Muchas facetas, ninguna arista
Cuando, desde la proximidad de su trato, se trata de recordar y valorar a una persona del talante de Jos¨¦ Ram¨®n Garc¨ªa Ant¨®n no es ni l¨ªcito ni sensato pedir imparcialidad. Tampoco ser¨ªa admisible ofrecerla. Yo, desde luego, tratar¨¦ de ser honesto, pero no ser¨¦ ecu¨¢nime. No se debe ni se puede ser imparcial ante su p¨¦rdida, especialmente para los muchos que pensamos que fue un hombre admirable, una persona que sembr¨® a su paso la concordia, la sencillez y el cari?o, y que nos ense?¨® tantas cosas. La principal, para m¨ª, la convicci¨®n de que al mundo y a los problemas hab¨ªa que aproximarse desde la perspectiva de las personas, y no desde las ideolog¨ªas o los intereses.
Jos¨¦ Ram¨®n fue un hombre extraordinario desde su persistente inter¨¦s en no parecerlo, un amigo cari?oso y ejemplar, un profesional ¨ªntegro y capacitado. Y al final, muy al final, un pol¨ªtico responsable y honesto. Comprometido con el partido de su Gobierno en el mismo nivel de lealtad que tuvo siempre con los dem¨¢s responsables pol¨ªticos con los que trabaj¨®, con independencia de su filiaci¨®n y convicciones. Porque entend¨ªa siempre que su proximidad a la pol¨ªtica conven¨ªa s¨®lo a los efectos de actuar, de hacer cosas, de intentar mejorar el mundo.
Garc¨ªa Ant¨®n fue un hombre extraordinario desde su persistente inter¨¦s en no parecerlo
Todos los que tuvimos la suerte de trabajar con ¨¦l sabemos de su rigor profesional, de su calidad humana y de su extraordinaria capacidad para formar equipos. Porque, aunque ten¨ªa un elevado nivel de autoexigencia, era comprensivo con las flaquezas de los dem¨¢s y estaba naturalmente capacitado para transmitir confianza a sus colaboradores, asumiendo sin ambig¨¹edades el trabajo de su equipo cuando, como inevitablemente ocurre, sobreven¨ªan fallos. Alg¨²n d¨ªa, quiz¨¢ haya alguien que, desde sus responsabilidades, tenga la decencia de contar cu¨¢l fue su posici¨®n en el peor momento de su vida: el accidente del metro. Eso le har¨ªa, de una vez para siempre, justicia.
Fue un excelente profesional, acreditado ya en Benidorm, ciudad a la que dedic¨® 21 a?os de su vida. Son conocidos sus dos aportes m¨¢s significativos: la gran calidad del sistema infraestructural del sistema urbano y las imaginativas soluciones para superar el cr¨®nico d¨¦ficit de agua han sido fundamentales para que la ciudad se haya consolidado como el destino tur¨ªstico m¨¢s importante del Mediterr¨¢neo. Refrend¨® el ¨¦xito en su positivo tr¨¢nsito por la direcci¨®n de Proaguas, una empresa de la Diputaci¨®n de Alicante (entonces en manos del PSOE) y por su eficiencia en el desempe?o de importantes cargos en el Gobierno valenciano, en el que ha estado los 13 ¨²ltimos a?os de su fecunda vida, en una ¨²ltima etapa de una dureza extraordinaria al frente de una consejer¨ªa de tan elevada complejidad en los contenidos como dificultad por la herencia recibida.
No tengo constancia de que el cargo le sobrepasase nunca. Sigui¨® siendo el de siempre: cercano y accesible, campechano y cordial. M¨¢s cr¨ªtico consigo mismo que con los dem¨¢s, s¨®lo su personal m¨¢s inmediato sabe hasta qu¨¦ punto este hombre estaba desligado de la pompa y se manten¨ªa invariablemente en la proximidad y la sencillez. Quiz¨¢ porque, como han recordado tantos, fue un pol¨ªtico at¨ªpico, volcado hacia un perfil eminentemente t¨¦cnico que, a fuer de ser leal al partido de su Gobierno, a veces quer¨ªa transgredir, especialmente en etapas electorales. Pero siendo como era, este perfilado intencionalmente pol¨ªtico no le sal¨ªa bien, aunque se esforzase en asumir estas nuevas convicciones. Y creo que sus amigos prefer¨ªamos que no le saliera bien y que se mantuviese en su condici¨®n de t¨¦cnico bondadoso y dialogante que, incluso desde la oposici¨®n pol¨ªtica, se ha admitido sin ambages.
Con todo, lo realmente m¨¢s admirable de Jos¨¦ Ram¨®n no ha sido su devenir profesional o su eficiente tr¨¢nsito como gestor p¨²blico, por enriquecedoras que hayan sido estas experiencias para ¨¦l y provechosas para la sociedad, sino su f¨¦rrea voluntad de hacer compatibles al menos cuatro facetas a menudo enfrentadas: la de un hombre de familia entregado y afable; la de un amigo leal y sincero, dispuesto siempre a ayudar, incluso desde la controversia; la de un ingeniero riguroso, amante de su profesi¨®n y volcado a su quehacer, en la l¨ªnea de quienes ejercen su trabajo a partir de un compromiso con la sociedad (siempre me pareci¨® un regeneracionista que recuperaba instintivamente el papel primordial de la ingenier¨ªa en la construcci¨®n del territorio); la de un sanvicentero y alicantino impenitente y contagioso, que luch¨® desde siempre por mejorar su pueblo y su provincia. En esta tarea de conciliar todas las facetas y acudir a todos los fuegos, en esta exigencia que requer¨ªa ser un prestidigitador del tiempo, Jos¨¦ Ram¨®n cosech¨® su m¨¢s espectacular triunfo.
As¨ª que Jos¨¦ Ram¨®n se nos ha ido. Pero deja ese legado extraordinario. La familia que tanto quiso; la extensa y profunda red de amigos que lo admiramos; el reconocimiento profesional debido a su integridad; y, para terminar, un Sant Vicent sensiblemente mejorado y modernizado. A cambio, se lleva el cari?o sincero e indiscutible de quienes le conocimos. No es mal balance. Sobre todo para nosotros.
Jos¨¦ Miguel Iribas es soci¨®logo.
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