La patria del teatro
La primera vez que se represent¨® Medea fue en el 431 antes de Cristo. Desde entonces se conoce esa tragedia de desamor y venganza con aquel texto de Eur¨ªpides o con el de otros creadores que han contado esa historia a su manera, como S¨¦neca, Corneille, Pasolini, Anouilh, Ovidio y Heiner M¨¹ller, sin olvidar versiones oper¨ªsticas (Cherubini y Theodorakis) o parodias musicales que llegaron a Broadway.
Medea ha marcado tambi¨¦n a directores y actrices. Y al Festival de Teatro de M¨¦rida, inaugurado y creado en 1933 por Margarita Xirgu, con una versi¨®n que Miguel Unamuno hizo de esta obra, bas¨¢ndose en S¨¦neca. El Teatro Romano emeritense ha visto 16 Medeas interpretadas por actrices emblem¨¢ticas como Nuria Espert, Montserrat Caball¨¦ y Manuela Vargas. El pr¨®ximo jueves ese escenario recibir¨¢ una nueva. Blanca Portillo, actriz que ha entrado por derecho propio en el universo de las grandes y elegidas, transita una vez m¨¢s por el universo del esloveno Tomaz Pandur, con quien se encontr¨® en Barrocco y Hamlet.
"El secreto de este mito a¨²n no ha sido desvelado. Un velo de misterio lo cubre, permanece a¨²n sin resolverse"
Fundador de la compa?¨ªa Pandur Theaters, el director se ha convertido en uno de los m¨¢s reclamados por teatros internacionales. Su propuesta cuenta con un pr¨®logo y un ep¨ªlogo en los que deja claro que Medea invita a so?ar. Sue?o que ha puesto en pie con su equipo de cabecera: los dramaturgos Darko Lukic y Livia Pandur, la m¨²sica de Silence (m¨¢s el Lacrimosa de Mozart), escenograf¨ªa de Numen, core¨®grafo Ronald Savkovic, vestuario de Angelina Atlagic y sus dos actores fetiche en Espa?a: Blanca Portillo y Asier Etxeand¨ªa. Junto a ellos dos importantes nombres de la escena: Julieta Serrano y Alberto Jim¨¦nez. Y un pu?ado de actores como argonautas y como mujeres de la C¨®lquide. Ellos trabajan la tierra en tiempos de paz. Ellas tocan y cantan m¨²sicas inquietantes con aires de sones de los Balcanes.
Su Medea es una mujer an¨®nima, una refugiada, una exiliada que lleva 3.000 a?os caminando por el mundo. El poeta, al hablar de ella, se pregunt¨® si puede haber mayor dolor que el de perder la patria. Pandur no oculta que su Medea tiene mucho de autobiogr¨¢fica: "Yo he perdido mi pa¨ªs, que jam¨¢s volver¨¢ a existir. Soy yugoslavo, lo ser¨¦ siempre, pero llevo 18 a?os tratando de encontrar mi pa¨ªs; Medea hace lo mismo hasta que se da cuenta de que no existe, que est¨¢ en su coraz¨®n. Yo tengo el teatro, donde creamos nuestros propios mundos, donde escapamos de una realidad, para alcanzar otra en la que podemos creer, Medea es un homenaje, una deuda que tengo con el teatro". Pandur dice que, de tener patria ser¨ªa el teatro: "Un lugar donde puedes ser t¨², con todo el dolor, la rabia, la ternura; y aunque el ser ap¨¢trida te hace ser m¨¢s fuerte, nunca est¨¢s en una situaci¨®n confortable, lo que te hace arrastrar un complejo de inferioridad con el cual te levantas cada ma?ana y al tiempo que tomas el caf¨¦ tienes que enfrentarte a eso y tratar de superarlo". Guarda silencio. Portillo le mira asombrada, consciente de que Pandur est¨¢ hurg¨¢ndose las entra?as. El director contin¨²a: "Eso de ?qu¨¦ buenos y talentosos somos! es todo mentira, lo de superar el complejo de inferioridad es lo brutal y lo importante, y decirte existo, soy, en lo bueno y en lo malo".
En su montaje, puesto en pie en la sala de ensayos del Teatro Espa?ol de Madrid, quedan cosas por matizar. Sabe que la obra durar¨¢ menos de dos horas en las que Jas¨®n y Medea se ven atrapados en mundos que evocan al neorrealismo italiano, atm¨®sferas metaf¨ªsicas e incluso esot¨¦ricas, im¨¢genes de pinturas cl¨¢sicas o los mundos de aislamiento, soledad y melancol¨ªa de Edward Hopper. "Es una Medea del cielo y de la tierra, con los pies s¨®lidos, pero los brazos tan altos que pueden sostener el cielo", explican Pandur y Portillo en una conversaci¨®n entre ellos. Pandur suelta cosas en espa?ol, menos cuando quiere afinar una idea que lo hace en ingl¨¦s. Ella cuando quiere ser bien entendida, le habla en un ingl¨¦s fluido. "Medea es una diosa, una protagonista de la mitolog¨ªa, pero tambi¨¦n es protagonista de su propia vida. Intentamos traer 3.000 a?os de memoria emocional hasta hoy y para ello hay que tocar arquetipos b¨¢sicos de la civilizaci¨®n que llevamos dentro; nuestro espect¨¢culo est¨¢ dedicado a aquellos que est¨¢n en fuga, hablamos tambi¨¦n de los refugiados del alma", se?ala Pandur para quien Medea representa el exilio en todos los sentidos. Portillo asiente y a?ade: "Los mitos est¨¢n para ser destruidos, ella es un icono de estos tiempos, no es una mujer que se queje de su destino, no culpa a otras fuerzas".
