La vieja y flexible conspiraci¨®n del PP
La acusaci¨®n gen¨¦rica a los poderes del Estado comenz¨® al d¨ªa siguiente de la detenci¨®n de Correa y evolucion¨® hasta culminar en las escuchas de Cospedal
Esta todo ah¨ª, en ese v¨ªdeo. Mariano Rajoy, en la sede del PP, rodeado por los m¨¢ximos dirigentes de su partido, el 11 de febrero de 2009, se coloca frente a un atril y dice: "Esto no es una trama del PP, como algunos pretenden. Esto es una trama contra el PP". Rajoy se centra en las informaciones period¨ªsticas y describe una trama en la que est¨¢n el fiscal general del Estado, el juez Baltasar Garz¨®n y el Gobierno. Pide la comparecencia del fiscal general en el Congreso para que explique "el diferente trato que la Fiscal¨ªa da a los partidos pol¨ªticos". "Nunca en Espa?a, ni con Su¨¢rez, ni con Calvo-Sotelo, ni con Gonz¨¢lez, ni con Aznar, se hab¨ªa hecho un uso tan partidista de la fiscal¨ªa como hasta ahora". Exactamente igual lo dijo Arenas este jueves, seis meses despu¨¦s. "El 100% de los casos afectan al PP. Nunca afectan al PSOE". Rajoy tambi¨¦n lanza la idea de que lo que est¨¢ ocurriendo es propio de dictaduras: "Cre¨ªamos que estas cosas estaban superadas hace tiempo". Como ahora.
A los populares les consta que gente de su partido tiene el tel¨¦fono pinchado
Acusan al Gobierno de utilizar jueces, fiscales y polic¨ªas para acosarles
Los dirigentes del PP que llevan dos semanas de agosto denunciando un supuesto acoso de las instituciones contra su partido no se basan en ninguna actuaci¨®n judicial, policial o pol¨ªtica de los ¨²ltimos seis meses. Todo lo dijo ya Rajoy ese 11 de febrero cuando s¨®lo hab¨ªan pasado cinco d¨ªas de la detenci¨®n de Francisco Correa, el jefe de la trama corrupta que logr¨® decenas de millones de euros en adjudicaciones de Gobiernos del PP. No se pod¨ªa sospechar todo lo conocido despu¨¦s. Sin embargo, la conspiraci¨®n, la acusaci¨®n gen¨¦rica a todos los poderes del Estado, estuvo ah¨ª desde el minuto uno. Aunque se ha adaptado a las circunstancias.
- Estalla el esc¨¢ndalo. En el primer fin de semana, los peri¨®dicos publican informaci¨®n a mansalva sobre Correa y sus negocios, incluidas las grabaciones en las que salen mencionados muchos dirigentes del PP. Ese mismo s¨¢bado, Esteban Gonz¨¢lez Pons marca el tono de la estrategia a seguir: dice que el Gobierno utiliza la fiscal¨ªa y la polic¨ªa "en una estrategia de eliminaci¨®n del PP".
El domingo, la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal hace p¨²blico el argumento completo: "No vamos a consentir que se nos implique en ninguna campa?a de financiaci¨®n ilegal o de corrupci¨®n porque el PP no reconoce absolutamente como partido ninguna responsabilidad en los asuntos que est¨¢n apareciendo en diversos medios. Esto es una operaci¨®n de acoso y derribo contra el PP. El PSOE, que no nos puede dar lecciones porque es el partido de los GAL y de Filesa, est¨¢ utilizando de forma escandalosa al Ministerio del Interior, la fiscal¨ªa y otros poderes del Estado en beneficio propio".
Para entonces s¨®lo hab¨ªa dos cargos del PP imputados. Dos alcaldes, que dimitieron. A pesar de que el PP est¨¢ en supuesta "indefensi¨®n absoluta" porque no conoce el sumario, la presidenta de la Comunidad de Madrid cesa fulminantemente a un consejero muy cercano a ella s¨®lo tres d¨ªas despu¨¦s de la detenci¨®n de Correa. Nadie seguir¨¢ su ejemplo.
- Denuncia contra Garz¨®n. El 12 de marzo, el PP presenta su segunda denuncia contra Garz¨®n ante el Poder Judicial. En ella relata una misteriosa llamada de tel¨¦fono de un polic¨ªa a Camps, el 5 de marzo, el d¨ªa en que Garz¨®n se inhibi¨® en favor del Tribunal Superior de Valencia. El polic¨ªa le comunica este hecho al presidente. El escrito da muchos detalles de la llamada y lo califica de "maniobra irregular del juez". El Consejo General del Poder Judicial archiva la denuncia.
