Ni?a Pastori lleva aires de optimismo a La Uni¨®n
La ortodoxia del festival oblig¨® a la cantante a actuar sentada
Siete a?os despu¨¦s, una ya no tan Ni?a Pastori regresaba al escenario del Festival del Cante de Las Minas. Due?a de s¨ª misma, como primera medida, mand¨® retirar todas las sillas del antiguo mercado p¨²blico de La Uni¨®n -sede del prestigioso certamen, que este a?o cumple la 49? edici¨®n- y con ese simple gesto logr¨® que el panorama cambiara por completo. El espacio se convirti¨® en una especie de discoteca veraniega, abarrotada de un p¨²blico joven, diferente del habitual del festival. El ambiente, festivo e impaciente: "?Queremos Ni?a, queremos Ni?a!", reclamaba el respetable nada m¨¢s cumplirse la hora prevista para el comienzo del festival flamenco.
Camis¨®n y pantal¨®n en blanco y negro, as¨ª apareci¨® en la escena esta Ni?a, heredera lejana de aquellas legendarias puellaes gaditanae de la mitolog¨ªa flamenca. Pastori comenz¨® sentada, como mandan los c¨¢nones flamencos, pues en La Uni¨®n hay que dar siempre un tono de ortodoxia. Y la verdad es que Mar¨ªa Rosa Garc¨ªa (nombre real de la artista) canta muy bien flamenco, no ha olvidado sus or¨ªgenes, y su voz, rotunda, de gran calidad -roza¨ªta, como gusta a los puristas- no puede ser m¨¢s flamenca.
El espacio se convirti¨® en una especie de discoteca veraniega
La voz potente de Pastori, blanca y bien modulada, sigue siendo excepcional
Comenz¨® con unos aires por buler¨ªas, y despu¨¦s cant¨® unas alegr¨ªas que tra¨ªan todo el sabor de la bah¨ªa de C¨¢diz. No se le puede poner ni una pega a esas canti?as que sonaron a la altura de Aurelio, de La Perla, de Mariana Cornejo y hasta del mism¨ªsimo Chano. Una preciosidad.
Pero el p¨²blico m¨¢s festero de la noche del viernes quer¨ªa tambi¨¦n otra algarab¨ªa, la habitual de la artista, y pidi¨® a voces: "?Qu¨¦ se levante, que se levante!". La Ni?a, respetuosa con la tradici¨®n, explic¨® que los palos genuinamente flamencos hay que cantarlos sentado, y negoci¨® con el p¨²blico la salida al imprevisto problema. La soluci¨®n salom¨®nica fue permanecer sentada, pero acercando la silla al patio de butacas.
Despu¨¦s vinieron, al fin de pie, los tanguitos o canciones por tangos, las melod¨ªas aflamencadas, en fin, todo el repertorio que el inquieto p¨²blico esperaba. La locura, los jaleos, los gritos piropeando a esta Ni?a que se ha hecho mayor sin perder un ¨¢pice de frescura y que es como una promesa de bonheur, de felicidad, con su canto afirmativo y su celebraci¨®n de las cosas del querer. Incluso cuando parece ponerse melanc¨®lica hay un aire optimista en su forma de cantar y en las letras de sus canciones. Con esa presencia de matrona, ese aire maternal, parece dar confianza en el presente y en el futuro. Buen f¨¢rmaco para una noche de verano bajo la pertinaz crisis.
La noche anterior, la del jueves, regresaba, como un ¨¢ngel, Roc¨ªo al escenario de su ¨¦xito, el antiguo mercado p¨²blico de La Uni¨®n, expresi¨®n arquitect¨®nica de una ¨¦poca en que la miner¨ªa convirti¨® a esta poblaci¨®n en la Nueva California, como se encarg¨® de recordar el escritor Fernando S¨¢nchez Drag¨®, que fue el pregonero de esta edici¨®n, en la que el periodista de EL PA?S Miguel Mora ha recibido por su libro La voz de los flamencos, retratos y autorretratos (Siruela) uno de los premios que otorga el festival por la difusi¨®n del flamenco.
La actuaci¨®n de Roc¨ªo en la gala inaugural no estuvo a la altura de lo que se esperaba. Tal vez los nervios, la responsabilidad de presentarse ante el exigente p¨²blico unionense (ante el que ten¨ªa que demostrar que los premios fueron merecidos) o el cansancio (por la ma?ana hab¨ªa actuado en los cursos de verano de El Escorial, en Madrid) no fueron buenos aliados.
Sin embargo, su voz sigue con todas las caracter¨ªsticas que sorprendieron aqu¨ª y que a lo largo de un intenso a?o ha exhibido ante p¨²blicos de toda Espa?a, pues es sabido que quien gana en La Uni¨®n tiene al menos un a?o de ¨¦xito asegurado. Su voz, potente y bien modulada, blanca (poco afill¨¢, como se dice en el argot flamenquista), muy educada por escuelas y conservatorios, sigue siendo excepcional.
El p¨²blico de La Uni¨®n la quiere y la joven cantaora parece llamada a establecer con este antiguo pueblo minero una relaci¨®n de amor parecida a la de Miguel Poveda y otros artistas habituales aqu¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.