Los secretos de un rescate
Ingrid Betancourt y los dem¨¢s rehenes hicieron peligrar sin saberlo la Operaci¨®n Jaque, que los salv¨® de las FARC
El 2 de julio de 2008, un comando de once hombres y mujeres de la inteligencia colombiana, completamente desarmados, rescat¨® a 15 rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Lo hizo en plena selva, y rodeado por cientos de guerrilleros que los apuntaban con sus fusiles. La Operaci¨®n Jaque, que devolvi¨® la libertad a Ingrid Betancourt, tres asesores antidrogas estadounidenses y once soldados y polic¨ªas, conmocion¨® al mundo. Pero la misi¨®n m¨¢s audaz de la que se tenga memoria estuvo en peligro por la m¨¢s insospechada de las razones: la rebeli¨®n de los propios secuestrados.
Lo cuenta Juan Carlos Torres en el libro Operaci¨®n Jaque. La verdadera historia (Planeta), que narra los entresijos de la aventura y acaba de presentarse en Madrid. D¨ªas antes del rescate, las FARC hab¨ªan agrupado a Betancourt y a los otros cautivos en un claro de la jungla, y por primera vez en a?os les hab¨ªan dado buena comida y trato correcto. Sus esperanzas de liberaci¨®n se difuminaron al escuchar que una misi¨®n internacional los iba a trasladar a otro frente de la guerrilla.
Por eso, el aterrizaje de aquel helic¨®ptero blanco les llen¨® de angustia. Sobre todo cuando vieron bajar a aquellos personajes estrafalarios: el ¨¢rabe que no hablaba espa?ol y que saludaba con calidez a su carcelero, C¨¦sar, jefe del Frente Primero de las FARC. O ese australiano rubio y con pendientes. O el tipo con la camiseta del Che. Por no hablar del reportero pesado de Telesur, la televisi¨®n venezolana. "Esta gente es de Hugo Ch¨¢vez, es un show", grit¨® uno de los rehenes.
Cundi¨® entonces la desesperaci¨®n, fruto de a?os en condiciones infrahumanas, encadenados, malnutridos y corro¨ªdos por las enfermedades. Algunos cautivos pensaron en secuestrar el helic¨®ptero una vez en vuelo, con un cortau?as y unas tijeras que hab¨ªan escondido. Cualquier cosa antes que volver al infierno. Cuando les informaron de que ir¨ªan esposados, estall¨® la rebeli¨®n. Los rehenes se negaron a abordar la aeronave. "Por favor, colaboren", rogaba la enfermera de la misi¨®n. Ellos respond¨ªan con gritos e insultos. El tiempo pasaba y aumentaba el nerviosismo. Finalmente, el australiano se acerc¨® discretamente a Tom Howes, uno de los estadounidenses, y se identific¨® en ingl¨¦s como miembro del Ej¨¦rcito colombiano. Howes se dej¨® entonces poner las esposas de pl¨¢stico. Los dem¨¢s, llorosos y agotados, le siguieron. El helic¨®ptero despeg¨® con la puerta abierta. "Generadores OK", transmiti¨® el piloto. Y cay¨® el tel¨®n. Los pac¨ªficos activistas neutralizaron a C¨¦sar y a su lugarteniente Gafas y soltaron a los rehenes. "Somos el Ej¨¦rcito Nacional. Est¨¢n en libertad". La escena de los llantos y los gritos a bordo de la aeronave ha pasado a la posteridad.
Tres meses, cuenta Juan Carlos Torres, dur¨® la preparaci¨®n de la Operaci¨®n Jaque. Pero detr¨¢s hay "a?os de infiltraci¨®n en las comunicaciones y de seguimiento incluso f¨ªsico", con los llamados hombres-jungla, que se camuflan en la selva.
La base del plan, explica Torres, fue el "enga?o electr¨®nico, que consiste en penetrar las comunicaciones del enemigo para luego suplantarlo, haci¨¦ndole creer que habla con su contacto habitual cuando en realidad est¨¢ hablando con el agente que realiza la suplantaci¨®n". Todos los d¨ªas, el Mono Jojoy, jefe militar de las FARC, se comunicaba con los cinco frentes a su cargo, entre ellos el de C¨¦sar. Lo hac¨ªan a trav¨¦s de sus respectivos radiooperadores en una frecuencia com¨²n. Andrea, la operadora de Jojoy, saludaba a todos y despu¨¦s iba pasando a cada uno a una segunda frecuencia, para darles instrucciones en privado. As¨ª hablaba con la India, la operadora de C¨¦sar.
En un alambicado proceso, el equipo de inteligencia suplant¨® a los radiooperadores con agentes que ten¨ªan voces similares y fij¨® nuevas frecuencias. As¨ª fue c¨®mo una falsa Andrea comenz¨® a dar instrucciones de la jefatura para el traslado de los rehenes a otra base de las FARC.
Contrarreloj, por temor a que se destapara el enga?o, se form¨® la misi¨®n de rescate con personajes construidos hasta el ¨²ltimo detalle. La prioridad era evitar cualquier riesgo para los rehenes. Por toda arma defensiva, recibieron un espray de pimienta.
Los h¨¦roes
Uno de los episodios que m¨¢s impresion¨® a Juan Carlos Torres, escritor colombiano y autor de Operaci¨®n Jaque, la verdadera historia, fue el reclutamiento de los agentes que participaron en la misi¨®n. "Se escogi¨® a los mejores. De cada uno de ellos se podr¨ªa hacer una novela", dice. Para cuajar sus personajes, recibieron clases de actuaci¨®n. "Se implicaron a fondo, sabiendo que pod¨ªan no volver". Hoy, estos h¨¦roes an¨®nimos viven fuera de Colombia.
No todos eran aguerridos expertos. Las "falsas radiooperadoras" que suplantaron a Andrea y la India, las mensajeras de las FARC, eran dos administrativas del Ministerio de Defensa que ten¨ªan voces muy parecidas. "Eran sencillas amas de casa que se sacrificaron durante meses con una abnegaci¨®n impresionante".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.