La Disneylandia del buen rollo
400.000 asistentes convierten al festival h¨²ngaro Sziget en el 'Woodstock del Este'
Siete d¨ªas, 400.000 asistentes, 600 conciertos de eclecticismo salvaje (de indie a jazz, de hard house a ritmos z¨ªngaros), decenas de espect¨¢culos de danza y teatro callejero, masaje tailand¨¦s, afters, piscinas de chocolate, peleas de barro, concursos de camisetas mojadas, hare krishnas, una carpa para casarse y cualquier actividad l¨²dica imaginable, por improbable que sea. Un sue?o adolescente hecho realidad. En su 17? edici¨®n, el festival h¨²ngaro Sziget se consolida como el mayor de Europa.
Aunque es justo decir que esta Disneylandia hippy es ¨²nica en su especie. Ocupa la isla de ?buda en casi toda su extensi¨®n (sziget es isla en h¨²ngaro), en medio del Danubio y a un paseo caminando del centro monumental de Budapest. Unas 120 hect¨¢reas de bosque esconden 51 escenarios de distintas dimensiones rodeados de miles de tiendas de campa?a. Una extensi¨®n dif¨ªcilmente abarcable pero no desmoralizante. Con 24 horas de espect¨¢culos ininterrumpidos, c¨®mo y cu¨¢ndo se duerme aqu¨ª es un misterio que en el segundo d¨ªa de festival no parece preocupar a nadie.
Tras dos jornadas de bandas locales y un macroconcierto contra el racismo, el mi¨¦rcoles arrancaba Sziget con los espa?oles Ska-P y la brit¨¢nica Lily Allen en el escenario principal (con capacidad para 60.000 personas). ?Otros cabezas de cartel? Faith No More, The Prodigy o Buena Vista Social Club. Cosas de la fusi¨®n en su sentido m¨¢s psicotr¨®pico. La banda ska punk vallecana, bastante populares por aqu¨ª, arroll¨® con cualquier barrera idiom¨¢tica. "Lega-legalizaci¨®n es un mensaje universal", explicaba una asistente. Allen, que unas semanas antes cancel¨® su cita con el FIB Heineken, arranc¨® aqu¨ª puntual y ofreci¨® exactamente lo opuesto a lo esperado: arropada por una banda solvente, demostr¨® un sorprendente poder¨ªo vocal y tener la gracia de un sandwich de pepino. Pese a lo apreciable de su repertorio, su pop ligeramente rapeado y trufado de una buena manta de fucks no encaja en la moldura de un estadio. Lo intent¨® empalmando su pen¨²ltimo ¨¦xito, The fear, con el megahit discotequero del a?o Day'n'nite, de Kid Cudi, pero no cuaj¨®. En clave pos ir¨®nica, version¨® Womanizer, de Britney Spears, y tampoco. Con todo, la otrora reina de MySpace se despidi¨® con un "creo que sois la mejor audiencia que he tenido".
M¨¢s confiados estuvieron La Fura dels Baus. La compa?¨ªa teatral catalana celebra 30 a?os de carrera con el estreno del aparatoso El latido del bosque, un rito tel¨²rico alrededor de la naturaleza dise?ado especialmente para la ocasi¨®n y que repetir¨¢n cada noche hasta el ¨²ltimo d¨ªa. El sempiterno aire noventero de sus producciones esta vez s¨ª encaj¨® en el enclave, convenientemente ecol¨®gico. Sesenta int¨¦rpretes suspendidos en el aire, procesiones estilo Semana Santa, una gr¨²a mastod¨®ntica y fuegos artificiales hicieron vibrar a un p¨²blico definitivamente entregado. Desde luego, uno de los platos fuertes del festival. L¨¢stima del inexplicable n¨²mero de la soprano g¨®tica a lo M¨®nica Naranjo chirriando en un conjunto bastante result¨®n.
La Fura lidera "el foco Catalu?a" que este a?o ha programado el festival, algo as¨ª como "el pa¨ªs invitado". Lo completan actuaciones de Muchachito Bombo Infierno o La Troba Kung-F¨². Otros "focos" del festival son el vig¨¦simo aniversario de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn (con una r¨¦plica del muro para graffitear) y del restablecimiento de las relaciones diplom¨¢ticas entre Hungr¨ªa e Israel.
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