ¨¦l me amaba a m¨ª. ?ramos casi como uno. Muchas veces dec¨ªa: 'Vos sos un brazo m¨ªo'. Lo fui".
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