Un s¨ªmbolo de esperanza y rebeld¨ªa
El resultado atroz aunque inevitable de la parodia de juicio al que ha sido sometida Aung San Suu Kyi constituye la prueba definitiva de que el r¨¦gimen militar de Birmania est¨¢ dispuesto a seguir desafiando al mundo.
La desoladora noticia de que ha sido condenada a cumplir otro a?o y medio de arresto domiciliario no s¨®lo es una tragedia para ella y su familia sino tambi¨¦n para el pueblo birmano, que sufre diariamente a manos de los tiranos. Era el momento de que los generales atendieran el creciente clamor por un cambio y optaran por la v¨ªa de la reforma que exige la regi¨®n y la comunidad internacional. Sin embargo, la han rechazado de plano. Los cargos carec¨ªan de fundamento y el veredicto ha sido escandaloso.
El juicio contra Aung San Suu Kyi ha sido una farsa: cargos sin fundamento y un veredicto escandaloso
Por ende, la comunidad internacional debe responder a esta ¨²ltima injusticia dejando claro a la Junta que no va a tolerar m¨¢s sus actos de tiran¨ªa. En respuesta al veredicto, la Uni¨®n Europea ha acordado otras sanciones dirigidas directamente a los intereses econ¨®micos del r¨¦gimen. Estas medidas deben aplicarse a la mayor brevedad. A las sanciones deber¨¢n seguirles medidas concretas del Consejo de Seguridad de la ONU. Como m¨ªnimo, habr¨ªa que empezar por la prohibici¨®n mundial de vender armas al r¨¦gimen.
A mi juicio, tambi¨¦n deber¨ªamos identificar y dirigirnos a los jueces que act¨²an como c¨®mplices en estos juicios de propaganda pol¨ªtica, absurda parodia de la justicia.
Los generales no deben tener la m¨¢s m¨ªnima duda sobre la firmeza de la solidaridad internacional con la causa de la libertad, la democracia y el desarrollo en Birmania.
La situaci¨®n pol¨ªtica y humanitaria en el pa¨ªs contin¨²a deterior¨¢ndose. El a?o pasado, cuando el cicl¨®n Nargis dej¨® tras de s¨ª m¨¢s de 140.000 muertos y millones de personas sin hogar, se rechazaron los esfuerzos internacionales de ayuda. Las protestas pac¨ªficas de los monjes en 2007 fueron acalladas violentamente y las minor¨ªas ¨¦tnicas son perseguidas y sufren ataques armados.
Los medios de comunicaci¨®n est¨¢n amordazados, no existe libertad de expresi¨®n ni de reuni¨®n y el n¨²mero de prisioneros pol¨ªticos, encarcelados ¨²nicamente por su firme compromiso con la paz y la conciliaci¨®n nacional, se duplic¨® y ahora supera los 2.000 presos.
Aung San Suu Kyi es el ejemplo m¨¢s destacado. Durante los largos 14 a?os que lleva como prisionera de conciencia ha sido todo un s¨ªmbolo de esperanza y rebeld¨ªa. Es una mujer muy valiente. En esos largos a?os de aislamiento apenas ha podido ver a sus dos hijos, pero mantuvo firme su fe en la democracia y en el pueblo birmano. Su negativa a doblegarse ante los tiranos es una fuente de inspiraci¨®n.
La farsa de su enjuiciamiento se ha vuelto m¨¢s monstruosa porque el verdadero objetivo es cortar el lazo que le une al pueblo, para el que simboliza la esperanza y resistencia. El trato que ha recibido s¨®lo puede interpretarse como la negativa de la Junta a avanzar hacia la libertad, la democracia y el Estado de derecho, con Aung San Suu Kyi como figura principal de una nueva Birmania.
Por tanto, salvo que el r¨¦gimen la libere inmediatamente, a ella y a todos los prisioneros pol¨ªticos, e inicie un di¨¢logo genuino con la oposici¨®n y los grupos ¨¦tnicos, las elecciones del a?o que viene no tendr¨¢n ninguna credibilidad.
En julio, en su visita a Rang¨²n, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, exigi¨® la aplicaci¨®n de estas medidas. Con este veredicto, los generales le han desairado p¨²blicamente.
Ahora llega la verdadera prueba para nosotros. Ante esta arrogancia, no podemos quedarnos de brazos cruzados y, de hecho, consentir las acciones abominables de una Junta violenta y represora. Debemos demostrarles que la comunidad internacional responder¨¢ de forma cohesiva y coordinada.
Hemos sido testigos de la consolidaci¨®n en todo el mundo de un extraordinario consenso contra el r¨¦gimen birmano, consenso que abarca a la ONU, la UE, la ASEAN y m¨¢s de 45 jefes de Estado.
Todos debemos seguir ejerciendo presi¨®n para lograr un cambio y una reconciliaci¨®n pol¨ªtica genuinos, en especial aquellos pa¨ªses de la regi¨®n con mayor capacidad de influencia.
Birmania es una naci¨®n rica en recursos naturales y humanos, situada en pleno coraz¨®n de un continente din¨¢mico. La reforma democr¨¢tica liberar¨ªa el tremendo potencial del pa¨ªs.
Asimismo, siempre he dejado claro que el Reino Unido responder¨ªa positivamente a cualquier se?al de progreso. No obstante, en vista de este ¨²ltimo veredicto las posturas deben endurecerse.Los generales est¨¢n condenando al pa¨ªs y a sus habitantes al creciente agravamiento del aislamiento, la pobreza, el conflicto y la desesperaci¨®n.
Algunos quiz¨¢ se pregunten por qu¨¦ Birmania merece tanta atenci¨®n. Hay otros pa¨ªses donde los derechos humanos no se respetan o la gente vive en la pobreza. Sin embargo, el r¨¦gimen birmano es pr¨¢cticamente ¨²nico en su grado de desgobierno y su total indiferencia ante el sufrimiento cotidiano de sus 50 millones de habitantes.
Una vez m¨¢s nos solidarizamos con Aung San Suu Kyi, el rostro humano de la tragedia birmana, pero las palabras y las buenas intenciones ya no son suficientes.
Gordon Brown es primer ministro de Reino Unido.
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