Las noticias del verano
Julio es m¨¢s caluroso pero el mes que concentra las vacaciones es agosto. Las empresas, salvo aquellas que han de dar servicio de manera permanente y las que por su espec¨ªfica dedicaci¨®n estacional concentran en agosto su m¨¢ximo de actividad, prefieren reducirse al m¨ªnimo, acogerse a una especie de letargo y volver a su plenitud a partir de septiembre. De esa propensi¨®n participan tambi¨¦n las empresas informativas pero en ese caso particular las pautas previstas quedan trituradas por los acontecimientos, tanto m¨¢s noticiosos cuanto m¨¢s imprevistos, como prueba la Ley de la Gravitaci¨®n Informativa. Recordemos sin ir m¨¢s lejos la guerra de Georgia el pasado agosto que tanto espole¨® el liderazgo del presidente Sarkozy, entonces al cargo de la UE. Los hechos noticiosos se resisten a cualquier intento de programaci¨®n porque adem¨¢s es sabido que la programaci¨®n reduce la noticiabilidad de los hechos mientras que su imprevisibilidad la multiplica.
Esperemos que Rajoy d¨¦ pruebas de conducirse con libertad; es decir, sin aceptar fuerzas "externas"
Aceptemos que la acumulaci¨®n de periodistas incita y ambienta la erupci¨®n de noticias pero incluso cuando los periodistas parecen haberse retirado por completo, en busca de sus particulares alivios t¨¦rmicos y vacacionales, pueden surgir acontecimientos de tan considerable peso noticioso que desencadenen coberturas informativas fulminantes y cambien el mundo. Cuesti¨®n distinta es que las noticias cuando suceden en agosto alcancen a sus destinatarios en una situaci¨®n an¨ªmica diferente de la habitual en los d¨ªas laborables, y que en esas condiciones vacacionales queden por lo general excluidas respuestas exasperadas por parte de los receptores entregados al relax.
Pero en un mundo globalizado debemos integrar que cuando aqu¨ª es de noche en otros meridianos es de d¨ªa y cuando aqu¨ª arde el verano en otras latitudes est¨¢n viviendo el rigor del invierno. Cada d¨ªa la luz solar ilumina de modo sucesivo los distintos husos horarios, que como gajos de naranja componen la esfera terrestre que completa un giro de 360? sobre su propio eje cada 24 horas y recorre la ¨®rbita el¨ªptica alrededor del sol, situado en uno de sus focos, en el curso de los 365 d¨ªas del a?o.
Jorge Wagensberg, en su ¨²ltimo libro, Yo, lo superfluo y el error (Tusquets Editores, Barcelona, 2009), enuncia los tres principios del m¨¦todo cient¨ªfico contra la mente creadora que podr¨ªamos adaptar a nuestros efectos en otros tres principios referentes al m¨¦todo informativo contra la mente period¨ªstica. Veamos c¨®mo para nuestro autor el m¨¦todo de la ciencia se asienta sobre tres principios fundamentales cuya misi¨®n es, justamente, reducir al m¨¢ximo la particular y singular ideolog¨ªa de la mente que crea la ciencia.
Esos tres principios se aceptan con la esperanza de lograr la objetividad, la inteligibilidad y la dial¨¦ctica en su m¨¢ximo grado. Se trata de excluir a la mente creadora de aquello que ha creado, de sacrificar todo lo que recuerde al creador dentro de su creaci¨®n, algo que ya lamentaba Erwin Schr?dinger, uno de los fundadores de la mec¨¢nica cu¨¢ntica. En todo caso, el principio de objetividad expulsa al yo de la ciencia; el principio de inteligibilidad elimina lo superfluo; el principio dial¨¦ctico husmea en la b¨²squeda de posibles contradicciones.
Reconozcamos que si se hubiera trabajado a la luz de estos tres principios, todo el despliegue informativo del caso G¨¹rtel habr¨ªa presentado una coloraci¨®n muy diferente de la que han podido percibir hasta ahora los lectores. En cuanto a los implicados como actores en la trama, es en extremo interesante la forma en que han invertido aquel principio aristocr¨¢tico de que "no ofende quien quiere sino quien puede", seg¨²n el cual a gentes de inferior categor¨ªa carec¨ªan de la capacidad de ofender. A tenor de las querellas que han presentado en los tribunales de Justicia s¨®lo contra algunos medios informativos, el anterior principio quedar¨ªa sustituido por otro seg¨²n el cual "no me ofende lo que de m¨ª se diga, sino s¨®lo lo que haya sido difundido en un medio al que libremente le haya otorgado la condici¨®n de ofensor".
Mientras, esperemos que el conocimiento o los autos judiciales produzcan efectos liberadores conforme a la opini¨®n de los fil¨®sofos cl¨¢sicos griegos, que comparten algunos te¨®logos cristianos recordados por Isaiah Berlin en sus ensayos (Conceptos y categor¨ªas. Editorial Fondo de Cultura Econ¨®mica). Y que Mariano Rajoy d¨¦ pruebas de conducirse con libertad. Es decir, determine su propia conducta sin aceptar que siga fuerzas "externas", sean estas f¨ªsicas o psicol¨®gicas.
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