El exilio espa?ol, en mil p¨¢ginas
La nueva novela de Mu?oz Molina, que se publicar¨¢ en noviembre, recorre las ruinas de la Guerra Civil
![Jes¨²s Ruiz Mantilla](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F6a8979ac-e7b3-4e49-a28d-8ef780472c20.jpg?auth=adca90b9344430353a3efa521c6f05b31de12fb2c013241bb04b919b8e0a8605&width=100&height=100&smart=true)
Pudo haber llegado a ser la edad de oro y diamantes, pero se qued¨® en plata. Pudo haber sido la generaci¨®n m¨¢s brillante, o el inicio de un talento ininterrumpido de creadores, humanistas y cient¨ªficos si la guerra y la barbarie no se los hubiese llevado a todos por delante. Al exilio, a ese lugar oscuro y no deseado donde recalan los derrotados. Hasta all¨ª viaja Antonio Mu?oz Molina en su nueva novela, La noche de los tiempos, que aparecer¨¢ en noviembre publicada por Seix Barral.
El escritor andaluz sigue los rastros de su novela Sefarad, pero esta vez se centra en los despojos y el sufrimiento que dej¨® tras de s¨ª la Guerra Civil espa?ola. Muchas veces, Mu?oz Molina ha lamentado ese talento desperdiciado, despreciado y perseguido que convirti¨® Espa?a en un lugar l¨²gubre, pobre, pat¨¦tico y atrasado durante el franquismo. En Beatus Ille lo recorri¨® por medio de un literato. Ahora no. "Al principio me atra¨ªa la figura de Pedro Salinas, un exiliado del 36 y no del 39, que aprovech¨® un curso en el Wellesley College para quitarse de en medio", comenta el novelista.
"El protagonista est¨¢ tan dividido por dentro como Salinas o Chaves Nogales"
Pero cambi¨® de oficio. De un poeta pas¨® a un f¨ªsico, pero eligi¨® finalmente a un arquitecto. As¨ª es como le naci¨® en la mente Ignacio Abel, el protagonista de La noche de los tiempos. "Deb¨ªa tener una idea de modernidad comprometida a la manera de la Bauhaus y de sus importantes derivaciones espa?olas: Sert, Lacasa, S¨¢nchez Arcas. Lo puse a trabajar en el gran proyecto moderno del final de la monarqu¨ªa y la rep¨²blica: la Ciudad Universitaria de Madrid", relata. Pero tambi¨¦n le hizo construir mercados y escuelas p¨²blicas. "Quer¨ªa convertirle en un socialista pragm¨¢tico". Un idealista de lo posible con sus luces y sus sombras: "Como Salinas, habr¨ªa reforzado su ascenso social a trav¨¦s del matrimonio. Pero tambi¨¦n tendr¨ªa mucho de trepador de la ¨¦poca, siempre dividido entre su origen popular y su ascenso a la clase media", comenta Mu?oz Molina.
Lo menos complicado, quiz¨¢s, fue eso. Lo peor, la avalancha, el control de una especie de fiebre creciente que obligaba al autor a escribir y borrar, a documentarse y aprender a discernir lo que realmente era crucial para el relato y lo que no. Escrib¨ªa y le¨ªa. Destru¨ªa, volv¨ªa a empezar, encerrado como nunca ha estado en s¨ª mismo. Ajeno a muchas cosas, apartado de lo que no le llevara a los restos de ese mundo imaginado.
Al final ha entregado un manuscrito con 1.000 p¨¢ginas, pero ha escrito muchas m¨¢s. "Hac¨ªa borradores al mismo tiempo que me sumerg¨ªa en lecturas. La situaci¨®n b¨¢sica cobr¨® forma poco a poco: una vida hecha de fragmentos que no cuadran entre s¨ª, en una ¨¦poca de promesas y amenazas; una conciencia empe?ada en mantener la lucidez y la serenidad en un clima cada vez m¨¢s enrarecido. Un hombre que naci¨® en la calle Toledo y vive en el barrio de Salamanca; un republicano y socialista con un rechazo instintivo a la vehemencia ideol¨®gica y a la violencia f¨ªsica; un padre de familia que quiere mucho a sus dos hijos y cultiva a conciencia su aspecto de normalidad y al tiempo tiene su amante".
Ha trabajado duro. "Muchas veces, en libros anteriores, me he reprochado a m¨ª mismo no haberlo hecho. Pero ahora creo que s¨ª lo he cumplido", confiesa. Lo ha dado todo a fondo para terminar este puzzle en el que se mezcla el amor con la p¨¦rdida. "?se es el tema de la novela. Trata de un amour fou como el que tienen los protagonistas de La edad de oro de Bu?uel y de personas tan divididas por dentro como Salinas, Moreno Villa, Chaves Nogales, Arturo Barea. Los cuatro eran partidarios sin vacilaci¨®n de la legalidad republicana: los cuatro se negaron a dejarse arrastrar por el sectarismo o a apartar los ojos de lo que estaba ocurriendo, o justificar ning¨²n crimen. Los cuatro se marcharon de Espa?a y no volvieron nunca", afirma el escritor.
?Qu¨¦ hace una persona templada y pac¨ªfica cuando de la noche a la ma?ana la normalidad se derrumba y no parece que haya otra alternativa que la matanza? ?C¨®mo se puede mantener la rectitud personal en medio del desastre? Son cosas que La noche de los tiempos trata de responder. O no. "Yo quer¨ªa sobre todo imaginar la vida de cualquiera en el presente de entonces, no a trav¨¦s del filtro de la historia. Inventar retratos que parecieran del natural: que cada personaje tenga su propia identidad, no como portavoz de ideas ni como s¨ªmbolo de nada, sino como un hombre, una mujer, un ni?o de verdad". La literatura, ni m¨¢s ni menos. Ese arte que muchas veces consiste en prestar una voz imaginada de todos aquellos a quienes maltrat¨® la historia.
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