Cambiar o morir
La renovaci¨®n del movimiento palestino Fatah es necesaria para el acuerdo que impulsa Obama
El movimiento palestino Fatah celebra desde ayer, en Bel¨¦n, su 6? Congreso, el primero en los ¨²ltimos 20 a?os. ?Por qu¨¦ ahora? Sencillamente, porque no es posible aplazar por m¨¢s tiempo una renovaci¨®n interna cuyo retraso ha favorecido el enquistamiento del que se ha beneficiado Ham¨¢s. Los l¨ªderes hist¨®ricos de Fatah, Yasir Arafat y Faisal Huseini, ambos fallecidos hace a?os, siguen figurando al frente del Comit¨¦ Central para el que fueron elegidos en 1989: todo un s¨ªmbolo de ese enquistamiento.
El movimiento nunca pudo, o prefiri¨® eludir, la celebraci¨®n del Congreso, que seg¨²n los estatutos debe tener lugar cada cinco a?os. A comienzos de los a?os noventa Arafat aleg¨® que las negociaciones de paz iniciadas en la conferencia de Madrid (y que desembocaron en los acuerdos de Oslo en 1993) no aconsejaban un debate sobre el liderazgo. M¨¢s tarde, en el a?o 2000, estall¨® la segunda Intifada. Tampoco era el momento oportuno. En 2006 Ham¨¢s cosech¨® un triunfo demoledor en Gaza, en parte por la flagrante divisi¨®n interna de Al Fatah (con varios candidatos disput¨¢ndose los mismos distritos) y tambi¨¦n por el descr¨¦dito asociado a los comportamientos corruptos de algunos dirigentes.
En mayo, el presidente Mahmud Abbas visit¨® a su hom¨®logo Barack Obama en Washington, y el inquilino de la Casa Blanca vino a decirle que deb¨ªan prepararse las condiciones para negociar un acuerdo pol¨ªtico con Israel. Para ello resulta imprescindible que el mandatario palestino ponga orden en su propio partido, un nudo de redes clientelares y lealtades personales a caciques tradicionales.
Porque sin ese revolc¨®n interno que renueve la direcci¨®n -que probablemente ser¨¢ parcial- es muy improbable que Al Fatah pueda recuperar el prestigio perdido mientras sus rivales islamistas de Ham¨¢s siguen compaginando la actividad terrorista con la organizaci¨®n de la asistencia social (en escuelas, centros de salud, redes sociales), en una combinaci¨®n que atrae a amplios sectores de la juventud. Sin un nuevo c¨®nclave que renueve su liderazgo, el partido hegem¨®nico de la resistencia palestina desde hace casi 50 a?os no podr¨¢ competir con garant¨ªas de victoria en unas eventuales elecciones frente a Ham¨¢s. Y sin ese triunfo, o sin un acuerdo con los islamistas que se ve poco probable, lo sabe bien Obama, su proyecto para Oriente Pr¨®ximo dif¨ªcilmente tendr¨¢ ¨¦xito.
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