Palin deja el gobierno de Alaska y abre interrogantes sobre su futuro
La 'n¨²mero dos' de McCain agita las filas republicanas
Sarah Palin, una pol¨ªtica singular que alcanz¨® enorme popularidad el a?o pasado como compa?era de candidatura de John McCain, abandon¨® ayer su cargo de gobernadora de Alaska, dejando detr¨¢s una corta carrera y un gran interrogante sobre su futuro.
Palin se despidi¨® a su estilo, con un pic-nic en un parque de Anchorage, la capital de Alaska, en el que no cab¨ªa la pol¨ªtica pero en el que se esperaban "muchos ni?os y mucho caf¨¦", seg¨²n ella misma prometi¨® en su p¨¢gina de Twitter, el medio por el que, a partir de ahora, se mantendr¨¢ en comunicaci¨®n con sus seguidores.
El n¨²mero de fans ha bajado significativamente con el paso del tiempo. Hace un a?o, Palin superaba el 60% en las encuestas y era, sin duda, la mujer m¨¢s famosa del pa¨ªs. Hoy apenas llega al 40% y m¨¢s de la mitad de los norteamericanos expresa fuertes reservas sobre ella.
Para muchos conservadores, es la gran esperanza electoral en 2012
Pese a eso, el futuro de Palin est¨¢ a¨²n por escribir, y a nadie le extra?ar¨ªa que fuera la pr¨®xima candidata del Partido Republicano en las elecciones presidenciales de 2012. Palin ha demostrado ser una persona en¨¦rgica y tenaz. Ha soportado una fuerte presi¨®n de los medios de comunicaci¨®n, que pusieron en evidencia desde el primer d¨ªa sus alarmantes limitaciones, y ha sabido presentar cara cuando ha cre¨ªdo que su familia -tan singular como ella misma- estaba siendo atacada.
Con esas condiciones, se ha ganado el afecto de muchos norteamericanos que valoran su naturalidad y su sencillo conservadurismo. Pero eso no ha bastado para convertirla en una figura respetada y cre¨ªble como dirigente nacional. De hecho, varios de los principales consejeros de McCain culpan a Palin de la derrota, tanto por haberle robado protagonismo al candidato presidencial como por haberle dado a toda la candidatura un tono trivial y liviano.
A pesar de todo, muchos conservadores siguen viendo en Palin la mejor esperanza de futuro. Al fin y al cabo, Palin tiene lo que ning¨²n otro dirigente del Partido Republicano tiene en este momento: atractivo medi¨¢tico. Relegado al segundo plano McCain, el partido de la oposici¨®n aparece hoy representado ante la opini¨®n p¨²blica por aburridos miembros del Congreso pr¨¢cticamente desconocidos por el gran p¨²blico.
Los intentos hechos hasta ahora de elevar al primer plano a algunos j¨®venes gobernadores han naufragado por la incapacidad de ¨¦stos o por la revelaci¨®n de sus aficiones sexuales. De los candidatos presidenciales del a?o pasado, s¨®lo Mitt Romney sobrevive a la quema, mientras que Rudy Giuliani intenta reconstruir su carrera en el m¨¢s digno silencio.
En ese escenario, Palin bien puede ser en 2012 la ¨²nica candidata posible. Sus principios -extremo liberalismo econ¨®mico y extremo conservadurismo moral- conectan muy bien con el Partido Republicano que se ha ido creando en los ¨²ltimos a?os. Son tambi¨¦n los valores que defienden los actuales hombres fuertes del partido.
Visto con el prisma actual, Palin ser¨ªa, en todo caso, un d¨¦bil rival para Barack Obama, un presidente extraordinariamente popular con apoyo en un amplio abanico de votantes. Pero eso es hoy. Los republicanos cuentan con que el Obama de 2012 se parezca poco al que lleva meses ocupando las portadas de los peri¨®dicos.
El actual debate sobre la reforma sanitaria est¨¢ sirviendo, entre otras muchas cosas, para construir la imagen de un presidente derrochador con el dinero p¨²blico, incapaz de controlar a su propio partido y mucho menos de hacer una pol¨ªtica bipartidista. En definitiva, un cl¨¢sico dem¨®crata f¨¢cil de batir. Incluso por Palin.
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