El futuro de la poes¨ªa no cabe en los libros
Escasos lectores, lecturas multitudinarias - Los festivales y recitales conectan con la calle y ampl¨ªan el horizonte del g¨¦nero
El pasado 27 de mayo, poco antes de que Samuel Eto'o marcara en Roma el primer gol del F. C. Barcelona en la final de la Liga de Campeones frente al Manchester United, el escritor colombiano Dar¨ªo Jaramillo le¨ªa, en la propia Barcelona y junto a otros poetas, sus versos ante la multitud que llenaba el Palau de la M¨²sica: "Ese otro que tambi¨¦n me habita, / acaso propietario, invasor quiz¨¢s o exiliado en ese cuerpo ajeno o de ambos, / ese otro a quien temo e ignoro, felino o ¨¢ngel, / ese otro que est¨¢ solo siempre que estoy solo, (...) / eco o palabra, esa voz que responde cuando me preguntan algo, / el due?o de mi embrollo, el pesimista y melanc¨®lico y el inmotivadamente alegre, / ese otro, / tambi¨¦n te ama".
S¨®lo el 1,9% de los lectores habituales se decanta por los versos
"No basta con leer un texto; hay que interpretarlo", dice Silvia Grijalba
La poes¨ªa se ha intelectualizado demasiado, seg¨²n algunos expertos
Los autores apelan a lo ¨ªntimo en la inmensidad de los estadios
Es cierto que los 600 espectadores instalados en el auditorio dise?ado por Dom¨¨nech i Muntaner son pocos al lado de los 85.000 que abarrotaban el Estadio Ol¨ªmpico romano, pero su presencia all¨ª es todo un s¨ªntoma de que las minor¨ªas, como quer¨ªa Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, tambi¨¦n pueden ser inmensas.
Un dato a tener en cuenta en tiempos en los que la cultura ha terminado como las manifestaciones callejeras: midi¨¦ndose con el criterio de la masa, ya se trate de los clics de una p¨¢gina web o de las entradas a un museo de arte.
"Al salir la ciudad estaba desierta. Todo el mundo viendo la tele. Pero la sala estaba llena", recuerda Jaramillo. "Adem¨¢s, ?hab¨ªan pagado entrada para escucharnos! ?Seis euros!".
El autor colombiano, uno de los referentes de la l¨ªrica latinoamericana viva y autor de t¨ªtulos como Aunque es de noche y Cantar por cantar (editados por Pre-Textos), naci¨® en la regi¨®n de Antioquia, pero ha pasado buena parte de su vida en Medell¨ªn. En esa ciudad tiene lugar el festival de poes¨ªa m¨¢s popular en lengua espa?ola. En julio pasado celebr¨® su 19? edici¨®n, en la que, durante siete d¨ªas, participaron 65 autores de 43 pa¨ªses.
En ese festival, el leon¨¦s Antonio Colinas, que acaba de publicar la antolog¨ªa Nuestra poes¨ªa en el tiempo (Siruela), recuerda haber le¨ªdo, en una edici¨®n anterior, ante 10.000 personas en un campo de f¨²tbol. En su opini¨®n, en Am¨¦rica la poes¨ªa tiene mucha m¨¢s presencia en la vida de la gente: "Aqu¨ª tal vez la intelectualizamos m¨¢s y eso nos ha hecho perder un poco la conexi¨®n con la calle. Se ha ido quedando como materia de estudio".
M¨¢s all¨¢ del festival, el propio Jaramillo relata una lectura organizada en 1989 en el Centro de Convenciones de Medell¨ªn. Y de nuevo, con f¨²tbol al fondo: "Los poetas pens¨¢bamos que nadie concurrir¨ªa, porque a esa misma hora se retransmit¨ªa la semifinal de la Copa Libertadores, que jugaba un equipo de Medell¨ªn. Para colmo, desde dos horas antes se larg¨® un aguacero inmisericorde sobre la ciudad. Pero ni el f¨²tbol ni la lluvia fueron obst¨¢culos para que el aforo fuera completo: m¨¢s de 6.000 personas".
Adem¨¢s, muchos autores latinoamericanos recuerdan como un hito el festival que tuvo lugar en Caracas en 1997. Por all¨ª pas¨® durante tres d¨ªas otro escritor colombiano, Jaime Jaramillo Escobar, para impartir un taller titulado M¨¦todo f¨¢cil y r¨¢pido para ser poeta.
El ¨²ltimo d¨ªa la organizaci¨®n tuvo que poner altavoces fuera del complejo en el que se celebraba el acto: mucha gente hab¨ªa pasado la noche en tiendas de campa?a para coger sitio. En opini¨®n de Colinas, "la poes¨ªa interesa a m¨¢s gente de lo que parece. Puede, eso s¨ª, que tenga m¨¢s lectores que compradores".
