Municipios exhaustos

Las dificultades que rodearon la negociaci¨®n del acuerdo de financiaci¨®n auton¨®mica han dejado en segundo plano la escasez presupuestaria a la que se enfrentan los ayuntamientos. No es un problema nuevo sino una de las m¨¢s graves deficiencias que arrastra el sistema institucional espa?ol, agravada ahora por la crisis econ¨®mica. La condici¨®n de cenicienta que han padecido los municipios durante las tres ¨²ltimas d¨¦cadas fue enmascarada a partir de 1998, fecha en la que se aprob¨® la ley que liberalizaba el suelo, por el man¨¢ de las recalificaciones. Los ayuntamientos hicieron virtud de la necesidad, y emplearon los recursos extraordinarios que proced¨ªan de la conversi¨®n de terreno r¨²stico en urbano para financiar gastos corrientes y de nuevo personal. El fin de la burbuja inmobiliaria, y de unos fondos que parec¨ªan inagotables, ha supuesto el brusco despertar de una enso?aci¨®n.

Es justo reconocer que la mejora de la calidad de vida en Espa?a ha sido, en gran medida, resultado de las pol¨ªticas municipales, que han asumido la construcci¨®n de infraestructuras y el establecimiento de nuevos servicios especialmente ¨²tiles a los ciudadanos por su proximidad. Pero exist¨ªa otra cara de la moneda que no se quiso mirar de frente mientras dur¨® la bonanza: las v¨ªas imaginativas para financiar las pol¨ªticas municipales han estado en el origen de la multiplicaci¨®n de los casos de corrupci¨®n, puesto que se convirtieron en instrumento para paliar otras deficiencias financieras adem¨¢s de las de los ayuntamientos, como la cr¨®nica insuficiencia de recursos que padecen los partidos pol¨ªticos. En ese magma de actuaciones primero al margen de la ley, y despu¨¦s abiertamente ilegales y corruptas, ha prosperado una clase de intermediarios y logreros que ha cerrado el c¨ªrculo que empez¨® a desmoronarse desde el inicio de la crisis econ¨®mica.

El Gobierno ha pospuesto hasta 2011 la discusi¨®n de un acuerdo de financiaci¨®n municipal, comprometi¨¦ndose a aportar hasta entonces recursos extraordinarios a trav¨¦s sobre todo del Fondo Municipal de Inversiones. No es la mejor soluci¨®n aun trat¨¢ndose, tal vez, de la ¨²nica posible en estos momentos. As¨ª como no era de recibo una competencia desleal entre autonom¨ªas, tampoco se puede aceptar una pugna semejante entre Administraciones. Los ayuntamientos son tambi¨¦n parte del Estado, y su salud financiera es una responsabilidad que comparten con el Gobierno central y las autonom¨ªas, seg¨²n establece la Constituci¨®n. El Partido Popular ha convocado una manifestaci¨®n de alcaldes en Madrid para denunciar la situaci¨®n que atraviesan los ayuntamientos. Una vez m¨¢s, pretende resolver problemas institucionales con iniciativas fuera de las instituciones. Es mucho lo que est¨¢ en juego como para frivolizar con espect¨¢culos: si los ayuntamientos siguen siendo la cenicienta del sistema institucional, la calidad de vida de los ciudadanos sufrir¨¢ un grave deterioro. Y una de las ra¨ªces m¨¢s importantes de la corrupci¨®n seguir¨¢ intacta.