Diez d¨ªas esperando en el Latok II
El cansancio y las dificultades t¨¦cnicas de la ruta retrasan el rescate de ?scar P¨¦rez
?scar P¨¦rez suma hoy diez d¨ªas de absoluta soledad, precariedad y angustia en una repisa de nieve, a 6.200 metros de altura y en una complicad¨ªsima monta?a como el Latok II. Las labores de rescate han chocado, estas ¨²ltimas horas, con dos realidades: la dificultad del terreno y la condici¨®n f¨ªsica de los rescatadores. "Puestos a pedir milagros, hubi¨¦ramos necesitado cinco alpinistas en plenitud de facultades y bien aclimatados, tipos que pudiesen volar monta?a arriba", razona Lorenzo Ortas, coordinador desde Huesca del rescate. La realidad poco tiene que ver con el milagro al que alude: los cinco alpinistas espa?oles trabajan mermados de fuerzas, con la aclimataci¨®n justa como para no sufrir en sus carnes los problemas derivados de la altura; los gu¨ªas norteamericanos, todo voluntad, acusan la fatiga de una dur¨ªsima y reciente expedici¨®n al K 2, y marchan con la reserva encendida; los porteadores de altura balt¨ªs, aclimatados y fuertes, tambi¨¦n se cansan, y no son tan t¨¦cnicos como los occidentales.
"Somos humanos. Pedir m¨¢s es imposible", dice el coordinador
Las previsiones de alcanzar hoy el lugar en el que aguarda ayuda el accidentado se han diluido, y todos miran ya de reojo los partes meteorol¨®gicos, suplicando que el empeoramiento del tiempo previsto para el martes 18 se retrase o, al menos, no acarree precipitaciones. Jordi Corominas, Dani Ascaso, Sim¨®n El¨ªas, Jonathan Larra?aga y Jordi Tosas necesitan tiempo para que su organismo asimile la altura, para poder forzar su f¨ªsico. Pero el tiempo se ha convertido, ahora m¨¢s que nunca, en un muro contra el que todos temen chocar. Por si fuera poco, las cargas de comida y material de los porteadores, lanzadas desde un helic¨®ptero, se han echado en parte a perder. El cuadro resulta cada vez m¨¢s comprometido y necesitado de grandes avances. "Somos humanos. Pedirles m¨¢s es imposible", dice Ortas.
Poco a poco, se conocen detalles del accidente. ?lvaro Novell¨®n explic¨® que mientras acomet¨ªan el descenso, ?scar le advirti¨® de que negociaba con una secci¨®n de hielo podrido. Segundos despu¨¦s, escuch¨® su ca¨ªda, lo encontr¨® 40 metros por debajo de la arista, le socorri¨® y, juntos, trataron de perder altura para remontar hasta la arista por una canal de nieve. Con una pierna y un brazo rotos, la tarea se revel¨® imposible para el herido, y ambos convinieron que lo mejor ser¨ªa que ?lvaro se desprendiese de todo su material para buscar ayuda. ?scar supo desde ¨¦se instante que la espera ser¨ªa muy larga, m¨¢xime en una monta?a tan compleja y en un itinerario que hab¨ªa rechazado con anterioridad 25 intentos y a muchos escaladores de ¨¦lite. Afortunadamente, la ca¨ªda se produjo hacia el lado sur de la monta?a, que goza de muchas horas de sol, lo que aten¨²a mucho el sufrimiento del herido.
Corominas y Larra?aga, junto a varios porteadores, fijaron ayer cuerda hasta 200 metros por debajo del collado que conduce a la arista. All¨ª, exhaustos, fueron relevados por el norteamericano Zangrilli, quien remat¨® la faena. Ahora, la segunda mitad del equipo remontar¨¢ la pared ayud¨¢ndose de las cuerdas fijas y cargando con m¨¢s cuerda para coser la v¨ªa y asegurar su retirada, con o sin ?scar. Lo har¨¢n de noche, a la luz de sus l¨¢mparas frontales, evitando al m¨¢ximo las horas en las que el sol pega con fuerza, les deshidrata y agota. El trabajo que aguarda hoy a Tosas, Ascaso y ?lvaro Novell¨®n es complejo: una vez en la arista deben fijar cuerda sobre un terreno complicado que conduce a los pies de un espol¨®n, muro que presenta las mayores dificultades t¨¦cnicas de la ruta.
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