Las ¨²ltimas encuestas sobre h¨¢bitos de lectura en Espa?a reflejan, en efecto, que tal vez no pase por los libros el futuro de un g¨¦nero que durante siglos represent¨® la esencia misma de la literatura: la novela era un mero entretenimiento. Hoy parece incre¨ªble que la poes¨ªa fuera tradicionalmente parte decisiva en la formaci¨®n de cualquier persona culta, incluidos los poderosos de la Tierra.
Seg¨²n los datos m¨¢s recientes, referidos a 2008, de la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a, el 80% de los lectores habituales lo son de literatura. De ¨¦stos, casi el 95% lo es de narrativa. El resto se lo reparten, el ensayo (2,9%), la poes¨ªa (1,9%) y el teatro (0,9%). Seg¨²n los mismos datos, la tirada media de una novela es de 6.700 ejemplares (la mitad en el caso de los t¨ªtulos m¨¢s estrictamente literarios). Un libro de poemas es casi un best seller si pasa de 2.000.
"No s¨¦ explicar la supuesta contradicci¨®n entre que haya lecturas p¨²blicas multitudinarias y escasez de lectores, pero intuyo que es apenas una contradicci¨®n aparente", dice Dar¨ªo Jaramillo. "Pienso que los compradores de libros de poes¨ªa leen m¨¢s los libros que compran que los compradores de novelas". Suele decir Francisco Brines, recordando al citado Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, uno de sus maestros: la poes¨ªa no tiene p¨²blico, tiene lectores. Con todo, parece que tambi¨¦n empieza a tener lo primero. Sobre todo gracias a la proliferaci¨®n en nuestro pa¨ªs de festivales como los de Barcelona, Granada o C¨®rdoba.
En esta ¨²ltima ciudad surgi¨® hace seis a?os Cosmopo¨¦tica, convertido hoy en uno de los festivales literarios de mayor prestigio en Espa?a, por el que, durante tres semanas, pasan desde premios Nobel hasta autores emergentes, a los que acude a escuchar cada a?o una media de 20.000 espectadores. Como recuerda su coordinador, el escritor Carlos Pardo, "dicha, la poes¨ªa no asusta tanto como escrita porque mucha gente la asocia a los penosos ex¨¢menes del bachillerato. Las lecturas de poemas muestran muy bien la doble faceta del g¨¦nero: ¨ªntima, pero universal, que apela al yo de las sociedades".
No obstante, Pardo insiste en que un festival, por muchos que sean los asistentes, debe mantener "el respeto a la poes¨ªa como arte de lo peque?o, el detalle y el matiz". Y se pregunta si no har¨¢ falta "una buena dosis de efectismo" para sacudir grandes auditorios: "Muchos autores latinoamericanos me cuentan su sufrimiento para encandilar a un estadio (lo m¨¢s parecido a un jurado popular) con poemas escritos para un lector, un ¨²nico t¨² que apela a lo m¨¢s ¨ªntimo. Y lo pasan mal".
En el fondo, la salida de la poes¨ªa fuera de los libros tiene mucho de vuelta al origen. El g¨¦nero naci¨® asociado a la m¨²sica y los versos son mucho m¨¢s antiguos que el papel. Y que la escritura. Al hablar de la tradici¨®n po¨¦tica, el acad¨¦mico Francisco Rico, que acaba de publicar la antolog¨ªa biling¨¹e Mil a?os de poes¨ªa europea (Backlist), lo expresa as¨ª: "Tan importante o m¨¢s que la letra eran la m¨²sica, la calidad de la ejecuci¨®n y la m¨ªmica. Reg¨ªa ah¨ª el mismo principio que certifica que la inmensa mayor¨ªa de los aficionados a la ¨®pera o el rock no entiende el italiano ni el ingl¨¦s".
La subida a los escenarios y su asociaci¨®n con la m¨²sica son, precisamente, otros de los canales que est¨¢n sacando la poes¨ªa del terreno de su reserva india. Y lo hacen bajo nombres que tienen sus propios festivales -polipoes¨ªa y Spoken Word-, dos maneras de nombrar un h¨ªbrido que conjuga lectura, improvisaci¨®n, audiovisuales, performances y m¨²sica. En el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona naci¨® un importante festival polipo¨¦tico en los a?os noventa y, actualmente, en La Casa Encendida de Madrid, se celebra anualmente otro m¨¢s, Yuxtaposiciones.