"Como director es una oportunidad maravillosa para cocrear im¨¢genes que una vez surcaron la superficie de los ojos de Medea", asegura Pandur quien de nuevo se enzarza a codeclarar con Portillo. "Hay seres humanos que nunca pertenecer¨¢n a para¨ªsos concretos, para ser ellos quienes son se autoexpulsan, y eso molesta, es inc¨®modo. ?se es el exilio interior de Medea, frente a Jas¨®n que se mueve por un sue?o abandonado a mitad camino, ah¨ª est¨¢ la traici¨®n a Medea", dicen ambos.
Pandur cree que la lectura que hacen en el montaje est¨¢ entre lo apol¨ªneo y lo dionisiaco. "El que la libertad de ella est¨¦ por encima de todo es la raz¨®n por la que Eur¨ªpides la salva, estamos ante un autor revolucionario", apunta Pandur mientras Portillo, menos nietzscheana y m¨¢s freudiana, apostilla: "Ella es una Medea madre, no est¨¢ enamorada por encima de sus hijos, simplemente no quiere para ellos una vida mediocre e indeseable y se dice 'yo les di la vida, yo se la quito'; y Jas¨®n no sabe lo que est¨¢ buscando, no sabe que el Vellocino de Oro es ella".
Ambos son conscientes de que a las piedras de M¨¦rida hay que tenerles mucho respeto: "Es un sitio conectado entre la tierra y el cielo, como Medea, sabemos que es un lugar sagrado, pero nuestro trabajo est¨¢ hecho con honestidad y amor". Ello no quita que Portillo en un ataque de sinceridad a?ada: "Yo me cago viva por sistema y en M¨¦rida, pues m¨¢s". La tranquiliza que Pandur tenga amplia experiencia en anfiteatros griegos y romanos.
Julieta Serrano, que ha visto muchas Medeas, confiesa que ¨¦sta le impresion¨® nada m¨¢s leer la versi¨®n de Darko y Livia. Ella es de las poqu¨ªsimas actrices que ha conseguido trabajar siempre con grandes innovadores de la escena y el cine. A¨²n hoy, ya septuagenaria, siguen reclam¨¢ndola los vanguardistas del teatro. "Me halaga, me pirria y las propuestas de Pandur me han estimulado mucho; lo fascinante es que tras llevar a cabo sus sugerencias que no siempre entend¨ªa, me daba cuenta luego de por qu¨¦ las hac¨ªa, es de una imaginaci¨®n sobresaliente y nunca gratuita".
Asier Etxeand¨ªa, que transita por dos personajes, un Centauro pasoliniano y un chulazo mediterr¨¢neo, dice: "Pandur es lo m¨¢s cercano al arte que yo conozco". Destaca la profunda investigaci¨®n que Pandur ha hecho en torno a cuestiones culturales, sociales, geogr¨¢ficas y pol¨ªticas de la ¨¦poca en la que se sit¨²a la acci¨®n.
Los ¨²nicos dos actores que tienen la experiencia de haber trabajado en el Teatro Romano de M¨¦rida son Serrano y Alberto Jim¨¦nez. "Esta Medea est¨¢ marcada por el esfuerzo por humanizar los personajes, intentando reconocer qu¨¦ hay de cotidiano en lo que les pasa", dice Jim¨¦nez, quien al hablar de una escena entre ¨¦l y Portillo sostiene que podr¨ªa haberla escrito Almod¨®var: "Y es de Eur¨ªpides, este montaje tiene algo de budismo balc¨¢nico, lo que pretende contar Pandur tiene que ver con el encuentro de comuni¨®n m¨¢xima entre dos seres humanos, est¨¢ siendo un viaje alucinante; he o¨ªdo por ah¨ª decir que Pandur es un esteta, cuando lo que pasa es que tiene una concepci¨®n global de lo que es un espect¨¢culo, no quiere tanto actores, si no artistas que sepan tocar, bailar, cantar...; he trabajado con gente muy interesante, pero esta mirada tan global y este empe?o de tocar algo tan profundo, nunca lo hab¨ªa visto".
Darko Lukic, profesor de la Academia de Arte Dram¨¢tico en Zagreb (Croacia) y uno de los grandes dramaturgos y novelistas de la antigua Yugoslavia, comenta que ¨¦l y Pandur se plantearon una Medea contempor¨¢nea. "Eur¨ªpides es un gran cl¨¢sico al que podemos leer, admirar, respetar, pero con modos muy contempor¨¢neos, la historia de Medea trata de inmigrantes y ap¨¢tridas de un mundo civilizado y bien organizado, pero no abierto a los diferentes, y ser mujer en una civilizaci¨®n muy masculina y machista es el viaje de una tragedia". Tanto Pandur como Lukic sostienen que el secreto de este mito a¨²n no ha sido desvelado: "Un velo de misterio a¨²n lo cubre, permanece a¨²n sin resolverse, y tambi¨¦n es la historia de una tragedia ¨ªntima de un amor desgraciado".
Medea. Festival de Teatro Cl¨¢sico de M¨¦rida. Teatro Romano. Del 20 al 23 y del 25 al 30 de agosto.
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