La senda de los trituradores
El ciclista de Pinto es el primer espa?ol que gana una contrarreloj como l¨ªder del Tour despu¨¦s de Indurain en 1995
Casi se sonroja cuando se le compara con Miguel Indurain. Le sale la cara de ni?o que seguir¨¢ teniendo cuando sea viejo y piensa que siempre las comparaciones son odiosas. Hace unos d¨ªas, una periodista estadounidense le dec¨ªa que cada vez se parec¨ªa m¨¢s a Armstrong en su forma de correr y en su forma de ganar. "Somos corredores muy diferentes", respondi¨® Alberto Contador eludiendo entrar en el sarcasmo. Ayer, sin embargo, entr¨® en la senda de Miguel Indurain al ser el primer corredor espa?ol, despu¨¦s del navarro, en ganar una contrarreloj en el Tour vistiendo el maillot amarillo (Indurain lo consigui¨® en 1991, 1992 y 1995). "La comparaci¨®n me enorgullece, pero Indurain era un grand¨ªsimo contrarrelojista que establec¨ªa diferencias abismales y yo soy completamente distinto, una combinaci¨®n de varias cosas", explic¨®.
"Somos muy distintos. Yo soy una combinaci¨®n de varias cosas", dice Contador
Casi nada les relaciona en la carretera: uno, grandull¨®n, Indurain, y otro liviano, Contador; uno que disfruta del cimbreo de los escaladores sobre los pedales, Contador, y otro que machacaba a sus rivales sin levantar el culo del sill¨ªn, Indurain; uno que gana en las cimas y en la contrarreloj (Contador ha ganado en Plateau de Belle en 2007 y en Verbier este a?o) y otro (Indurain) que s¨®lo gan¨® contra el reloj cuando comenz¨® a disputar los triunfos en el Tour (antes hab¨ªa ganado en dos ocasiones en la monta?a).
Nada que ver, pues, entre ambos. Y sin embargo, la sombra de Indurain plane¨® ayer por la coqueta ciudad de Annecy en la Alta Saboya cuando Alberto Contador se adelantaba en tres segundos al tiempo del hasta ayer implacable Cancellara. "Ten¨ªa ganas de ganar esta etapa", reconoc¨ªa Contador; "siempre me ganaba en las bajadas, pero cuando vi la ventaja que llevaba en el alto, supe que pod¨ªa ganar. Y esa concentraci¨®n me dio el triunfo".
Una de las cl¨¢sicas bajadas de Cancellara le quit¨® el oro en los Juegos de Pek¨ªn. Y una contrarreloj cl¨¢sica del ciclista suizo le quit¨® el triunfo en M¨®naco en la primera etapa del presente Tour. A la tercera gan¨® Contador, certificando que eso que ¨¦l llama un ciclista que combina varias cosas no es sino la certificaci¨®n de que ha entrado en la senda de los trituradores.
Nadie en el pelot¨®n actual re¨²ne esas condiciones. Los hermanos Schleck, probablemente los cascabeles de la serpiente multicolor, flaquean en la contrarreloj y lo f¨ªan todo a las etapas monta?osas. Lance Armstrong est¨¢ en la parte final (aunque sorprendente) de su carrera, por m¨¢s que anuncie que en el pr¨®ximo Tour estar¨¢ mejor que en ¨¦ste. El ¨²nico que se acerca a sus caracter¨ªsticas es el brit¨¢nico Wiggins, que ha pasado la monta?a entre los grandes. El precio lo pag¨® ayer.
Contador, que lidera esa generaci¨®n internacional para tomar el relevo a los grandes mitos, no oculta un desierto en el ciclismo espa?ol. Por primera vez, habr¨¢ poco espa?oles entre los diez primeros cuando el Tour concluya el domingo en Par¨ªs. Actualmente, el l¨ªder del Euskaltel, Mikel Astarloza (29 a?os), figura como 9? en esa lista. El siguiente es Sastre (34 a?os), 14? en la general. Y a¨²n queda ma?ana el m¨ªtico Mont Ventoux para mejorar o empeorar esa clasificaci¨®n. Las ausencias de Alejandro Valverde (29 a?os) y Samuel S¨¢nchez (31 a?os) se han dejado notar. Pero no hay relevo generacional en un ciclismo que sin embargo ha encontrado en Contador el vellocino de oro.
Ahora le espera lo m¨¢s duro. Determinados medios franceses y anglosajones ya comienzan a exigirle que demuestre su inocencia, abrumados por su poder¨ªo f¨ªsico y t¨¦cnico. Contador rehus¨® ayer contestar a tres preguntas que se lo exig¨ªan. Y todo por una boutade de Greg LeMond, como si sus pensamientos fueran un auto de fe.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.