Un minusv¨¢lido con pistola
En los ochenta, cuando visitaba Nueva York, sol¨ªa pasar por el Lone Star Caf¨¦. Una anomal¨ªa en el downtown: decorado como una roadhouse sure?a, en su tejado imperaba un lagarto gigante, que parec¨ªa mirar despectivamente la agitaci¨®n neoyorquina. El Caf¨¦ de la Estrella Solitaria se vend¨ªa como "embajada de la Rep¨²blica de Tejas"; all¨ª acud¨ªan los tejanos residentes en Manhattan, cuando atacaba la morri?a. Yo me apuntaba por los fant¨¢sticos conciertos de blues, country, soul, tex-mex.
El Lone Star tambi¨¦n funcionaba como restaurante; una noche llegu¨¦ antes de la hora anunciada para la aparici¨®n de Dr. John. El local estaba vac¨ªo (diga lo que diga Kinky Friedman en sus novelas, no era un gran negocio; de hecho, cerrar¨ªa poco despu¨¦s). Cenaba otro cliente, un caballero corpulento en silla de ruedas. Le observ¨¦ discretamente: todo encajaba. Quise confirmarlo con la camarera: "Ese hombre, ?no es Doc Pomus?". Ella se sobresalt¨®: "?De qu¨¦ le conoce? Es un se?or del barrio".
?No! Quise gritarle. Para ella, pod¨ªa tratarse de un cliente m¨¢s pero era historia viva del rock and roll. Con su socio, Mort Shuman, hab¨ªa escrito piezas excitantes para Elvis: Viva Las Vegas, Little sister, His latest flame. Hab¨ªan alimentado la gran ¨¦poca de Atlantic Records, con joyas para Ray Charles (Lonely Avenue), Big Joe Turner (Boogie woogie country girl), los Drifters (Save the last dance for me).
Tambi¨¦n sab¨ªa que, consistentemente, la vida le reparti¨® malas cartas. Un ataque de polio le oblig¨® a llevar muletas. Aun as¨ª, actuaba cantando rhythm and blues (era rar¨ªsimo que un blanco -?y jud¨ªo!- cultivara esa m¨²sica en los a?os cincuenta). Grab¨® con excelentes instrumentistas negros pero nada pas¨®. Finalmente, hall¨® hueco en el Brill Building, fabulosa colmena de compositores en Broadway.
En 1965, aquella existencia confortable se desmoron¨®. Un accidente redujo su movilidad. Su esposa le abandon¨®. Al poco, Shuman, que generalmente confeccionaba la m¨²sica de las sublimes canciones que firmaban juntos, se fue a Par¨ªs, donde tuvo ¨¦xitos y se dedic¨® a traducir a Jacques Brel. Bien entrados los setenta, Doc se recuper¨® al conectar con Dr. John, Willy DeVille y otros amantes del soul urbano de Atlantic. Sus nuevos temas, resabiados himnos a la esperanza, fueron registrados por B. B. King, Irma Thomas y otros gigantes. Ten¨ªa alumnos inesperados: tras su muerte en 1991, Lou Reed le dedicar¨ªa su Magic and loss.
Pero la lluvia de reconocimientos a¨²n no hab¨ªa comenzado cuando yo le conoc¨ª. Me acogi¨® cordialmente, aunque no me atrev¨ª a confirmar una confidencia de Willy DeVille: como tipo buenazo, Pomus era asediado constantemente por colegas en apuros. Aceptaba los sablazos pero, si no ten¨ªa dinero, les prestaba una pistola. No deb¨ªan herir a nadie, explicaba, pero pod¨ªan atracar alguna tienda. En su universo, no hab¨ªa tanta distancia entre m¨²sicos y delincuentes.
Y con todo... cuando me desped¨ª, Doc me hizo una petici¨®n maravillosamente ingenua: "Saluda de mi parte a mis fans en Espa?a". Con demasiado retraso, cumplo con su deseo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.