La gripe
Tres marroqu¨ªes (14, 15 a?os) que volv¨ªan de un encuentro entre estudiantes de Espa?a, Marruecos y Portugal, fueron parados en el puerto de Tarifa, donde tomaban el barco a T¨¢nger. Tienen la gripe A y las autoridades de su pa¨ªs no los dejan entrar. Lo contaba el lunes C¨¢ndido Romaguera en estas p¨¢ginas. El miedo al contagio admite variedades: en Marruecos te paran a la llegada, pero en los aeropuertos ingleses lo hacen a la salida. En el Reino Unido han contado ya 100.000 griposos, y British Airways y Virgin no aceptan en sus vuelos viajeros con s¨ªntomas. En Londres, en Heathrow, nuevos vigilantes detectan pasajeros sospechosos de gripe y los mandan al m¨¦dico. Toser, limpiarte la nariz, tiritar, sudar, la palidez o la cara encendida, los ojos rojos, son signos delatores.
Hay miedo a las epidemias, a las pandemias, a los viajeros. Los estudiantes viajan mucho. Yo estoy ahora en una residencia universitaria de Pisa, y no s¨¦ si esto me hace m¨¢s vulnerable, porque aqu¨ª no cesa el movimiento de gente con maletas rodantes y mochilas, y abundan los angloamericanos. En Italia, adem¨¢s, el viceministro de la Salud, Fazio, ha hablado incluso de aplazar por la gripe el principio del curso pr¨®ximo. Fue desmentido inmediatamente por dos ministros, y atacado por los obispos cat¨®licos, que lo acusan de alarmista. No creo que el ruido en torno a la gripe prevenga la infecci¨®n, pero por lo menos asusta, y el miedo desempe?a un papel esencial en la supervivencia de la especie.
Por ejemplo, ?deber¨ªa asustarnos que la legendaria y masivamente mortal gripe de 1918-1919, la espa?ola, se identifique con las mismas siglas que la de ahora mismo, H1N1? ?O deber¨ªa tranquilizarnos que sea la misma gripe, siempre la H1N1, que en un cuartel de Nueva Jersey mat¨® a un soldado en febrero de 1976? Entonces se moviliz¨® el Gobierno americano y, en tiempo de elecciones, orden¨® la vacunaci¨®n nacional. El presidente Ford se vacun¨® por televisi¨®n el 14 de octubre, pero no hubo epidemia. No pas¨® nada, salvo que Ford perdi¨® la presidencia, como el viceministro italiano Fazio ha arruinado por el momento su carrera pol¨ªtica. El error por exageraci¨®n puede ser fat¨ªdico.
S¨®lo es una gripe, fuera de estaci¨®n, intempestiva, pero s¨®lo gripe. Y el miedo es el miedo de siempre. "El miedo no conoce recesi¨®n", dice Maurizio Ricci en La Repubblica, y me recuerda una frase que estuvo de moda hace 20 a?os, "el miedo es libre", frase mentirosa, porque el miedo no es libre nunca, invasor indeseable. Supongo que se trata de una mala traducci¨®n del ingl¨¦s, como casi todo en nuestra vida actual: "Fear is free", que podr¨ªa ser "el miedo es libre", s¨ª, pero que yo entiendo como "el miedo es gratis". Es gratis: te lo regalan a trav¨¦s de todos los medios, te entra por el o¨ªdo y por los ojos.
Incluso la moderaci¨®n informativa se convierte en amenazadora. En Granada, el otro d¨ªa, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, consejera de Salud de la Junta, tranquilizaba a la poblaci¨®n ante los periodistas. Una gripe no tiene por qu¨¦ ser grave. Y expon¨ªa la nueva "estrategia de comunicaci¨®n" para hablar de la gripe. Que deban pensar c¨®mo te van a decir las cosas para que no te asustes, ?no es un aviso de que las cosas son de miedo? La Organizaci¨®n Mundial de la Salud, ante el n¨²mero de infectados, ha decidido que es mejor no contarlos y limitarse a registrar los tipos de casos. En Andaluc¨ªa, de acuerdo con las otras comunidades aut¨®nomas, la soluci¨®n es m¨¢s peculiar: no van a dar el n¨²mero directamente, sino a trav¨¦s de las hipn¨®ticas estad¨ªsticas. Si antes se hablaba de 185 casos de gripe A en Andaluc¨ªa, ahora se hablar¨¢ de 3,5 personas por cada 100.000. ?Qui¨¦n va calcular el n¨²mero exacto de enfermos? Es mejor no hacerlo, para no preocuparse, pero yo lo he hecho. Y, suponiendo 8 millones de habitantes, a m¨ª me salen, no 185, como dec¨ªan las cifras oficiales, sino 280.
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