Una verdad incoherente
En estos momentos el destino de la reforma sanitaria en Estados Unidos parece estar en manos de dem¨®cratas relativamente conservadores, principalmente miembros de la Coalici¨®n del Perro Azul, creada en 1995. [Ese grupo est¨¢ integrado por una cincuentena de miembros de la C¨¢mara de Representantes y fue formado tras la p¨¦rdida del control dem¨®crata del Congreso en 1994 para otorgar una voz ¨²nica a los miembros m¨¢s conservadores del Partido Dem¨®crata, que suelen resultar decisivos en las votaciones de temas que dividen a la c¨¢mara]. Y uno podr¨ªa sentir la tentaci¨®n de decir que el presidente Barack Obama necesita dar a esos dem¨®cratas lo que quieren. Pero no puede, porque esos Perros Azules no est¨¢n siendo razonables.
La reforma sanitaria en EEUU parece depender de la conservadora coalici¨®n dem¨®crata del Perro Azul
Para captar el problema, tenemos que entender las l¨ªneas generales de la reforma propuesta (todos los planes dem¨®cratas que hay sobre el tapete coinciden en lo esencial).
La reforma, si se lleva a cabo, descansar¨¢ sobre cuatro pilares principales; regulaci¨®n, ordenanzas, subsidios y competencia. Por regulaci¨®n me refiero a la aplicaci¨®n a escala nacional de normas que impedir¨¢n a las compa?¨ªas de seguros negar la cobertura bas¨¢ndose en los historiales m¨¦dicos o suprimir la cobertura cuando uno enferma. Esto impedir¨ªa a las aseguradoras burlar el sistema cubriendo s¨®lo a la gente sana.
Por otro lado, tambi¨¦n impedir¨¢ que los particulares burlen el sistema: los estadounidenses estar¨¢n obligados a contratar un seguro aunque disfruten de buena salud, en lugar de hacerlo s¨®lo cuando necesitan atenci¨®n m¨¦dica. Y todas las empresas excepto las m¨¢s peque?as estar¨¢n obligadas a asegurar a los empleados, o a pagar cuotas que contribuyan a cubrir el coste de los subsidios (subsidios que har¨ªan el seguro asequible para las familias estadounidenses de bajos ingresos).
Por ¨²ltimo, habr¨¢ una opci¨®n p¨²blica; un plan de seguros dirigido por el Gobierno que competir¨¢ con las aseguradoras privadas, lo cual contribuir¨¢ a moderar los costes.
La parte de la reforma sanitaria relativa a los subsidios costar¨¢ alrededor de un bill¨®n de d¨®lares a lo largo de la pr¨®xima d¨¦cada. En todos los planes que hay sobre el tapete actualmente, este gasto se ver¨ªa compensado por una combinaci¨®n de ahorros en los costes en otras cosas e impuestos adicionales, de modo que en general no afectar¨ªa al d¨¦ficit federal.
Entonces, ?qu¨¦ objeciones ponen los Perros Azules? Pues bien, hablan mucho de responsabilidad fiscal, lo que b¨¢sicamente se reduce a preocuparse por el coste de esos subsidios. Y es tentador detenerse ah¨ª mismo y protestar. Despu¨¦s de todo, ?d¨®nde estaban todas esas preocupaciones sobre la responsabilidad fiscal en 2001, cuando la mayor¨ªa de los dem¨®cratas conservadores votaron entusiasmados por la gran rebaja fiscal que hizo Bush ese a?o, una rebaja fiscal que a?adi¨® 1,35 billones de d¨®lares al d¨¦ficit?
Pero de hecho, es mucho peor que eso, porque adem¨¢s de protestar por el coste del plan, los Perros Azules est¨¢n exigiendo cosas que incrementar¨ªan enormemente ese coste. Se ha dado mucha publicidad a la oposici¨®n de la Coalici¨®n del Perro Azul a la opci¨®n p¨²blica, y con raz¨®n: un plan sin una opci¨®n p¨²blica que modere las primas costar¨ªa a los contribuyentes mucho m¨¢s que un plan sin una opci¨®n as¨ª.
Pero los Perros Azules tambi¨¦n se han estado quejando de la ordenanza relativa a las empresas, lo cual choca todav¨ªa m¨¢s con su supuesta preocupaci¨®n por el gasto. La Oficina de Presupuestos del Congreso ya ha sopesado el tema; sin la ordenanza para las empresas, la reforma sanitaria podr¨ªa verse torpedeada si muchas de ellas abandonaran sus actuales planes de seguros y obligaran a los empleados a acogerse a las ayudas federales, lo cual disparar¨ªa los costes de los subsidios. No tiene ning¨²n sentido protestar por el coste de los subsidios y al mismo tiempo oponerse a la ordenanza para las empresas.
Entonces, ?qu¨¦ quieren los perros azules? A lo mejor lo que pasa es que son unos aut¨¦nticos hip¨®critas. Vale la pena recordar la historia de uno de los fundadores de la Coalici¨®n del Perro Azul: el ex representante Billy Tauzin de Luisiana. Tauzin se pas¨® al bando republicano poco despu¨¦s de la creaci¨®n del grupo; ocho a?os despu¨¦s, consigui¨® que se aprobara la Ley de Modernizaci¨®n de Medicare de 2003, una ley altamente irresponsable que inclu¨ªa enormes regalos a las empresas farmac¨¦uticas y a las compa?¨ªas de seguros. Y luego abandon¨® el Congreso para convertirse, s¨ª, en el generosamente remunerado presidente de PhRMA, el grupo de presi¨®n del sector farmac¨¦utico.
Por tanto, una posible interpretaci¨®n es que los Perros Azules est¨¢n siguiendo b¨¢sicamente los pasos de Tauzin: si su postura es incoherente, es porque no son m¨¢s que instrumentos empresariales que defienden intereses especiales. Y como se?alaba en un informe reciente el Centro para la Pol¨ªtica Receptiva, las farmac¨¦uticas y las aseguradoras ¨²ltimamente han estado inundando de dinero las arcas de los Perros Azules.
Pero supongo que no soy tan c¨ªnico. Al fin y al cabo, los Perros Azules de hoy son pol¨ªticos que no siguieron el camino de Tauzin; no se cambiaron de chaqueta ni siquiera cuando el Partido Republicano parec¨ªa tener todos los ases en la manga y los expertos declaraban que la mayor¨ªa republicana era permanente. As¨ª que ¨¦stos son dem¨®cratas que, a pesar de su relativo conservadurismo, han demostrado cierto compromiso con su partido y los valores de ¨¦ste.
Ahora, sin embargo, se enfrentan al momento de la verdad. Porque no pueden conseguir concesiones importantes en cuanto al modelo de reforma sanitaria sin condenar al fracaso todo el proyecto: si derriban cualquiera de los cuatro pilares de la reforma, todo se vendr¨¢ abajo, y probablemente arrastrar¨¢ en su ca¨ªda a la presidencia de Obama. ?De verdad es eso lo que los Perros Azules quieren que pase? Pronto lo averiguaremos.
? 2009 New York Times News Service.
Traducci¨®n de News Clips.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa de Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa en 2008.
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