Silvia Grijalba, que dirige desde hace cinco a?os el festival Spoken Word -que empez¨® desarroll¨¢ndose en Sevilla, este a?o se extendi¨® a Gij¨®n y podr¨ªa seguir sumando sedes en el futuro-, sostiene que su intenci¨®n ha sido siempre "que la gente le pierda el miedo a la poes¨ªa sin perderle el respeto". Al hablar de un evento por el que han pasado nombres como Nick Hornby, Alessandro Baricco, Irving Welsh o Marlango Grijalba insiste en que la m¨²sica en ¨¦l es algo secundario: "Nuestro festival es sobre todo literario, no Benic¨¤ssim. Pero tampoco sirve que un escritor lleve s¨®lo acompa?amiento musical. Por bueno que sean el escritor y el m¨²sico. El spoken word es un g¨¦nero en s¨ª mismo, un espect¨¢culo total. No basta s¨®lo con leer un texto, hay que interpretarlo".
En su opini¨®n, la f¨®rmula sirve para que los no habituados a la poes¨ªa se acerquen a ella. Y para ganar lectores. Para ello las armas del espect¨¢culo son tan buenas como las mejores: "Recuerdo la actuaci¨®n de Julian Cope. Fue una mezcla de tradici¨®n y punk. Intervino vestido con un pantal¨®n militar y sin camiseta, pero recit¨® un poema ¨¦pico perfectamente cl¨¢sico sobre unos yacimientos megal¨ªticos".
La poes¨ªa, en efecto, es m¨¢s antigua que los libros. Puede que parte de su supervivencia est¨¦ en la vuelta a momentos como aquellos en los que, mucho antes siquiera de pensar en escribirla, un griego empez¨® a darle vueltas en su cabeza a una frase que empezaba: "Cu¨¦ntame, Musa...". Y hasta hoy.
Vac¨ªo pero hist¨®rico
Mario Benedetti, tal vez el poeta m¨¢s popular de Am¨¦rica Latina despu¨¦s de Pablo Neruda, muri¨® en Montevideo el 17 de mayo pasado. Semanas antes, la Biblioteca Nacional de Madrid le hab¨ªa dedicado un homenaje al que la gente acudi¨® masivamente a leer sus poemas o, simplemente, a escuchar como sus amigos hablaban del poeta. Dos d¨ªas despu¨¦s de su muerte, el poeta Antonio Gamoneda present¨® sus memorias. La pregunta cay¨® por el peso de la actualidad: "?Qu¨¦ opina usted de Mario Benedetti?". El poeta leon¨¦s y premio Cervantes respondi¨®: "Su muerte me ha entristecido. Era un hombre necesario que destac¨® por su honradez intelectual y capacidad de cr¨ªtica. Lo que intent¨® hacer lo hizo bien. Cumpli¨® su prop¨®sito ampliamente. Respeto su manera de entender la poes¨ªa pero no la comparto. Para m¨ª, la palabra meramente informativa y la cr¨ªtica moral tiene su lugar en los peri¨®dicos, en la televisi¨®n, en los p¨²lpitos si se quiere, pero la modalidad esencial del pensamiento po¨¦tico no es ni reflexiva ni cr¨ªtica sino un tipo de otra naturaleza, y determina un lenguaje que tambi¨¦n es de otra naturaleza".
Aunque mucha gente prefiri¨® leer en blanco y negro los grises de esas declaraciones, la pol¨¦mica que provocaron -la gran minipol¨¦mica literaria del curso pasado- era s¨®lo un cap¨ªtulo m¨¢s en la vieja disputa entre una poes¨ªa que busca comunicarse con el lenguaje cotidiano porque lo considera el lugar ideal del entendimiento humano y la que busca subvertirlo porque lo considera el sitio en el que se encarnan todas las inercias que someten a la humanidad. La irresoluble disquisici¨®n est¨¦tica, no obstante, conlleva tambi¨¦n un choque entre la claridad y el hermetismo, la mayor¨ªa y la minor¨ªa.
Lo curioso es que, popularidades como la de Benedetti aparte, clara o herm¨¦tica, la poes¨ªa carga desde hace d¨¦cadas con el sambenito de ser eso, poes¨ªa, una palabra que rima con minoritario. Y de minoritario a residual no hay m¨¢s que un paso. La supuesta falta de importancia que se deriva de ese car¨¢cter termina, as¨ª, siendo un clamor. Sobre todo cuando la cultura queda presa de la estad¨ªstica y el n¨²mero de ejemplares vendidos de un libro deja de ser un asunto sociol¨®gico para convertirse en criterio est¨¦tico. Contra esa tendencia siempre quedar¨¢n escenas como aqu¨¦lla de la pel¨ªcula 24 hour party people, de Michael Winterbottom, en la que alguien recuerda el concierto que los Sex Pistols dieron en Manchester el 4 de junio de 1976. "Yo dir¨ªa que fue hist¨®rico", dice el personaje. "?C¨®mo pudo ser hist¨®rico si s¨®lo hab¨ªa 42 personas?", le responde otro. Y el primero contestaba: "?Y eso qu¨¦ importa? ?Cu¨¢nta gente hubo en la ¨²ltima cena?".
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