Lo que pretende ETA
La banda mantiene su actividad mientras el mundo radical maniobra para recuperar la legalidad
ETA se hizo presente ayer por escrito y en acto. Coloc¨® varias bombas de poca potencia que no causaron v¨ªctimas en el coraz¨®n de Palma para ilustrar su afirmaci¨®n escrita -en un comunicado publicado por Gara en el que reivindic¨® los asesinatos de los guardias civiles Carlos S¨¢enz de Tejada Garc¨ªa y Diego Salv¨¢ Lezaun, y del polic¨ªa nacional Eduardo Puelles- de que la ofensiva actual demuestra la inutilidad de la v¨ªa policial y la necesidad de una soluci¨®n dialogada. Ello ocurre tras una semana en la que los partidos han vuelto a enredarse en pol¨¦micas bastante artificiosas sobre la posibilidad de que Batasuna intente recobrar la legalidad y sobre la hip¨®tesis de que pueda volver a plantearse un final dialogado de la violencia. Son, sin embargo, acciones como las de ayer, atentados en lugares p¨²blicos de ocio en plena temporada tur¨ªstica y en un destino tan concurrido como Palma de Mallorca, los que nos recuerdan la sinraz¨®n de la banda y la imposibilidad de que para ella pueda haber otro fin que no sea la disoluci¨®n y la c¨¢rcel.
Fue el ministro Rubalcaba quien alert¨® de los planes de ETA para que su brazo pol¨ªtico recupere la legalidad creando un partido nuevo en cuyos estatutos se rechazar¨ªa la violencia. La iniciativa confirma la importancia de la sentencia de Estrasburgo, que no s¨®lo avala las resoluciones de los tribunales espa?oles sobre la disoluci¨®n de Batasuna sino que va m¨¢s all¨¢ al establecer que, de haberse planteado en esos t¨¦rminos, s¨ª habr¨ªa considerado motivo de ilegalizaci¨®n la negativa a condenar atentados. Ello ha debido convencer a ese mundo de que nunca volver¨¢ a las instituciones (el Supremo acaba de ordenar la disoluci¨®n de los grupos municipales de ANV) sin alguna f¨®rmula de distanciamiento de la violencia.
No ser¨ªa la primera vez que lo hace, lo que no le impidi¨® luego respaldar la rea-nudaci¨®n de los atentados de ETA. Por eso ha hablado Rubalcaba de "farsa". Por mucho que haya sorprendido la rotundidad con que el ministro ha descartado la legalizaci¨®n del brazo pol¨ªtico de ETA "aunque condene la violencia", su argumento tiene fundamento: una vez establecido que Batasuna es ETA, sin disoluci¨®n de la banda o ruptura clara de esa dependencia, no hay legalizaci¨®n posible.
El ministro ha dicho tambi¨¦n que nunca habr¨¢ ya un final dialogado de ETA, lo que ha soliviantado al PNV. El fondo del planteamiento de Rubalcaba es compartido por muchos nacionalistas: tras el experimento de 2006, ninguna tregua ser¨¢ cre¨ªble como punto de partida para un proceso que incluya conversaciones pol¨ªticas en las que participe ETA o Batasuna. El PNV argumenta que s¨®lo un final dialogado garantiza que la violencia no "rebrote" tras un periodo de paz. Pero esto es querer marcar el segundo gol antes que el primero. No podemos saber c¨®mo ser¨¢ la retirada de ETA, pero s¨ª que pasa por evidenciar la inutilidad de la violencia para alcanzar objetivos pol¨ªticos. La experiencia muestra que ETA interpreta cualquier apelaci¨®n al di¨¢logo como una oportunidad de volver a dar un sentido pol¨ªtico a sus atentados: para forzar una negociaci¨®n, como dec¨ªa su comunicado de ayer y confirmaban los atentados de Mallorca, y para tener un motivo para seguir.
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