Una reyerta acaba con un hombre muerto de una pu?alada en el cuello

A Benito y Alfonso, jubilados y residentes en la calle de Cea Berm¨²dez, no les ha pillado por sorpresa. O eso dicen. Alg¨²n d¨ªa ten¨ªa que pasar, farfulla el primero, mientras se?ala con gesto de disgusto el portal del n¨²mero 31. El servicio de limpieza ha hecho su trabajo y apenas queda una sombra rojiza sobre el pavimento, medio levantado por unas obras en la acera. All¨ª, s¨®lo unas horas antes, se desangraba Norman Rodrigo Ceballos, de 21 a?os, espa?ol de origen ecuatoriano. Tres pu?aladas. Dos en el pecho -"penetrantes", puntualiza el portavoz de Emergencias Madrid- y una tercera en el cuello. Esta ¨²ltima, "mortal de necesidad".

Pasan unos minutos de las seis de la ma?ana. Las discotecas acaban de largar a los ¨²ltimos clientes y echan el cierre. Norman Rodrigo, su hermana Estefan¨ªa y otros amigos avanzan por la calle de Cea Berm¨²dez, quiz¨¢ camino de la cercana estaci¨®n de Islas Filipinas. Entonces pasa otro grupo. Alguien le dice algo a Estefan¨ªa. Algo que a Norman Rodrigo no le gusta. Se encara. Se pican. Se enzarzan. Alguien -uno o m¨¢s de uno- saca una navaja. Una, dos y tres pu?aladas. Es todo lo que la Polic¨ªa Nacional cuenta de lo sucedido. No hay m¨¢s detalles. Mejor guardarlos, dice una portavoz, porque algunos de los agresores siguen en la calle. Y no hay que darles pistas.

Un polic¨ªa se quit¨® la camisa para taponar la herida de Norman Rodrigo

La Polic¨ªa detuvo ayer a uno de ellos, al que considera autor material. Tiene varios antecedentes penales, entre ellos, por robo y agresi¨®n sexual. Los agentes pudieron identificarlo r¨¢pidamente porque ¨¦l y Norman Rodrigo, que tambi¨¦n consta en los archivos policiales por un robo con violencia e intimidaci¨®n en 2005, se conoc¨ªan. La investigaci¨®n sigue abierta. "Hay m¨¢s personas implicadas en la reyerta", se?al¨® la portavoz, que subray¨® que no se trata de un ajuste de cuentas entre bandas latinas. Buscan a ecuatorianos y dominicanos.

A las 6.20, todav¨ªa noche cerrada, alguien llama al 112. Enseguida llegan polic¨ªas de la Brigada de Seguridad Ciudadana y de la comisar¨ªa de Chamber¨ª. Uno de los agentes, al ver c¨®mo la sangre se escapa por la herida del cuello, se quita la camisa y trata de taponar la brecha. Entonces llegan los sanitarios del Samur, que se encuentran con el chico tendido en el suelo, con "una gran hemorragia" y en parada cardiorrespiratoria. Intentan reanimarle durante 15 minutos. No hay nada que hacer.

Alrededor de la escena se amontonan m¨¢s chicos, m¨¢s o menos de la misma edad. Tambi¨¦n la hermana de Norman Rodrigo, a la que atienden los sanitarios de un corte no demasiado profundo en la pierna, por debajo de la rodilla. Los agentes empiezan a preguntar y consiguen identificar al agresor. Hacen "una batida" por la zona para localizarle y avisan por radio a todas las patrullas. Mientras, el Samur traslada a la hermana del fallecido al hospital Cl¨ªnico. All¨ª la atienden en la Sala A de urgencias y le dan el alta pocas horas despu¨¦s.

A las 6.15 acaba de entrar a trabajar el dependiente de la gasolinera Repsol que hay en la esquina de Cea Berm¨²dez con Galileo. Oye unos "gritos impresionantes", pero no hace demasiado caso. No es la primera vez que hay jaleo a esas horas, en la madrugada del s¨¢bado al domingo. En la tienda de alimentaci¨®n Open 25, que abre 24 horas en la misma esquina, la dependienta del turno de noche tambi¨¦n oye el tumulto. Decide no salir a ver qu¨¦ pasa, seg¨²n explica despu¨¦s el encargado. "Un poco antes hab¨ªan entrado en la tienda unos chicos, probablemente los mismos, que hab¨ªan cogido empanadas y otras cosas de comer y se hab¨ªan ido sin pagar". La chica prefiri¨® quedarse dentro.

?sa es la esquina de la que hablan Benito y Alfonso, los dos jubilados que, dicen, ve¨ªan venir que pasar¨ªa algo as¨ª. "Esto estaba la mar de tranquilo hasta que pusieron la discoteca", dice uno. "Ahora hay peleas todas las noches", tercia el otro. "Ah¨ª, ah¨ª mismo, vi yo el viernes a las siete de la ma?ana a uno sentado, como dormido, y a otro con la cara ensangrentada y la cabeza abierta. Un polic¨ªa se pon¨ªa los guantes para atenderle".

A la Polic¨ªa no le consta esa intervenci¨®n, ni que la zona sea especialmente conflictiva, pero los vecinos cuentan que hay "l¨ªo" todos los fines de semana. "Hay noches que vienen cardiacos, puestos hasta arriba de todo", afirma el portero de una finca cercana, que no quiere dar su nombre. "Hay veces que me despiertan los gritos y veo la que se monta desde mi ventana". En la zona hay varios pubs y discotecas, como Aqua Barra, en el 21 de Cea Berm¨²dez, o Gran Caim¨¢n, en Galileo, 26, las dos de m¨²sica latina. "Salen borrachos y pasan por la tienda 24 horas de camino al metro. Acaban todos aqu¨ª. Y la l¨ªan".