Una (vaga) idea de Espa?a
Foto de familia, palmaditas en la espalda y a otra cosa. La carpeta catalana, cerrada.
As¨ª parecen entenderlo los que no entienden Catalu?a. La idea de Espa?a parece dividirse entre la caducada visi¨®n centralista de un modelo cerrado, que comparten el PP y los guardianes de la unidad del Estado de diversos colores ideol¨®gicos, y la Espa?a compleja en permanente construcci¨®n, que tan cansina resulta. La Espa?a del siglo XXI se construye, quiz¨¢ como siempre, con el empuje que exige Catalu?a cuando se ahoga y las cesiones que impone la realpolitik. El proceso se repite como si estuvi¨¦ramos en un bucle eterno, instalados en un razonamiento en espiral que cuando acaba vuelve a empezar y agota la paciencia de unos y otros.
Hemos avanzado en la ordenaci¨®n de un Estado federal, sea por convencimiento, sea por necesitar una mayor¨ªa en el Congreso
Tras la "Espa?a plural", instalados ahora en "la verdadera Espa?a de las autonom¨ªas", hay quien en el PSOE da por cerrado el problema y exige una tregua en lo que consideran las hostilidades y la reivindicaci¨®n constante, basados en una percepci¨®n de lo insaciable de la naturaleza catalana. Como si el encaje satisfactorio de Catalu?a en Espa?a tuviera un elemento caprichoso.
Son los que lamentan amargamente la "deslealtad" de ERC cuando habla de victoria tras un pulso con el Estado olvidando que su objetivo pol¨ªtico es la independencia. Otra cosa es la utilidad pol¨ªtica de la sobreactuaci¨®n de ERC en Madrid, que es enemiga de la credibilidad. Mostrar los entresijos de la negociaci¨®n puede resultar divertido, pero puede pasar factura en el esfuerzo de mejorar la imagen de seriedad de un partido demasiado dado a la gesticulaci¨®n y con una militancia a la que le disgustan las concesiones que requiere el paso de los maximalismos a las responsabilidades. La descripci¨®n de Solbes que hace Joan Ridao como el "cajero (...) cicatero y taca?o" puede resultar entretenida, pero no ayuda al an¨¢lisis ni favorece las relaciones pol¨ªticas. Pedro Solbes fue un buen ministro de Econom¨ªa antes de que cambiara el mundo. Antes de que el mismo Nobel Paul Krugman diera por "espectacularmente in¨²tiles en el mejor de los casos y positivamente da?inos en el peor de los casos" los fundamentos de los ¨²ltimos 30 a?os de macroeconom¨ªa. En contra de lo que se pod¨ªa intuir, la relajaci¨®n del d¨¦ficit que ha permitido contemplar la gravedad de la crisis econ¨®mica ha favorecido el acuerdo pol¨ªtico. La ortodoxia acad¨¦mica de Solbes le hizo dif¨ªcil adaptarse a la crisis econ¨®mica, y la ortodoxia sobre el Estado, a las exigencias pol¨ªticas.
Con la sentencia del Estatuto pendiente, la carpeta est¨¢ irremediablemente abierta. Otra cosa es que pol¨ªticamente, ante la perspectiva de una sentencia que no sea favorable y reabra la tensi¨®n y las dificultades entre los socialistas, se opte por favorecer que los jueces dilaten su decisi¨®n e incluso se opte por la renovaci¨®n del Tribunal Constitucional.
En unos a?os hemos pasado de la "Espa?a plural" al "verdadero Estado de las autonom¨ªas". Se le llame como se le llame, hemos avanzado en la ordenaci¨®n de un Estado federal, haya sido por convencimiento o por el imperativo de forjar una mayor¨ªa en el Congreso.
Tras el acuerdo de financiaci¨®n es de prever que la opci¨®n pol¨ªtica del PSC sea intentar dilatar una decisi¨®n del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto y rebajar la exigencia sobre los socios del PSOE. CiU, tras intentar convencer sin ¨¦xito a la patronal, al menos p¨²blicamente, que es lo que importa en pol¨ªtica, mantendr¨¢ su posici¨®n de guardi¨¢n de las esencias patrias. Pero no evita el proceso de radicalizaci¨®n al que le impulsa la estrategia de los partidos en el Gobierno de la Generalitat. ERC se vuelve pragm¨¢tica, Montilla no pierde ocasi¨®n de ir a alguna misa y junto con Castells ha informado puntualmente durante todo el proceso de negociaci¨®n a un empresariado y unos sindicatos que aceptando el acuerdo le dan car¨¢cter de razonable y centrado.
Juan Rosell, presidente de Foment, escaldado tras comprobar personalmente la fuerza centr¨ªpeta de Madrid en su aventura fallida de presidir la CEOE y recordando la OPA fallida de Gas Natural sobre Endesa, conoce la dureza de la negociaci¨®n y act¨²a con el pragmatismo de quien pacta con el poder. Hace a?os ya que entendi¨® que los intereses de la patronal catalana los pod¨ªan defender otros adem¨¢s de CiU en el Congreso. El debate del Parlament de ma?ana ser¨¢ uno de los ¨²ltimos coletazos del tema de la financiaci¨®n. A nadie, pol¨ªticamente, le interesa abundar en ¨¦l.
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