Un rescate en marcha
Dos alpinistas inician una escalada para auxiliar a ?scar P¨¦rez, solo y herido desde hace cinco d¨ªas en la arista noroeste del Latok II, en Pakist¨¢n, a 6.200 metros
"?Qu¨¦ m¨¢s podemos hacer?". La pregunta interrumpe de rato en rato el frenes¨ª que preside desde el s¨¢bado las oficinas del club Pe?a Guara, de Huesca, patas arriba para tratar de rescatar al alpinista ?scar P¨¦rez, malherido y sin compa?¨ªa a 6.200 metros en la arista noroeste del Latok II, en Pakist¨¢n, desde hace cinco d¨ªas.
Tanto trabajo empieza a dar sus frutos: los generosos esfuerzos diplom¨¢ticos desde Espa?a, el trabajo enorme de la Embajada en Islamabad y la colaboraci¨®n firme del Ej¨¦rcito de Pakist¨¢n renovaron ayer las esperanzas de salvar la vida a ?scar.
?C¨®mo hacerlo? Un helic¨®ptero transport¨® ayer hasta el campo base de la monta?a a un gu¨ªa estadounidense, voluntario en la operaci¨®n de rescate. ?lvaro Novell¨®n, compa?ero de escalada de ?scar, se subi¨® al aparato e indic¨® al piloto el lugar en el que vio por ¨²ltima vez al herido. Tras varias pasadas, se abort¨® el vuelo: ni pod¨ªan acercarse m¨¢s a la pared ni la distancia les permit¨ªa ver la posici¨®n de ?scar, pero el gesto colm¨® de optimismo a ?lvaro: "S¨¦ que ?scar ha podido escuchar el ruido del aparato y s¨¦ que eso le va a permitir aguantar m¨¢s tiempo", expres¨® ayer.
No se pudo ver ayer a ?scar desde un helic¨®ptero, pero se conf¨ªa en que lo oyese
La mala noticia es que el terreno tan escarpado en el que se encuentra ?scar y la altura a la que se halla imposibilitan un rescate a¨¦reo. Solo alpinistas expertos pueden ya alcanzarle, socorrerle y, con enormes esfuerzos, conducirle hasta el campo base, todo esto por una zona por la que no se camina, sino que se escala.
"Cabe una m¨ªnima posibilidad de que act¨²e el helic¨®ptero, pero para que eso ocurriese ser¨ªa preciso que trasladasen a ?scar hasta un lugar accesible en la arista", apuntan desde el club Pe?a Guara.
Anoche, ?lvaro y el gu¨ªa norteamericano iniciaron la ascensi¨®n por la ruta que ha de conducirles hasta ?scar. Portan medicinas, alimentos y un equipo reducido para avanzar lo m¨¢s r¨¢pidamente posible por un itinerario francamente comprometido. "Puedo mover las manos. No me duelen y el color negro de las falanges es tan s¨®lo en la superficie", explic¨® ?lvaro respecto a las congelaciones con las que descendi¨® de la monta?a. Ambos invertir¨¢n al menos d¨ªa y medio en alcanzar la cota en la que se produjo el accidente.
De forma paralela, otro helic¨®ptero tratar¨¢ hoy de depositar en un collado a otros dos gu¨ªas norteamericanos y a tres porteadores balt¨ªs de altura, que se sumar¨ªan al rescate, y ayer mismo volaron rumbo a Pakist¨¢n cinco gu¨ªas espa?oles. Se trata de Jordi Corominas, Jordi Tosas, Jonathan Larra?aga, Sim¨®n El¨ªas y Dani Ascaso, cinco de los alpinistas m¨¢s brillantes del pa¨ªs y que, al haber trabajado parte del verano en los Alpes, tienen la aclimataci¨®n m¨ªnima para trasladarse a la monta?a sin riesgos para su salud. El Ej¨¦rcito paquistan¨ª les recoger¨¢ en el aeropuerto de Islamabad para trasladarlos hasta el campo base, donde a partir del d¨ªa 13 equipar¨¢n la ruta para facilitar el rescate de ?scar.
Sebasti¨¢n ?lvaro, ex director del programa televisivo Al filo de lo imposible, y dos militares espa?oles en la zona coordinan tambi¨¦n las labores de rescate. De hecho, fueron ellos quienes establecieron contacto con los gu¨ªas estadounidenses, figuras clave en el desenlace de un rescate que pinta menos complicado que hace unas horas porque el tiempo permanece estable en la zona.
"Me habr¨ªa gustado coger el coche, ir a Huesca y tratar de ayudar", expresaba ayer Pablo Ochoa de Olza, hermano de I?aki, desaparecido en el Annapurna tras un intento ejemplar de rescate. "S¨®lo puedo decir a todos los implicados en el rescate que no se rindan porque es absurdo. Todo puede pasar. Todo es posible mientras ?scar viva", insisti¨®. En la sede del club Pe?a Guara nadie duda de que vive. No es un clich¨¦. Todos le conocen. Saben de su serenidad, su fortaleza de ex ciclista, la testarudez que le ha convertido en un alpinista admirable. Se lo imaginan tumbado, envuelto en los sacos, mirando al cielo. Si tuviese tabaco de liar, quiz¨¢ se fumase un pitillo. Como acostumbra.
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