- Una decena de imputados. Han pasado seis meses y el sumario ya no es uno, sino tres. Garz¨®n ya no se ocupa del caso, y tres fiscales, tres jueces y una sala del Supremo han visto material suficiente para seguir adelante con la "trama contra el PP". Han sido imputados cuatro cargos del PP valenciano, incluido el presidente (el caso est¨¢ archivado y recurrido al Supremo). Han sido imputados tres diputados auton¨®micos del PP de Madrid, un diputado nacional y un senador y tesorero nacional del partido, que dimiti¨®.
- Las grabaciones. Con este panorama se llega a la segunda parte de la conspiraci¨®n. El 19 de julio, EL PA?S publica una grabaci¨®n en la que El Bigotes, l¨ªder de la trama en Valencia, afirma que hace regalos a Rita Barber¨¢. ?l mismo dice que la alcaldesa de Valencia no le da nada a cambio. El PP monta en c¨®lera. Considera que la conversaci¨®n no tiene ninguna relevancia penal y que se ha utilizado exclusivamente dentro de una campa?a de filtraciones para "tratar de aniquilar" al partido. Al d¨ªa siguiente, igual que seis meses antes, Cospedal carga de nuevo contra el Gobierno, la fiscal¨ªa y la polic¨ªa. Elude contestar sobre la corrupci¨®n. Las declaraciones de dirigentes del PP poniendo el grito en el cielo por las filtraciones y apuntando a la polic¨ªa se suceden hasta el punto de que, el d¨ªa 21, Cospedal se tiene que reunir con los sindicatos policiales, que se sienten atacados. Cospedal les tranquiliza e indica que su acci¨®n pol¨ªtica va contra la fiscal¨ªa y los ministros de Justicia y de Interior, como responsables de los ¨®rganos del Estado con acceso al sumario. Igual que en febrero, anuncia que pedir¨¢ su comparecencia para que se expliquen. Les comunica tambi¨¦n que van a presentar una denuncia.
Esa denuncia llega el 24 de julio. La presenta Federico Trillo, que repite frases que colean desde febrero, como la persecuci¨®n al PP o una referencia a la dictadura. La denuncia es por un "delito continuado de revelaci¨®n de secretos", una "revelaci¨®n de actuaciones secretas" y "una interceptaci¨®n ilegal de las comunicaciones". De las filtraciones ya no puede acusar a Garz¨®n, pero en vez de acusar a los jueces de Madrid, de Valencia o del Supremo, se?ala expresamente como sospechosos a todos los polic¨ªas que hayan participado en la investigaci¨®n. Cospedal queda en evidencia ante los sindicatos policiales.
- De la prevaricaci¨®n de Garz¨®n al espionaje del Gobierno. La denuncia, adem¨¢s, recupera un dato antiguo para sostener las supuestas escuchas ilegales. La conversaci¨®n de un polic¨ªa con Camps el 5 de marzo ya no es una chapuza del juez Garz¨®n atribuible a sus prisas sino una prueba de que el presidente valenciano est¨¢ siendo grabado ilegalmente por la Polic¨ªa Judicial. En la denuncia no se dice nada parecido. En su encuentro con la prensa ese d¨ªa, Trillo alardea de haber escuchado esa conversaci¨®n, aunque se niega a decir que est¨¦ grabada. Eso lo dice Trillo despu¨¦s.
- El recurso de la fiscal¨ªa. El lunes 3 de agosto, el Tribunal Superior de Valencia archiva la causa contra Camps. Ese d¨ªa, la vicepresidenta anuncia sorpresivamente que la fiscal¨ªa recurrir¨¢ al Supremo. Cospedal se agarra a este nuevo dato para relanzar la conspiraci¨®n a un nivel superior. El martes, en un comunicado en v¨ªdeo, acusa al Gobierno de utilizar a la fiscal¨ªa para perseguir al PP m¨¢s que a ETA. Dos d¨ªas desp¨²es, en una entrevista desde la playa, acusa al Gobierno de utilizar a jueces, fiscales, polic¨ªas y servicios secretos (esto es nuevo) para acosar al PP. Y a?ade que le consta que dirigentes de ese partido tiene pinchados los tel¨¦fonos.
Ese d¨ªa, el desconcierto en el PP es palpable. Los d¨ªas posteriores, la poca gente del partido que atiende a los medios s¨®lo sabe decir que "algo saldr¨¢" y que si Cospedal lo ha dicho es porque "algo hay". Queda claro que s¨®lo ella sabe a qu¨¦ se refiere. El 11 de agosto, Trillo reitera lo que ha dicho en d¨ªas anteriores en algunas entrevistas: tiene una grabaci¨®n de la llamada de Camps. Pero no aclara por qu¨¦ en la denuncia del d¨ªa 24 ni siquiera se dice que esa conversaci¨®n est¨¢ grabada. Rajoy avala la acusaci¨®n, pero se niega a hablar de ella en detalle. Otros dirigentes van a?adiendo elementos estilo 11-M a la historia: "Que se investigue", "que se demuestre que no es as¨ª". Todav¨ªa no han dicho "queremos saber".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.