Entre la danza y el Circo del Sol
La compa?¨ªa estadounidense Diavolo Dance Theatre se presenta en Madrid con un montaje que combina baile, acrobacias y malabarismos
"No soy bailar¨ªn, gimnasta ni acr¨®bata, carezco de la m¨¢s m¨ªnima flexibilidad y tengo dislexia", dice con desparpajo Jacques Heim, director y core¨®grafo de la compa?¨ªa estadounidense Diavolo Dance Theatre, ante su deb¨² en Los Veranos de la Villa. "Se preguntar¨¢n ustedes qu¨¦ por qu¨¦ dirijo una compa?¨ªa de danza. Todo sucedi¨® por error. Nac¨ª en Par¨ªs y viaj¨¦ a Los ?ngeles (California) para hacer teatro, pero como mi ingl¨¦s era p¨¦simo me vi obligado a expresarme con el gesto".
A Heim le gusta ironizar, y quitarse importancia. Algo debe de saber de danza cuando ha cosechado premios en el American Dance Festival y en el Festival de Saitama (Jap¨®n), y cuando Robert Lepage le llam¨® para hacer la coreograf¨ªa de Ka, el espect¨¢culo permanente que el Cirque du Soleil tiene en Las Vegas. Lo cierto es que sus montajes ocupan un territorio lim¨ªtrofe. El que estrena esta noche en el escenario de Puerta del ?ngel re¨²ne cinco obras donde lo fundamental es la interacci¨®n de los bailarines con otras tantas piezas de carpinter¨ªa o de ingenier¨ªa.
Sus coreograf¨ªas pivotan en torno a grandes instalaciones escenogr¨¢ficas
En The bench (El banco), la obra que est¨¢n ensayando mientras Heim habla, ocho bailarines giran caprichosamente en torno a un banco met¨¢lico sin respaldo, saltan por encima como fuegos fatuos, se deslizan por ¨¦l, lo ocupan veloces y son desalojados ipso facto por sus compa?eros en una pugna alegre, r¨¢pida, vibrante y contenidamente violenta, al ritmo de las palmas de Omar Olivas y Chisa Yamaguchi.
Olivas, de 24 a?os, que acaba de incorporarse a la compa?¨ªa, y Yamaguchi, de 25, que lleva s¨®lo un a?o en ella, protagonizan Knockturne, paso a dos donde el objeto en discordia es una puerta que les separa o se abre de par en par a su historia de amor. El t¨ªtulo es un juego de palabras entre knock (golpe) y nocturne (pieza musical de car¨¢cter sentimental). "Entr¨¦ para sustituir al bailar¨ªn que lo estren¨®, pero Jacques me dijo que yo bailo diferente y me permiti¨® imprimirle un sello propio al trabajo", dice Olivas en espa?ol, idioma aprendido de sus padres, mexicanos residentes en California.
El curr¨ªculo de su partenaire es un ejemplo del eclecticismo reinante en Diavolo. Yamaguchi, hija de japoneses, estudi¨® danza contempor¨¢nea, danza balinesa, capoeira, gimnasia, tango y danza del vientre, y ha tenido como profesora a la senegalesa Germaine Acogny.
Pero lo verdaderamente espectacular del programa que Diavolo trae a Madrid son las tres coreograf¨ªas que pivotan en torno a grandes aparatos o instalaciones escenogr¨¢ficas. En D2R (otro juego: pronunciado en ingl¨¦s suena como la palabra francesa d¨¦tour, que significa rodeo) "los bailarines suben y bajan como locos por unas barras met¨¢licas clavadas en un muro, hasta que la repetici¨®n adquiere un sentido", explica Haim.
En Humachina, la trouppe hace girar una rueda trasl¨²cida gigante mientras camina sobre sus radios. En Trajectoire, que cierra el espect¨¢culo, la compa?¨ªa al completo, subida en una plataforma oscilante, versi¨®n sint¨¦tica y tecnol¨®gica de un viejo gale¨®n, simboliza el paisaje actual de las relaciones humanas, siempre inestables y movedizas.
"El trabajo de Diavolo est¨¢ entre la danza contempor¨¢nea y el Cirque du Soleil", opina Omar Olivas. Puede ser. A lo que m¨¢s recuerda, visto el ensayo de The bench, es al teatro gimn¨¢stico, deportivo y acrob¨¢tico de Momix, la compa?¨ªa del incombustible estadounidense Moses Pendleton. Tirando de ese hilo mucho m¨¢s atr¨¢s podr¨ªamos remontarnos a las pantomimas deportivas de Jacques Tati, m¨¢s sint¨¦ticas y sin aparatos.
"Diavolo no cuenta una historia, pero habla de temas omnipresentes: las luchas del ser humano, el caos, la construcci¨®n y la deconstrucci¨®n, la fe, el amor...", prosigue Heim. "Yo veo la danza a trav¨¦s de la arquitectura. No s¨¦ nada de danza. Eso tiene desventajas, y ventajas: no tengo que ajustarme a norma alguna. Mis bailarines son los t¨¦cnicos que materializan mis ideas. Cuando me dicen: '?Pero eso es imposible de hacer!', les respondo sistem¨¢ticamente: vamos a intentarlo".
Diavolo Dance Theatre. Escenario Puerta del ?ngel. Del 11 al 16 de agosto. A las 21.30. De 15 a 30 euros.
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